El promedio provincial de participación en las elecciones de Santa Fe fue de un 52% de asistencia de los votantes empadronados. Este dato es más profundo aún cuando se ve que en las grandes ciudades la ausencia fue mayor. En Rosario votó apenas el 48,3% del padrón (cayendo inclusive frente a las PASO del mes de abril cuando había votado el 53,6%), en la capital provincial, Santa Fe, votó el 46,4% (contra el 50,5% en las PASO). En otras grandes ciudades de la provincia el fenómeno fue similar, en Rafaela el 52%, Venado Tuerto el 42%, Reconquista el 45%, Villa Constitución el 50%, Villa Gobernador Gálvez el 46%, Santo Tomé el 47%. Donde hubo mayor participación fue en las ciudades o comunas más chicas, sobre todo del centro y del norte de la provincia, del corazón sojero.
El gran emergente de estas elecciones fue el mismo fenómeno que se viene observando en las elecciones provinciales previas (CABA, Mendoza, Chaco, San Luis, etc) como es el profundo desinterés de la población a la hora de ir a votar. Queda claro que, para una creciente mayoría de la población, las elecciones no representan una salida a su situación. El secretario electoral de Santa Fe, Pablo Ayala, llegó a trazar un paralelismo con el 2001 cuando dijo que: “la gente se manifestó como fue en el 2001 con el voto en blanco. En este caso, lo hizo absteniéndose de ir a votar”.
Por ahora, la decepción profunda con todo el sistema político no se canaliza como en el 2001 activamente, cuando la bronca se manifestó impugnando o yendo a votar en blanco. Como la gente se desencanta y se queda en su casa, la decepción política fragmenta la experiencia popular y deja que gobierne tranquilo el rancio gobierno de Milei. La apatía le permite al oficialismo «ganar» algunas elecciones como primera minoría. El abstencionismo es un fenómeno reaccionario. Pero eso no implica que de profundizarse la crisis producto de la política económica y social del gobierno nacional, el actual desencanto electoral no cambie a una situación de bronca más activa.
Todos perdieron… pero todos festejaron
Esta fue una elección donde todos quisieron presentarse como victoriosos tratando de minimizar o ignorar el altísimo ausentismo. El oficialismo del gobernador Pullaro sacó pecho remarcando que habían ganado en la mayoría de las ciudades o comunas santafesinas (17 de 19 intendencias en disputa). Pero si bien esto «es cierto», omite la realidad de que Unidos (la alianza entre la UCR, el PRO y el Partido Socialista, además de otras fuerzas menores), perdió en Rosario (ciudad que gobierna), donde salió tercero (a pesar de la enorme cantidad de fondos que pusieron y la vinculación de su candidata con el gobernador) y en otras grandes ciudades como Rafaela, Villa Gobernador Gálvez, Reconquista, Santo Tomé, Villa Constitución y San Lorenzo.
Su baluarte estuvo en el interior de la provincia, en el corazón sojero, marcando que su mayor apoyo viene de la burguesía campestre y de todos los sectores vinculados a ella. No es casualidad que Pullaro haga eje permanente en la quita de las retenciones al campo como bandera frente al gobierno de Milei. Pero, mientras fideliza esos votos de las patronales agrarias, viene perdiendo sistemáticamente votos en los grandes aglomerados urbanos, donde se concentran los sectores de trabajadores, en especial docentes y estatales, grandes afectados por las políticas de ajuste del gobierno provincial.
El peronismo venía en crisis luego de haber sido gobierno en la provincia con Omar Perotti. Ahora pretende presentarse como triunfador por haber ganado en Rosario y las 10 principales ciudades, que agrupan al 54% de los electores. Lo que no dicen es que en Rosario ganaron de la mano de un extrapartidario, Juan Monteverde, dirigente de Ciudad Futura.
Finalmente está el mileísmo de La Libertad Avanza, que tuvo sus mejores resultados en Villa Constitución, donde ganó duplicando en votos al candidato del peronismo, y en Rosario, donde salió segundo, arriba del oficialismo provincial.
Presentaron los resultados como un triunfo, ya que serían una «fuerza nueva» que pasa de 0 a 34 concejales en toda la provincia y que derrotaron al oficialismo pullarista en Rosario. Pero lo que esconden es que desde LLA tenían el objetivo de polarizar directamente con Unidos y disputar sus votos, ya que se presentaron como la alternativa al kirchnerismo.
La campaña de su candidato Juan Pedro Aleart en Rosario se basó en dos consignas: “Kirchnerismo o Libertad” y “Aleart es Milei”. Los resultados marcaron que la cosecha de votos fue magra… son la fuerza que representa en la provincia al gobierno nacional y que en todo momento buscaron nacionalizar la campaña con la figura de Javier Milei. Y pese a tener el respaldo del poder a nivel nacional, salieron terceros en casi todas las ciudades. Es un mal resultado para la apuesta de la “Jefa” Karina Milei de intentar disputar directamente con los oficialismos provinciales.
Elección de “tercios” en Rosario
La ciudad que concitó la mayor atención fue Rosario. No solo por ser la localidad más importante de la provincia sino porque acá era donde se producía la disputa electoral más trascendente entre Juan Monteverde (del frente entre Ciudad Futura, el PJ, el Movimiento Evita, la Cámpora, entre otros), Juan Pedro Aleart del mileísmo y Carolina Laybarú por parte del oficialismo provincial, con el apoyo del intendente local Pablo Javkin.
Pero a pesar de ser en principio una elección en la que había mucho en disputa, en los hechos el 52% de los rosarinos le dieron la espalda. Por eso es que el resultado queda distorsionado si no se toma en cuenta eso. Hablar de “tercios” como lo hicieron los principales candidatos es intentar maquillar el resultado y ocultar el desencanto y apatía que fueron la tónica de la jornada. Monteverde se impuso con el 30,6% de los votos (que es el 13,8% real del padrón), el libertario Aleart sacó el 28,81% (el 13,1% del padrón) y la candidata de Pullaro y Javkin quedó tercera con el 25,6% (el 11,6%). Entre los tres candidatos no llegaron a 40% del padrón total de votantes. Muy poco y muy a espaldas de la mayoría de los rosarinos.
Además, en campaña ninguno de los tres candidatos interpelaron a la sociedad con los problemas reales de los trabajadores. Ninguno habló de la pobreza, de la desocupación creciente, de la precarización laboral, de los sueldos que no alcanzan, de la situación precaria de la educación y salud públicas. Por supuesto que no fueron esos sus ejes de campaña porque defienden a los gobiernos y las políticas que provocaron el desastre, sea desde las políticas nacionales de Milei o como parte del frente con los que dejaron en crisis a la provincia de Santa Fe. El pasado gobierno peronista fue uno de defensa de las patronales y enemigo de los trabajadores. Como olvidar a Perotti defendiendo a la corrupta y mafiosa patronal de Vicentín, cuyos dueños y CEOs están actualmente procesados por estafas reiteradas.




