Intervención de Santiago Follet, compañero que viene de Argentina y es miembro de la dirección de Socialismo o Barbarie en Francia. Hizo sus primeros años de militancia en Argentina en el Nuevo MAS, desde hace 10 años milita en Francia, donde ha vivido la experiencia de los chalecos amarillos y ha participado en la organización de la huelga de asistentes de educación (AED) en Francia. Militó en la Universidad “París 8” donde participó de la Coordinación Nacional Estudiantil y en la campaña de solidaridad internacional de estudiantes con Palestina.
Antes que nada, quiero agradecer por la presentación y decir que estoy realmente contento y emocionado de escuchar las intervenciones de les compañeres. Particularmente escuché con mucho interés y entusiasmo la intervención de Ramiro Manini de Argentina cuando decía que “en Argentina hay crisis y cada semana tenemos la sensación de que el gobierno de Milei va a caer”, porque entiendo que es una buena introducción para mi intervención sobre la situación en Francia.
Entre les compañeres decimos en chiste que Francia vive un proceso de “Argentinización”, por esta crisis permanente que vivimos con el gobierno de Macron. Tenemos la sensación de que no logra gobernar, que llega con la última gota de aliento al fin de su mandato, y que busca sostenerse como puede hasta las elecciones municipales y las presidenciales. Porque después de años y años de atacar políticamente las causas sociales, de medidas antisociales, antidemocráticas, de ajuste presupuestario y represión; no logra convencer a nadie de que su programa de gobierno favorezca los intereses de las mayorías sociales.
La última iniciativa del gobierno de Macron es este presupuesto de guerra social para rearmar Francia para la situación de guerra e inestabilidad internacional. Es un proyecto de aumento del presupuesto militar, triplicación del presupuesto del ejército y reducción en educación, salud y servicios públicos. Lo intentó su Primer Ministro Bayrou y le fue muy mal. Tuvo que irse del gobierno, porque frente a estos ataques permanentes la gente se rebeló y se movilizó.
Las movilizaciones hicieron caer a Bayrou. El 10 de septiembre, la marcha que llamó a “parar toda Francia” y se movilizó por todos lados a nivel nacional, se une a esta ola de revueltas, de bronca y movilización internacional contra el capitalismo.
Ese movimiento, que se inició el 10 de septiembre, no fue contra una medida en particular sino que tuvo como objetivo terminar de conjunto con el gobierno de Macron y decir “Fuera Macron” para instaurar algo nuevo, una nueva sociedad. Para tirar abajo la 5ta República y empezar a pensar de manera colectiva cómo podemos organizar de otra manera la economía.
Macron dejó ir a Bayrou y eligió a Lecornu, que tampoco tuvo éxito. Y ahora vemos un espectáculo patético de la burguesía en el poder, que parecen amateurs que intentan gobernar y fracasan.
Este movimiento del 10 de septiembre llega con una acumulación de luchas contra Macron, porque Macron no se aguanta más. No ha parado con sus ataques utilizando el artículo 49.3 – que permite al gobierno imponer la aprobación de una ley sin votación, a menos que el parlamento apruebe una moción de censura- : con la reforma laboral, previsional, con medidas contra los extranjeros, la alianza con la extrema derecha contra la migración, la represión de la movilización social, su apoyo incondicional y activo al genocidio en Palestina, y la represión a todos los militantes que se movilizan por la causa palestina. Es un gobierno con el que hay que terminar para pasar a otra cosa, a otro proyecto político. Es ese el objetivo, la intención y la voluntad del movimiento del 10 de septiembre, pero la movilización que empezó el 10 de septiembre tuvo que hacer frente al problema de su dirección política.
Nosotros alertamos desde el principio del movimiento sobre la necesidad de la autoorganización por la base, de la organización de huelguistas y personas movilizadas en lugares de estudio y de trabajo para continuar la movilización. Porque sabíamos del peligro de que la dirección política y sindical de la izquierda institucional encierre toda esa bronca popular que quería transformarlo todo en las instituciones y el diálogo social. Y fue exactamente lo que pasó.
Las direcciones sindicales no quisieron llamar a la movilización del 10. Se contentaron las más progresistas, como la CGT, a un pequeño llamado a la movilización del 18 de septiembre con una consigna menos radical. Luego marcharon el 2 de octubre y desde entonces lo único que hicieron fue diálogo social, retroceso y negociación para salvar al gobierno de Macron. Desde el 2 de octubre que a la Intersindical no se le escucha ninguna iniciativa ni propuesta para continuar esta movilización que quería transformarlo todo.
Por su parte, la izquierda institucional y las organizaciones políticas como La Francia Insumisa y el Nuevo Frente Popular se esforzaron por llevar todo al canal parlamentario y seguir el diálogo institucional, votaron alguna moción en el parlamento, pero ninguna perspectiva de lucha y movilización social. Ahora todo lo que hacen son las campañas municipales. Nosotres no estamos contra las elecciones, vamos a tener una posición para la elección municipal pero no vamos a combatir al gobierno de Macron y la extrema derecha solamente con las elecciones y con la campaña electoral. Y la política del NFP nos encierra en ver solamente qué cargo, qué diputado vamos a tener el mes que viene, no nos lleva a lo que queremos lograr que es la victoria, porque la fuerza de la movilización para el triunfo existe en este país.
