30 de agosto: Día del Detenido-Desaparecido

“(…) He tenido diálogo con familiares de todas las víctimas de desaparecidos, con esas mamás que en democracia han levantado a sus hijos de la calle y llevado a una comisaría y se los entregaron suicidados. En esto que estoy viviendo, fue clave la solidaridad de los otros. (…)” (Entrevista a Cristina Castro, Tiempo Argentino, p 20, 23/8/20)

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Las luchas en las calles siempre preceden a las resoluciones de las instituciones

El 21 de diciembre de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la resolución 65/209, declara el 30 de agosto, Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.

A fines de 2010, el organismo internacional le pone fecha de conmemoración a una práctica represiva que llevaba siglos. Remontándonos solamente y sucintamente al siglo XX, y a Latinoamérica, podemos decir que la desaparición forzada fue (y lo sigue siendo) instrumento de dominación de comunidades, vanguardias, luchadores/as, jóvenes, mujeres. Y también niños/as.

Según datos de FEDEFAM (Federación Latinoamericana de Familiares de Detenidos-Desaparecidos):“En América Latina hay más de 90.000 detenidos-desaparecidos. Cerca de 50.000 son fruto de las sucesivas dictaduras en Guatemala; 30.000 son atribuibles a siete años de Gobierno militar en Argentina; 2.500 casos se han producido en Chile; 120, en Uruguay; un número incalculable, en Paraguay, El Salvador, Honduras y Haití. Siguen sin ser esclarecidas algunas desapariciones en Brasil, Colombia y Venezuela. En México, por último, hay 507 desaparecidos, de los que la mayor parte pertenecen a poblaciones indígenas.” (El País)

Este informe es del 10 de febrero de 1983.Mucha agua había corrido bajo el puente antes y desde esa fecha a la actualidad, lamentablemente también. Pero no es casual. Desde el surgimiento de asociaciones de familiares, de sobrevivientes, de personas solidarias, que se agruparon y construyeron foros de difusión independientes, el mundo empezó a conocer lo que eran las desapariciones forzadas.

La resolución de las Naciones Unidas no es un regalo de bondad desde los dueños del poder para con las víctimas desaparecidas y sus familias. Trascendieron las paredes de las comisarías, centros de detención clandestinos y obligó a los Estados represores y sus instituciones “humanitarias” a reconocerlas como un delito grave de parte de organismos del Estado.

Cambio de política internacional, pero las desapariciones forzadas no terminaron

Así como la década del 70 fue la del Plan Cóndor, auspiciado por el Departamento de Estado del amo del Norte, que impulsó los golpes de Estado en Latinoamérica e instrumentó la colaboración de la represión a través de las fronteras, la del 80 fue de la caída de la mayoría de esas dictaduras. Las explosiones populares lo pudieron. Con las mismas “caras de poker” con que apoyaron política económica y militarmente los genocidios, llevaron adelante la política de los “derechos humanos”, por la cual el ex presidente Jimmy Carter recibió el Premio Nobel de la Paz en 2002.

Las jornadas de grandes luchas quedan grabadas en la memoria histórica. Como fue contundentemente la pelea a brazo partido en Argentina, pero no sólo aquí.México es uno de los países más golpeados por esta “pandemia” represiva, pero todos recordamos a los 43 jóvenes de Ayotzinapa, porque su desaparición el 26 de setiembre de 2014, que dejó también un tendal de muertos y heridos, generó una lucha titánica de sus compañeros de estudio, familiares, otras víctimas de la represión estatal, que conmovió al mundo.

En Argentina, después de la sangrienta dictadura donde la desaparición fue una política de Estado, contamos numerosas desapariciones forzadas en democracia. Desde Andrés Núñez el 28 de setiembre de 1990 en Villa Elvira, César Monsalve de 13 años en Trelew el 27 de mayo de 2013, y otros/as, hasta la de Facundo, suman más de una decena, a lo largo y ancho del país. La mayoría jóvenes entre 15 y 25 años, en situación de vulnerabilidad.

La pandemia sofocó, pero no asfixió a  la rebelión latinoamericana

Los gobernantes del hemisferio sur la están aprovechando para imponer una agenda represiva. Le dio letra al ministro de Defensa, Agustín Rossi, al conmemorarse el Día del Ejército: “Algo que me gustaría que suceda con este reconocimiento de FFAA es que cuando la pandemia termine se discuta una política de Defensa. Sin dejar de vista el lema Memoria, Verdad y Justicia, tengo la obligación de mirar hacia adelante. Esto es tener una Fuerza como hoy, con tareas importantes, incorporando nuevos cuadros y disciplinadas al poder político.” (Entrevista al ministro de Defensa, Agustín Rossi, (www.perfil.com, 29/5/20) En estas declaraciones también dejó bien en claro el cambio generacional, donde ya no existían militares involucrados en el genocidio. No le conocemos declaraciones sobre el comportamiento de una fuerza de seguridad, como la Policía Bonaerense, en el caso de Facundo.

