Recientemente, Moiguer Consultora de Estrategia publicó un informe sobre los criterios para definir las clases sociales en la Argentina. Dicho estudio tomó como variable determinante el ingreso para segmentar la pirámide social entre clase alta, media y baja.
Para efectos del segundo trimestre del 2025, el segmento superior de la pirámide (ABC1) está encabezado por la clase alta, compuesta por el 6% de la población que, en promedio, recibe ingresos mensuales por $20.500.000 (US$17.000).
Con respecto a la clase media, la desglosó en tres segmentos que, a su vez, subdividió en varias categorías. Así, se nos habla de una clase media alta (que también pertenece al grupo ABC1), que son quienes ganan mensualmente $9.105.000 (US$7836).
Un segmento más abajo está la clase media (C2 y C3) que representa al 44% de la población argentina. Según el estudio, existe una “clase media típica” (C2) que corresponde al 18% de la población, cuyos ingresos son de $3.122.836 (o US$2687). Ya la “clase media baja” (C3) es el 26%, y sus entradas mensuales son de $1.564.000 (US$1346).
Para terminar el recorrido de la pirámide social, el informe nos habla de una clase baja (D y E), donde se agrupan el 50% de los argentinos. Para los consultores se conforma por una “clase media vulnerable” (D1), que representa al 31% de la población, la cual recibe ingresos mensuales de $1.120.600 (o US$964). Por otra parte, el 19% restante está compuesto por los “pobres” (D2 y E), quienes reciben $585.800 (US$504) por mes.
Por último, el informa apunta un elemento interesante: mientras los segmentos medios bajos tienen dificultades para afrontar sus gastos cotidianos, los segmentos medios altos expanden su consumo en dólares.
En este sentido, el acceso a dólares se transforma en una clave para la calidad de vida. La mitad inferior de la pirámide tiene dificultades para llegar a fin de mes y está atenta a las “promos” de los supermercados, la parte superior consume bienes importados y viaja al exterior.
“Como resultado, los indicadores de ventas del consumo masivo permanecen estancados, mientras que bienes de consumo importado, bienes durables y el turismo emisivo se expanden fuertemente”, indicó la firma de consultores.
La clase media, un concepto en debate
El estudio de Moiguer Consultora de Estrategia brinda una panorámica general sobre la distribución de los ingresos entre la población argentina. Desde ese punto de vista, sus investigaciones son interesante y útiles para hacer una radiografía sobre la “cuestión social” desde un punto de vista más estructural.
No obstante, es poco útil para comprender la estructura de clases del país.
En primer lugar, porque utiliza como variable determinante el ingreso, un índice monetario y cuantitativo que no da cuenta de la ubicación de los individuos con respecto a los medios de producción.
Asimismo, no problematiza la definición de clase media, a la cual emplea de forma abusiva como una “canasta” donde mezcla propietarios, profesionales liberales y asalariados de todo tipo. Esto permite identifica a los de arriba y a los de abajo, pero se queda corto si lo que se quiere
De hecho, es llamativo que en esta pirámide no existen los trabajadores, un sector que es diluido en los grupos de clase media baja y baja. Por ejemplo, no es lo mismo recibir un salario de 1,5 millones de pesos cuando se es un trabajador asalariado (como un docente) y se tiene que trabajar mucho para alcanzar tal ingreso, que cuando lo hace un abogado con una menor carga de trabajo.
Al respecto, nos parece más atinado el enfoque de Guillermo Oliveto, autor del libro Clase media. Mito, realidad o nostalgia, quien sostiene que “para muchos argentinos, hoy ser de clase media significa ante todo no ser pobre”.
También, indica un aspecto que va a contramano del enfoque “clase mediero” de Moiguer Consultora de Estrategia, a saber, que cada vez más personas dejan de referenciarse como clase media para visualizarse como trabajadores.
Justamente, esto es parte de la investigación de su libro, donde investiga la ruptura identitaria que atraviesan millones de argentinos por el derrumbe de su capacidad de consumo y la consecuencia inestabilidad que afrontan en su día a día.
“La clase media histórica —dice Oliveto— soñaba hacia arriba y temía hacia abajo. Hacia arriba estaban los símbolos del progreso. Hacia abajo, el origen que no se quería repetir. Pero hoy ese abajo no está lejos. Está en la calle. Está en la mirada de alguien que rebusca entre residuos. Está en uno mismo, cuando llueve y no hay changa, o cuando la inflación se come lo que parecía seguro”, apuntan en una sugerente reseña del libro elaborado por Infobae.
Todo lo anterior invita a estudiar críticamente la estructura de clases de la Argentina contemporánea, contorneada por los efectos de las crisis locales e internacionales, así como por los desarrollos estructurales del capitalismo en el siglo XXI. Una tarea que estaremos desarrollando desde Izquierda Web en lo venidero.