Hace 10 años que vivo en Francia. Me instalé en París en 2018, justamente en el momento del Movimiento de los chalecos amarillos, y si hacemos la lista de todas las movilizaciones contra Macron – de los chalecos amarillos, de los ferroviarios, las movilizaciones contra la reforma previsional, las marchas del comité Adama contra el racismo y la violencia policial, las movilizaciones ecologistas, feministas, la movilización en apoyo a Palestina- hay una enorme fuerza de movilización y bronca de la población que se expresa en la calle y que quiere destruir este sistema y construir otro, echar a este gobierno autoritario de Macron.
Pero si solo seguimos el calendario de jornadas de lucha aisladas, sin continuidad, y el diálogo social de la dirección sindical, no vamos a poder terminar con este gobierno. Y si nos contentamos únicamente con el calendario electoral que propone la izquierda institucional con la excusa de luchar contra la extrema derecha, no solo no vamos a poder ganar la batalla contra Macron sino que si nos desmovilizamos es así como la extrema derecha va a avanzar. Es lo que describen los compañeros de Argentina y de Brasil. Si no avanzamos con la movilización y no combatimos a la extrema derecha, que es no solo parlamentaria sino extra parlamentaria, vamos a permitirles avanzar poco a poco. Nosotros no queremos economizar kilómetros de movilización, como dice Mélenchon. Queremos hacer todas las movilizaciones posibles y así transformar esta bronca de nuestra clase en una verdadera revolución para lograr la victoria. Es por esto que queremos militar por la base para transformar toda la bronca en un sentido anticapitalista y revolucionario.
Decimos que hay un problema de dirección en la lucha política y eso no lo vamos a resolver sin la construcción de un partido revolucionario. Hay que construir una izquierda revolucionaria, de combate, por fuera de la perspectiva institucional del NFP. Una izquierda revolucionaria que sea capaz de dar a todas las movilizaciones que existen un programa de salida de conjunto para construir esta perspectiva anticapitalista y revolucionaria.
Durante años el NPA intentó convertirse en esta organización independiente revolucionaria, pero la realidad es que tiene un balance muy negativo. Es una organización que terminó con decisiones como nuestra expulsión hace algunos meses y un proceso de adaptación institucional y electoral. ¿Cómo es posible ver a Philippe Poutou que dice estar contento de formar parte del Nuevo Frente Popular con François Hollande y que esa sea la perspectiva más a la izquierda que existe en el paisaje político de este país?
¿Cómo es posible que la única perspectiva que aparece a nivel electoral como independiente se vea reducida a grupos como Lutte Ouvrière, que ofrece un marxismo anquilosado del siglo XIX? Muy a la letra de lo que decían Marx y Engels pero sin ninguna relación con la realidad y los actuales procesos de lucha en Francia y el mundo, del recomienzo de la experiencia histórica de la clase obrera, con una nueva clase obrera que emerge en el mundo.
Pensamos que hace falta una refundación estructural profunda, programática, de la izquierda revolucionaria, y pensamos que con el balance crítico de todas las experiencias y fracasos que hubo en los últimos años es la única forma que podemos reconstruir un proyecto revolucionario para el país. Queremos retomar toda la tradición riquísima que existe en Francia de movilización y de construcción de organizaciones políticas, como la de la Liga Comunista Revolucionaria, la tradición de la Comuna de París, del Mayo del ‘68, de las movilizaciones del 95, de la alianza entre la clase obrera y el movimiento estudiantil, y construir un proyecto político para relanzar la batalla por la revolución socialista hoy en el siglo XXI con la nueva etapa de la lucha de clases que estamos atravesando a nivel internacional. Estamos viviendo una nueva etapa de crisis, de guerras pero que puede ser también la etapa de nuevas revoluciones.
Queremos construir un nuevo partido, que sea militante, que milite activamente en las calles, en las bases, con los trabajadores, con la juventud, con los movimientos que existen en la realidad, como el feminista, ecologista, antirracista. Que sea revolucionario, que no se contente solo con las instancias institucionales y electorales, sino que milite de verdad por la transformación del sistema. En este sentido, queremos construir un partido anticapitalista para terminar con este sistema podrido, y un partido que sea antiestalinista y antiburocrático para hacer el balance de toda la experiencia y fracaso de la burocratización de la URSS y de las revoluciones anticapitalistas del siglo XXI. Y que pueda discutir una estrategia porque la cuestión de reforma o revolución, del estalinismo, de la transición al socialismo, no son debates del pasado sino debates que se presentan hoy, con esta nueva clase obrera, con una nueva generación que quiere transformar la realidad, combatir el capitalismo y cambiar el mundo hoy en la actualidad.
Por eso al final de esta Conferencia vamos a sacar una declaración política pública: Socialismo o Barbarie llama a la construcción de una nueva organización revolucionaria, y los invitamos a todos y todas a ser parte de este proceso, a integrar nuestros comités para la construcción de una nueva organización y de un congreso de fundación que será anunciado en los próximos meses.
Termino con las palabras de Ale Bustamante, compañero que fue responsable de la construcción de SoB en Francia en su primera época, que inició el camino de nuestra construcción política en Francia. Él decía que el camino de la lucha por la revolución no es una fatalidad, no es algo dado, nosotros somos conscientes de los peligros y las potencialidades y de que luchamos por una alternativa que puede ser el socialismo o la barbarie capitalista. Nosotros ya elegimos nuestra trinchera y vamos a pelear hasta el final. Gracias compañeres.



