La noche entre el 9 y el 10 de septiembre, Polonia recibió una incursión de drones señuelos rusos. En total, ingresaron 19 drones a territorio polaco, de los cuales cuatro fueron derribados.
Aunque no es la primera vez que las municiones o dispositivos usados para la guerra en Ucrania llegan a Polonia, sí es la primera ocasión en la cual un país de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN) decide derribar los drones. Ello dio pie a una escalada del despliegue militar europeo en la región báltica.
Esta es una muestra más de la desestabilización que se vive en la coyuntura internacional. Estamos en un mundo cada vez más peligroso y la profundización de la lógica armamentista en Europa es una muestra de ello.
Europa se arma: Operación Centinela Oriental
Aún no está claro si la incursión de los drones rusos a Ucrania fue intencionada o no. A pesar de lo anterior, se produjo un cruce de acusaciones entre los bandos. Polonia y Ucrania afirmaron que la incursión fue premeditada, en tanto Bielorrusia y Rusia afirman que los drones se desviaron del ataque que Moscú realizaba sobre Ucrania.
Las primeras reacciones f de la UE y la OTAN estuvieron cargadas de una retórica militarista. Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, afirmó que “Europa tiene que luchar. Por su lugar en un mundo en el que muchas grandes potencias son ambivalentes o abiertamente hostiles hacia Europa (…) Europa defenderá cada centímetro de su territorio”.
Por su parte, Mark Rutte, secretario general de la Alianza Militar Atlántica advirtió a Rusia que “sepan que estamos preparados, vigilantes y que defenderemos cada centímetro del territorio de la OTAN” y agregó que “necesitamos invertir más en nuestra defensa, aumentar la producción de defensa para contar con lo necesario para disuadir y defender, y debemos seguir apoyando a Ucrania, cuya seguridad está interrelacionada con la nuestra”.
Para la mayoría de los países de la UE, resulta claro que la maniobra de los drones fue premeditada. El objetivo de Moscú fue probar cuál era el margen y el tamaño de la respuesta europea y otanista.
Las reacciones de Von der Leyen y de Rutte se condicen con su presión para que el bloque europeo aumente su gasto militar, cuestión que parece más plausible ahora. También, denotan la intención europeísta de no quedar por fuera de las disputas interimperialistas entre Estados Unidos, China y Rusia.
La Comisión Europea anunció el adelanto de 6.000 millones de euros para realizar una alianza con Ucrania. También, se presentó un nuevo programa, Qualitative Military Edge, para incentivar la inversión en las fuerzas armadas ucranianas, así como el Plan Rearme 2030, con el cual se pretende invertir hasta 800.000 millones de euros en la defensa europea.
El viernes 12 se anunció la “Operación Centinela Oriental” por parte de la OTAN, la cual contará con la participación de Alemania, Reino Unido, Francia y Dinamarca, y tendrá como objetivo desplegar más cazas, sensores y sistemas antiaéreos en el norte del Mediterráneo. El despliegue militar se realizará en el flanco oriental de la Alianza del Atlántico e incluirá dos F-16, una fragata de guerra antiaérea, tres aviones Rafales y cuatro Eurofighters.
Según Rutte, esta operación también incluye la colaboración para experimentar y aplicar rápidamente “nuevas tecnologías a escala de toda la Alianza, como sensores antidrones y armas para detectar, rastrear y eliminar drones”.
Por otra parte, ante las presiones de Ucrania y Polonia, otros países de la Unión Europa anunciaron aportes significativos de armamento —estos anuncios se hicieron previo a la Operación Centinela— para Kiev:
- Alemania aseguró que va a suministrar dos sistemas de defensa antiaérea Patriot y tiene 300 millones de euros para facilitar la producción ucraniana de drones de largo alcance.
- Reino Unido produciría “miles” de drones de diseño ucraniano por mes. Se refieren al Proyecto OCTOPUS, del Fondo Internacional Ucraniano, el cual dispone de 2.310 millones de euros.
- Polonia buscará aumentar la producción de artillería pesada (155 mm) hasta llegar a 1 millón de municiones al año. Este tipo de munición es usual en los países de la OTAN y necesaria para Ucrania.
Este incidente parece marcar una incorporación más seria del bloque europeo a la carrera armamentista de la coyuntura. Como lo expresa Von der Leyen, en medio de un mundo desequilibrado, la UE no puede quedarse atrás de los otros imperialismos que disputan y realizan ensayos de reparto de las zonas de influencia, inclusive a costas de la UE. En medio de eso, la guerra en Ucrania parece perfilarse, también, como un laboratorio para probar el armamento del bloque europeo.
