Crece la crisis económica

Tras el «lunes negro»: crisis del esquema económico de Caputo e incertidumbre por el acuerdo con el FMI

Comienza a resquebrajarse el frágil esquema económico de Milei y Caputo. El FMI es su único salvavidas.

La crisis asoma la cabeza y el único salvavidas de Milei y Caputo es el FMI. Los vaivenes de los principales indicadores financieros desnudaron durante todo marzo la fragilidad del «plan» económico de Milei. En el último mes, el dólar MEP acumuló una suba del 7%, el CCL un 8,2% y el blue subió un 7,7%. El último lunes fue claramente negro para Milei y Caputo. Los dólares paralelos alcanzaron sus mayores cotizaciones desde el tercer trimeste del 2024. Sólo el último día del mes, el blue escaló un 1,9%. Teniendo en cuenta que el crawling peg del gobierno está estacionado en el 1% mensual, el contraste entre el discurso oficialista y las expectativas de los grandes tenedores de divisas son abismales.

También el lunes, las operaciones de dólar futuro trabajaron con una cotización estimable en $1.170 para fines de abril, un 3,8% arriba de la ronda anterior. Anualizada, la tasa de dichas operaciones es del 108%. ¿Qué significa eso? Que los especuladores y tenedores de divisas operaron el último lunes previendo una devaluación anual del 100%, 10 veces mayor que la que establece el ritmo del crawling peg. No hace falta ser economista ni superdotado para ver que los mercados esperan una fuerte devaluación para los próximos meses, acuerdo con el Fondo y elecciones mediante.

«¿Usted no aprende, verdad?»

Por segunda vez, Luis Caputo intentó llevar calma a los mercados el último domingo. En una entrevista declaró que el gobierno no prevé ninguna devaluación para el próximo período y aclaró que espera un fuerte desembolso inicial por parte del Fondo. Como sucedió una semana antes, las palabras de Caputo no trajeron calma sino descontrol y volatilidad cambiaria. El ministro no aprende.

La mini corrida del lunes muestra que la economía es testaruda y no se mueve por el deseo de Caputo y compañía. Las tendencias devaluatorias sobre el dólar son mucho más profundas que un mero «nerviosismo» de los especuladores. La sequía crónica de dólares en la economía argentina no se terminó ni va camino a terminarse. De hecho, el proyecto económico tercermundizador de Milei sólo tiende a reforzar todo los elementos de dependencia internacional de la economía argentina, destruyendo el desarrollo industrial relativo para concentrarse únicamente en la expoliación de los recursos. ¿De dónde van a salir los dólares para el BCRA si industria local no puede competir y los patrones del agro retienen los granos para especular con la próxima devaluación?

De ahí que el gobierno dependa enteramente de la buena voluntad del Fondo para estabilizar el dólar y demás índices. La única forma de pausar la tendencia alcista es inyectarle rápidamente una buena porción de divisas al Central. Por eso Caputo hizo público que le pedirá un desembolso inicial del 40% del programa total al FMI, cifra que rondaría los USD 8.000 millones.

Pero aún cuando los voceros del Fondo (Kristalina Georgieva incluida) le dieron el visto bueno a esta idea, la volatilidad cambiaria y financiera no desapareció. Este martes la mini corrida se frenó, pero no retrocedió.

El Merval subió un 1,3% luego de haber caído un brusco 2,25% el día anterior, redondeando una caída del 1,2% respecto al viernes pasado. El riesgo país permanece arriba de los 800 puntos, más del doble del valor al que busca arribar el gobierno este año, en torno a los 300 puntos. Los dólares paralelos siguen operando arriba de los $1.300, con la brecha cambiaria en su mayor nivel en 8 meses. La «pausa» de las últimas 24 horas no implica necesariamente un freno respecto a la tendencia devaluatoria sostenida del último mes.

La volatilidad financiera es un síntoma permanente de una economía real cuyas bases de sustentación son cada vez más estrechas. El saldo de marzo muestra que el BCRA perdió USD 3.000 millones en reservas. En febrero se habían perdido otros 1.000 millones sólo por el flujo de dólares turistas hacia el exterior.

Milei, Trump y los tambores de guerra comercial

Milei y Caputo esperaban que el anuncio de acuerdo con el Fondo alcanzaran para frenar la presión devaluatoria. ¿Por qué, entonces, los mercados se resisten a ser calmados? Hay dos razones, además de los problemas estructurales de la economía argentina ya mencionados.

Por un lado, se abren toda una serie de incógnitas sobre el acuerdo real que será firmado con el FMI. El primer problema es que resulta evidente que el nuevo programa con el Fondo será de timba y pago de timba. No parece muy probable que el Fondo le regale 20.000 millones de dólares a Milei para solventar las contradicciones de la economía argentina. Todo, o casi todo lo que llegue proveniente del Fondo volverá tarde o temprano (aquí los plazos serán importantes para determinar el nivel de volatilidad cambiaria) a manos del Fondo, como pago de intereses de la deuda anterior, contraída por Macri y luego honrada por el peronismo y Milei.

A eso se suma la incertidumbre sobre cuáles serán las condiciones impuestas por el FMI para los desembolsos periódicos, que se revisan trimestralmente. El Fondo ya dejó en claro que serán más rigurosas que las del acuerdo anterior. Si bien Milei hizo escuela en hambrear a millones para ajustar los números fiscales, podría no serle tan fácil la segunda vez. Tanto por razones sociales (la cuerda de la paciencia social ya está bastante tensa) como por los números duros. Recordemos que el año pasado el gobierno balanceó las cuentas sobre la base de patear vencimientos y pagos para años próximos, y que este año vence una considerable porción de deuda en pesos.

Por otro lado está la cuestión internacional. La guerra de aranceles recién iniciada por Trump le suma un elemento extremadamente explosivo a la economía internacional. Y pone una presión especialmente fuerte sobre las economías dependientes como la Argentina. Por poner algunos ejemplos, en las últimas horas Trump anunció la imposición de aranceles «mutuos» sobre todos los países del globo. Esto significa que EEUU tenderá a igualar los aranceles sobre productos provenientes de países que arancelan los productos estadounidenses. EEUU es el tercer socio comercial de la Argentina (detrás de Brasil y China) y los aranceles argentinos eran hasta ahora 4 veces mayores a los aranceles de EEUU sobre productos argentinos. De igualarse la ecuación, el saldo podría ser doloroso para el balance comercial argentino.

El último lunes, la guerra de aranceles redundó en una caída de la bolsa en Wall Street y Tokio, entre otras. Casi al mismo tiempo, Japón anunció un tratado de libre comercio con Corea del Sur y China. Esto luego de que Trump dijera públicamente que Japón es un «aliado estratégico» de EEUU en la competencia global con China.

Es evidente que arribar al acuerdo con el Fondo sería un punto de apoyo importante para que Milei imprima algo de estabilidad a la situación cambiaria y económica. El problema es que ese parece ser su único punto de apoyo posible. Y no está claro que sea suficiente. ¿Alcanzará con 8.000 millones de dólares para frenar la sangría del BCRA y terminar con la presión devaluatoria? Más aún, ¿alcanzará con 8.000 millones para evitar las patadas que la convulsionada economía global podría asestarle al gobierno tercermundizador de Milei?

No está claro que así sea en el largo plazo, en términos estratégicos. Sobre todo porque el atraso cambiario de la moneda nacional es evidente para todos, incluido el Fondo. Aún con el «considerable desembolso» que busca el gobierno, la suma de inestabilidad internacional, atraso cambiario y sequía crónica de divisas es extremadamente explosiva.

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