Le siguió el ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Solá, al referirse al derechista Bolsonaro: » ‘La decisión de ser empresario es lo que más hay que proteger’ (…) El canciller Felipe Solá definió las diferencias actuales entre los gobiernos de Brasil y la Argentina como ‘personales’ más que ‘ideológicas’, lo que hace más difícil conciliar dos miradas del mundo muy distintas de por sí, en un escenario ya complejo a raíz de la pandemia de coronavirus. Pese a ello, dio garantías de que en uno y otro país, hay funcionarios que buscan construir la mejor relación bilateral posible.”(www.perfil.com, 15/6/20)

El gobierno de Uruguay con sus modificaciones al Código Penal, entre las cuales, las más reaccionarias: “(…) El proyecto aumenta el concepto de legítima defensa, tanto para los civiles que se vieran amenazados como también para policías o militares. En tal sentido, se propone sustituir el artículo 26 del Código Penal actual. (…) Declara ilegítimos los piquetes realizados en espacios públicos o privados ‘que afecten la libre circulación de personas, bienes o servicios’. Y se faculta el uso de la fuerza pública para disolver los piquetes a los que se refiere el artículo anterior.” (Infobae, 8/7/20)

El presidente de Chile y la golpista Áñez enfrentando a los palos a los pueblos originarios, jóvenes y mujeres que los desafían en las calles con sus reclamos democráticos y por la asistencia de la salud. La más reciente masacre en Perú, en la represión a una fiesta clandestina, con el saldo de 13 muertos, además de heridos y detenidos

Aunque amortiguada, la presencia combativa en las calles, las ansias de rebelión y las resistencias a los regímenes capitalistas en América Latina continúa. En Chile, en Bolivia, con algunas expresiones de lucha de trabajadores aún en Brasil y Argentina, donde la lucha por la aparición de Facundo volvió a poner en primera línea la pelea contra la represión institucional.

Esta efemérides, con su larga historia, es una conquista más, un reconocimiento a un método represivo que no pudieron tapar, en el plano de la superestructura política, de una realidad que nos sigue invadiendo y llevándose sus víctimas.  Y la tomamos en nuestras manos, no para que quede marcada en el almanaque, sino para que sea útil para transmitir el legado de miles de víctimas, familiares, militantes, luchadores, para enfrentar los desafíos del futuro, con la claridad de los obstáculos que debemos derribar y la claridad de quiénes son nuestros enemigos.

En contrapartida a esta lucha inmensa, tan presente y actual como la presencia de la familia de Facundo en las calles, como fue la del hermano de Santiago Maldonado, junto a los/as que la acompañamos, están presentes también los que siempre estuvieron en la vereda de enfrente. Aquí va sólo un ejemplo, de los muchos que hay, pero que representa cabalmente en quiénes nos tenemos que apoyar, aquí y en el mundo, para erradicar este flagelo. Y a quiénes tenemos que combatir con sus ideologías defensoras de los regímenes de explotación y opresión sin límites.

Vamos a tomar sólo a una institución que, no por lamentablemente conocido su rol en la dictadura, es útil ver ejemplos tan cristalinos como contundentes.

“El Papa entregó, a través del obispo castrense Santiago Olivera, con quien se reunió el 11 de enero pasado, 50 rosarios a militares condenados por delitos de lesa humanidad, que cumplen condena en distintos establecimientos carcelarios. La autoridad castrense, que visita regularmente, junto con otros prelados, a los genocidas condenados, se mostró satisfecho con la entrega de este precioso regalo enviado desde Roma. Olivera contó que ya entregó la mayoría de los rosarios en las visitas que realiza constantemente en los diferentes penales, tanto por medio de otros capellanes castrenses como por su propia persona. ‘Ya los recibieron en los penales de Ezeiza, Campo de Mayo, y en otras cárceles de Córdoba, Bariloche y Salta’, detalló el obispo castrense sobre el regalo.” (perfil.com, 18/3/20)

¡Por Facundo y por todos los jóvenes, trabajadores y mujeres víctimas de la represión del Estado!

Estas líneas no tienen otra intención que colaborar en la comprensión de que hoy, la pelea por la renuncia de Berni y el castigo a los responsables de la desaparición de Facundo está en la primera línea.

Porque la acumulación de experiencia, la tradición, la solidaridad, la fuerza de la juventudque atraviesan generaciones y fronteras,tiene el desafíode fortalecernos para enfrentar los nuevos ataques contra las legítimas aspiraciones que nos quieren cercenar antes de que maduren, antes que las hagamos realidad.

Desde esta efemérides nos plantamos por:

¡Juicio y castigo a todos los responsables de las desapariciones forzadas!

¡Basta de impunidad!

¡Fuera Berni! ¡El Estado es responsable!

 


* Un 30 de agosto de 1977 secuestraron en La Plata a Juan José Giampa y su compañera, Ana Rosa Rodríguez. Giampa fue un representante clasista y revolucionario de los trabajadores, ingresando a las filas del Partido Socialista de los Trabajadorescuando estalló un conflicto durante la construcción de Petroquímica General Mosconi, en Ensenada, en 1973. Conoció y se apasionó por las ideas revolucionarias de la mano de otro “capo” de su clase, “Cacho”, delegado de la obra de construcción en YPF y de gran trayectoria en el gremio de la Carne.

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