La reunión del Consejo de Seguridad de la ONU
Los días siguientes a la incursión de los drones, tanto el presidente polaco, Karol Nawrocki, como el primer ministro, Donald Tusk, salieron a brindar declaraciones conjuntas. “Este es un momento sin precedentes en la historia de la OTAN y en la historia reciente de Polonia”, dijo Nawrocki. “Por primera vez, drones rusos hostiles fueron derribados en territorio de la OTAN”, añadió Tusk.
Como parte del incremento en las tensiones, Polonia activó el artículo 4 de la OTAN. Con este mecanismo se inicia un proceso de consulta dentro de la alianza sobre las amenazas a su seguridad y puede derivar en el despliegue efectivo o, iniciar el proceso para activar el artículo 5, de defensa colectiva.
Junto a ello se convocó de urgencia una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para el viernes (12/9).
En dicha reunión, Estados Unidos prometió defender “cada centímetro de la OTAN”. Aun así, la representante estadounidense, Dorothy Shea, en línea con las declaraciones de Trump, no descartó que la violación al espacio aéreo polaco fuese un error y recalcó que este evento era una falta de respeto a los esfuerzos estadounidenses para “poner fin al conflicto”, en referencia a la reunión en Alaska para el reparto de Ucrania.
Frente a las acusaciones esgrimidas contra Moscú, su representante, Vassily Nebenzia, reiteró que Rusia no tenía objetivos en territorio polaco, y denominó un “arrebato histérico” la respuesta europea.
Al día siguiente de la reunión del Consejo de Seguridad (13/9), el inquilino de la Casa Blanca emitió nuevas declaraciones en su red social sobre la ayuda a los países otanistas. Según el mandatario, estaría dispuesto a imponer sanciones a Moscú si los países europeos dejan de comprar petróleo ruso y le imponen aranceles a China de entre el 50% y el 100%, con eso, según Washington, terminaría la guerra en Ucrania, de lo contrario solo le harían perder el tiempo a Trump.
La guerra tecnológica en Ucrania: los drones señuelo y los ejercicios militares Zapad-2025
Tanto Ucrania como Rusia mantienen una carrera para superarse tecnológicamente en el campo de batalla, mediante la innovación en software y hardware. El desarrollo de drones y las tácticas de uso de camuflaje son parte de las “innovaciones” para realizar y/o neutralizar los ataques.
En el caso de Moscú, utilizan vehículos aéreos no tripulados (UAV) Shahed-136 y Geran-2 junto a los Gerbera (los cuales son señuelos, en apariencia similares a los Shahed) en ataques masivos. La táctica se realiza para que los drones armados logren sortear los sistemas anti-drones ucranianos.
Los drones señuelo tienen la particularidad de ser mucho más baratos y no están equipados para llevar carga. Sirven para camuflarse con los otros drones que sí llevan explosivos y “confundir” los radares anti-drones. Según diversos medios, los señuelos Gerbera serían los dispositivos que llegaron a Polonia.
Este desarrollo tecnológico trae una desigualdad en el costo de producción entre Moscú y la Alianza del Atlántico. Mientras Rusia puede producir drones señuelo de un costo que ronda los $10.000, la OTAN derriba esos mismos dispositivos con misiles de $2 millones, lo cual genera un desbalance de costo beneficio.
De hecho, esto también se evidencia en la respuesta dada a la incursión en Polonia, pues el significativo despliegue militar para derribar los drones señuelo consistió en los sistemas alemanes de autodefensa Patriot, aviones neerlandeses F-35, aviones de vigilancia AWACS italianos y aviones F-16 polacos.
Por otro lado, luego de la incursión las tensiones en la frontera polaca y bielorrusa continúan. Tras el derribo de los drones, Varsovia decidió cerrar su espacio aéreo, al menos hasta diciembre. Además, previo al incidente, el país europeo ya había cerrado su frontera con Bielorrusia por motivo de los ejercicios Zapad que iniciaron el viernes (12/9).
Los ejercicios militares conjuntos Zapad-2025 se realizan cada cuatro años entre Moscú y Bielorrusia. Estos comprenden una serie de prácticas con armamento y tácticas militares para disuadir a los enemigos. Para este año, entre las maniobras armamentistas se encuentra la “simulación del empleo de armas nucleares tácticas y misiles balísticos hipersónicos Oréshnik”. Además, algunos analistas recuerdan que, tras la última vez que se hicieron estos ejercicios Rusia inició la invasión a Ucrania.
La posibilidad de un incremento armamentista en torno a la guerra en Ucrania se enmarca en la disputa imperialista territorial por las zonas de influencia, en una coyuntura en la cual los países o bloques profundizan las políticas para rearmarse.
Además, el campo de batalla en Ucrania parece acumular cierto grado de innovación en tecnología y tácticas militares, principalmente en lo referente a drones y sistemas para derribarlos. Con una nueva escalada y con Europa aumentando la inversión y producción armamentista, Kiev podría figurar como un proxy para que la UE logré desarrollar tecnología militar.