
En las últimas horas un coro reaccionario de integrantes tanto del oficialismo como de la oposición salió a aprovechar el episodio de la muerte del policía Juan Pablo Roldán en la capital el pasado 28 de septiembre para reclamar el equipamiento con pistolas Taser para las fuerzas represivas. Según tuits recientes de Sergio Massa, hay que darse el debate de la incorporación de “nuevas tecnologías”, claro, para el cumplimiento de la represión por parte de las distintas fuerzas.
Tal fue la magnitud de la campaña en torno a pregonar las virtudes estas armas, que Horacio Rodriguez Larreta salió inmediatamente a adquirir 300 pistolas Taser para la policía porteña. Sin embargo, la justificación de tal política fue el argumento compartido por figuras como las de Sergio Massa, Sergio Berni y Patricia Bullrich, entre otros. Para ellos sí Roldán hubiera tenido una taser su muerte y la del agresor no se hubieran producido. Tal afirmación entre inverosímil y oportunista copa las planas de los principales portales del país y los distintos medios masivos.
En una suerte de competencia por ver quien está más a la derecha, también el ministro de Seguridad bonaerense, Berni, salió a exigir la compra y equipamiento del personal de la policía de la provincia de Buenos Aires con estas armas. Insistiendo con énfasis en que “se deberían revisar ciertas cuestiones ideológicas” en relación al rechazo de distintos sectores de la sociedad del uso de las mismas. En sintonía con ello, desde la Comisión de Seguridad del consejo deliberante de La Plata se presentó un proyecto para impulsar la compra de armas Taser dado que:
“La policía en La Plata debería estar protegida con armas no letales como las taser para poder cumplir con su servicio” según las palabras de Romina Cayón, la presidenta de la comisión perteneciente al espacio de Julio Garro. También advirtió sobre la necesidad de una “respuesta urgente a una grave crisis de seguridad” que estaría atravesando el país en este momento, según su visión.
Así mismo, Patricia Bullrich, fue otra de las voces que manifestó su acuerdo con Berni. Afirmó que la muerte del policía Juan Pablo Roldán «se podría haber evitado si sentía el respaldo para actuar» «El caso es parecido al de Chocobar», agregó. Sobre lastaserindicó que «el policía puede utilizarla en lugares de aglomeración de gente y salvar vidas. Muchos países las usan y se demostró que es un arma no letal, porque genera una paralización de la persona”
Sin embargo, según un informe de Amnistía Internacional, desde 2000 hasta 2017 se registraron poco más de 600 muertes en manos de estas pistolas eléctricas en Estados Unidos. Por ello la empresa que las fabrica debió enfrentar más de 300 juicios y tuvo que indicar en el instructivo que sus efectos “aumentan el riesgo de morir o de un daño severo”. El Comité contra la Tortura de la ONU las clasifica de la siguiente manera: “Provocan un dolor intenso, constituye una forma de tortura y en algunos casos puede causar la muerte”.
“Las Taser no son para inmovilizar, son instrumentos de tortura que generan un gran dolor interno y tal como está demostrado con la muerte de mi hijo, es sumamente letal” comentó a la prensa en 2019 el padre del joven colombiano residente en Estados Unidos, Israel Hernández. Con 18 años Israel fue asesinado por un policía de Miami en 2013, luego de ser abordado violentamente por el oficial por pintar un graffiti. El joven murió tras ser reducido en el suelo y recibir una descarga de la Taser en el pecho.
Por casos reiterados como este, diversos organismos internacionales y locales de derechos humanos advierten acerca de la falsedad de rotular estas armas como “no letales” dado que su uso está lejos de prevenir muertes. Pensemos que el uso por parte de las fuerzas de “seguridad” está condicionado por sus conductas sistemáticas violentas y abusivas y, no hay capacitación que valga para su “uso adecuado” que pueda abstraerse de tal elemento.
Tal como se señala, estas armas son peligrosas y su uso está contraindicado contra embarazadas, personas con signos de intoxicación por alcohol o drogas, personas con padecimiento mental, personas ya arrestadas, esposadas o precintadas o mismo personas que ya recibieron una descarga (no se pueden realizar dos descargas sobre la misma persona). Tampoco se pueden utilizar contra personas a las que se les arrojó gas pimienta. La aplicación de una descarga eléctrica con Taser puede generar una combustión química capaz de causar la muerte a quien antes haya sido rociado/a con gas lacrimógeno o gas pimienta.
En una supuesta crisis de seguridad, episodios como los de la muerte de Roldán contribuyen a la instalación de un clima reaccionario y, avanzadas como la implementación de mejores herramientas y recursos para la represión estatal contra las mayorías populares. Otros elementos reales como la crisis social y económica, la falta de vivienda, la exclusión del sistema educativo, etc no son parte de la agenda de este coro de reaccionarios.
¿Es posible que se trate de una pretensión en definitiva saldar esas cuestiones sociales con la criminalización? ¿Y, que para ello aprovechen para destinar inversión en la represión y generar consenso en torno a su agenda conservadora?Volviendo lo concreto, en definitiva, las conclusiones en base a hechos y estadísticas sobre la nula capacidad preventiva de las Taser contrastan con el ejercicio contra fáctico de gorilas y peronistas que argumentan en pos de su implementación.






