Promediando finales del período de suspensión, en los meses de octubre y noviembre de 2021, la empresa volvió a la carga por la reforma laboral amenazando con despidos y retiros voluntarios. Luego, en el reinicio del período de producción (principios de diciembre) arremete su primer estacazo determinando arbitrariamente la reanudación de la suspensión (desde el 6/12), inventando excusas como «faltas graves e injustificables a las normas de convivencia en el ambiente de trabajo», victimizándose los pobres.
Ese fue el comienzo. Luego vinieron los despidos a mediados de enero de 2022, casi 40 laburantes en la calle. Otra jugada extorsiva para quebrar a los compañeros y que pase la flexibilización.
Por presión de la comisión interna y denunciando el hecho en el ministerio de trabajo, se obtuvo la conciliación obligatoria. Tampoco se pudo avanzar mucho con la mediación del gobierno, el cual viene de anunciar con bombos y platillos el acuerdo de ajuste con el FMI, y del cual no se podía esperar otra cosa que incompetencia claramente funcional a la patronal.
Pero los obreros de GRI Calviño no se iban a quedar de brazos cruzados. Metieron segunda con una asamblea de más de un centenar de laburantes en las puertas de la fábrica, y comenzaron a delinear los pasos a seguir en la lucha que se viene.
Así, el pasado viernes 28/1 metieron tercera movilizándose a la secretaría de trabajo de Quilmes para exigir una prórroga a la conciliación que vence el 4/2. Aprovecharon y se dieron una vuelta por la sede de la seccional de la UOM donde tuvo que recibirlos el «Barba» Gutierrez mordiéndose los labios mientras los trabajadores de GRI entraban al local a puro bombo y redo, reclamando que el sindicato se ponga los pantalones de una buena vez. Por las dudas, si hacía falta que los escuchen, también cortaron las vías de Quilmes un rato.
Hay que dejar en claro de quiénes hablamos cuando nos referimos a los metalúrgicos de GRI Calviño. Recordemos que en agosto 2020, en medio del período de suspensión, en ese entonces emprendían una dura pelea contra el intento de la patronal de imponer la reforma laboral en la fábrica, y para cuyo propósito se valió de más de una treintena de despidos, descuentos compulsivos en el salario, y mandando patrulleros para amedrentar e intimidar.
Ante lo cual los trabajadores respondieron con cortes de ruta, marchas al ministerio, festivales de apoyo y un acampe de varios meses en el estacionamiento de la fábrica. Y luego de cuatro días de paro al reinicio del período de producción a fines de diciembre de ese año, finalmente lograron ganar la batalla con todos adentro.
De esa experiencia quedó asentado el carácter combativo de estos laburantes y la independencia de la comisión interna, que no transó con la patronal como así lo hubiera querido el «Barba»
En el fondo, la patronal que se quedó con la vena latiendo cuando perdió la pulseada en 2020, vuelve nuevamente a la carga, aprovechando que tiene a su favor al gobierno y en su medida a la traidora burocracia sindical de la UOM. Y para ganar, tiene que vencer la experiencia de lucha y organización que se viene forjando desde hace dos años.
Desde la Corriente Sindical 18 de diciembre y el Nuevo MAS entendemos que la lucha de GRI Calviño debe ser rodeada de solidaridad y apoyo incondicional, para que los trabajadores vuelvan a la fábrica con todos adentro y sin que pase la flexibilización.