Las tareas domésticas y de cuidado representan un 16% del PBI

Según lo informó la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género perteneciente al Ministerio de Economía de la Nación, las tareas domésticas y de cuidado no remunerado (TDCNR) equivalen casi al 16% del PBI, una actividad que recae casi en exclusividad de las mujeres pero que más se invisibiliza.

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15,9 % representa del PBI las tareas domésticas y de cuidado no remunerado, la actividad que más aporta a la economía pero que más invisibiliza a las mujeres

El  porcentaje, que supera incluso al  sector industrial y de comercio, de pagarse equivaldría a $4 billones de pesos, un número que tendría un gran impacto en la economía argentina y que obviamente la  sociedad patriarcal capitalista continúa sin discutir.

En el informe definen como TDCNR al “trabajo que permite que las personas se alimenten, vean sus necesidades de cuidados satisfechas, cuenten con un espacio en condiciones de habitabilidad, reproduzcan en general sus actividades cotidianas y puedan participar en el mercado laboral, estudiar o disfrutar del ocio, entre otras”, en otras palabras, que la sociedad capitalista funcione.

9 de cada 10 mujeres se ocupan del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, lo que lleva a que su participación en el mercado laboral sea más baja que la de los varones y que tengan trabajos más precarios, lo que implica, por ejemplo, no tener acceso a una obra social y, en un futuro, tener una mayor dificultad para acceder a una jubilación por no tener aportes. Así, las mujeres presentan mayores niveles de desocupación, ganan menos y, por consiguiente, son más pobres.

La cantidad de horas que destinan las mujeres al TDCNR en nuestro país suman 96 millones de horas diarias. Esto significa que las tres cuartas partes de estas tareas (75,7%) lo realizan las mujeres. Traducido en un valor monetario el aporte a la economía es de $3.027.433 millones. Mientras que los varones sería de $973.613 millones. Es decir que las mujeres aportan 3 veces más al PBI pero esta área es la más invisibilizada de toda la economía.

En tiempos de Covid y de lo que fue hasta hace poco una cuarentena estricta, el trabajo de cuidados y doméstico aumentó su nivel al 21,8% del PBI, una suba de entre el 5,9% y el 7,1%, siendo así la principal actividad económica en el país.

A su vez, la contracara de la no remuneración de estas tareas señala que el trabajo doméstico asalariado, con sobrerepresentación de mujeres, es uno de los sectores con más informalidad y cuyos salarios no llegan a cubrir los valores de una canasta básica de alimentos.

Los datos arrojados por el informe de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género son una muestra de lo que venimos diciendo desde este medio: En un sistema regido por las ganancias, las mujeres sufren doble opresión, como trabajadoras y como mujeres.Con el trabajo no pago de estas en el hogar se organiza la reproducción para que la producción capitalista siga funcionando. Así las cosas, mientras que la producción es social, la reproducción es privada, ocurre en el hogar. La familia es la forma en que se organiza a la sociedad, dividida y compartimentada en núcleos pequeños y privados. Una institución que propone la esclavitud doméstica para las mujeres y que las mantiene alejadas del mundo laboral o las lleva a la precarización salarial.

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