Se extiende y profundiza la rebelión de Enfermería

21N: La marea blanca copó las calles de la ciudad

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El movimiento desatado semanas atrás como reacción a la aprobación de la ley que excluye a las enfermeras de la carrera profesional en CABA, sigue creciendo y continúa sumando hospitales y sanatorios privados, no sólo en Capital y Prov. Bs. As., sino que se está replicando en las provincias de todo el país.

La característica más sobresaliente del proceso es que estamos ante una verdadera marea blanca, un proceso imparable que surge desde las bases, sumando decenas de miles de enfermeras y trabajadores de la salud, que han salido a luchar por su dignidad, y que tienen un objetivo claro: ser reconocidos como profesionales.

La nefasta ley enviada por Larreta y aprobada por los legisladores del PRO, la UCR y ECO fue la gota que rebalsó el vaso. El motor de este movimiento es un sentimiento que viene desde lo profundo, es un grito de rebelión del sector más explotado y postergado de la salud, que sale a luchar contra la precarización y superexplotación a la que están sometidos, relegando incluso de compartir horas con la familia para tener una vida digna.

Es la rebelión al manoseo y ninguneo  que sufren desde siempre a manos de directores, gerentes y jefes, que los tratan como el último orejón del tarro, defendiendo a ultranza el modelo hegemónico donde todo gira alrededor del médico, reproduciendo al interior de las instituciones la división entre clases característica de esta sociedad, donde el trabajador no cuenta para nada.

La exclusión de Enfermería de la carrera profesional es una provocación imposible de aceptar, más cuando desde hace años las enfermeras han tenido que estudiar y perfeccionarse para estar a la altura de los constantes avances en los métodos, procedimientos y tecnología hospitalaria para una mejor atención de los pacientes.

Este ataque está en línea con el ajuste permanente de los presupuestos para la salud pública que impone el gobierno de Macri, donde la implementación de la CUS (Cobertura Universal de Salud) tiene el objetivo de desfinanciar el hospital público para favorecer a los empresarios privados que lucran con la salud de la población.

La aprobación de la Ley 6035 de CABA es una bajada de línea para todo el país y para todo el sistema de salud. Excluir a las enfermeras y no reconocerlas como profesionales es la mejor manera de no pagarle un salario acorde a sus funciones; es en definitiva dejar plasmado en una ley que las enfermeras están condenadas a ser mano de obra barata. La convicción de que esto comenzó en CABA, pero que se aplicará en todo el país y en todos los niveles, es lo que impulsa a las miles de enfermeras a sumarse a la pelea.

La fuerza de este movimiento está en la participación masiva, decenas y decenas de hospitales, sanatorios y centros de atención se dieron cita este 21 de Noviembre, una marcha impresionante que copó las calles de la ciudad, un Día de la Enfermería que quedará en la historia porque en lugar de celebrar  las enfermeras salieron a luchar por su profesión, por su dignidad como trabajadoras.

Es un movimiento genuino que surge de las entrañas  de las enfermeras, que desconoce a los dirigentes de sindicatos o asociaciones que siempre los han traicionado como (SUTECBA, SITRE, AECAF, ALE) que desconfían de los “políticos” que prometen mucho y no cumplen con nada. Esta sana “anarquía” fue la tónica dominante durante la marcha del 9 como en la del 21N; hoy se vieron a decenas de grupos de enfermeras autoorganizadas detrás de la bandera de su hospital o sanatorio, la mayoría de ellas seguro era la primera vez que participaban de una marcha. Esta irrupción masiva se llevó puestos a los sectores como la autodenominada “coordinadora” impulsada por ATE Capital y el kirchnerismo, y ATE Nacional, que por más que trajeron los “camioncitos” de sonido para intentar dirigir, la gente no esperó sus órdenes y comenzaron a marchar a Plaza de Mayo cuando ellos mismos decidieron.

El desafío que tiene este movimiento autoconvocado es fortalecer y organizar a las miles de enfermeras que salieron a luchar en una verdadera coordinadora representativa de las bases, poniendo en pie asambleas por hospital y sanatorio, que discutan y debatan los pasos a seguir, que voten propuestas y que elijan representantes para darle forma a un plan de lucha que logre el reclamo por el que se está peleando: una ley que incluya a Enfermería y a todos los sectores en la carrera profesional de salud.

En ese sentido, es decisivo identificar el problema político que enfrenta el movimiento. Ese problema tiene nombre: se llama Ley 6035 Carrera Profesional de Salud y tiene apellido: Larreta Jefe de Gobierno de CABA. Esta definición implica que la pelea central es de los hospitales de Capital, para que gane este movimiento hay que doblarle el brazo al Ejecutivo de la ciudad, profundizando el conflicto en CABA y sumar el apoyo del resto de la profesión.

Teniendo en cuenta esto, desde la Corriente Sindical 18 de Diciembre opinamos que si bien hasta ahora ha sido positivo marchar a Plaza de Mayo, corremos el riesgo de que el reclamo se diluya. Para ganar hay que acorralar a los responsables, hay que preparar un plan de lucha con trabajo a reglamento (no realizar tareas que no corresponden), paros parciales para realizar asambleas y  organizar un gran paro general de todos los hospitales de CABA con una gran marcha  a la sede del Gobierno de la Ciudad para exigir que Larreta dé marcha atrás con la ley y se comprometa a la discusión de una nueva ley que contemple a todas las profesiones, con salarios dignos y sin precarización ni flexibilización laboral.

¡Viva la lucha de las enfermeras! ¡Todos somos profesionales!

Héctor “Chino” Heberling,  Corriente Sindical 18 de Diciembre

 

 

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