Con el bombardeo de los sitios nucleares Fordow, Natanz y Esfahan, Trump acaba de involucrar directamente a los Estados Unidos en la agresión de Israel a Irán. Esas eran las intenciones de Netanyahu desde un principio. Israel, bastión militar del imperialismo occidental, pretende poner de rodillas a todos los que cuestionen sus planes de exterminio de palestinos. Mientras tanto, continúa el genocidio en Palestina.
«En una acción criminal e irresponsable, Trump acaba de anunciar que Estados Unidos bombardeó tres sitios nucleares iraníes (Fordow, Natanz y Esfahan) con sus bombas capaces de penetrar grandes fortificaciones subterráneas. La irresponsabilidad de Trump es doble: a) expone a la población civil de Irán a las radiación que pueda emanar de dichos sitios, podría ser el ataque con peligro nuclear eventualmente más grave desde Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945; b) cínicamente, habla que “ahora es el tiempo de la paz”, mientras su acción sólo puede incendiar más alto las llamas del conflicto en Medio Oriente producto del genocidio sionista sobre el pueblo gazati» denunció Roberto Sáenz, dirigente de la Corriente Internacional Socialismo o Barbarie.
En una acción criminal e irresponsable Trump acaba de anunciar que EE.UU. bombardeó tres sitios nucleares iraníes (Fordow, Natanz y Esfahan) con sus bombas de 13.800 kilogramos, bombas capaces de penetrar grandes fortificaciones subterráneas. La irresponsabilidad de Trump es…
— Roberto Saenz (@RobertoSaenzSoB) June 22, 2025
«La corriente internacional Socialismo o Barbarie no tiene dudas de que lado está en este conflicto criminal: estamos con los pueblos palestino e iraní aunque sin darle un gramo de apoyo político a Hamas y los Ayatholas.»
Las excusas de la agresión sionista son eso, excusas. El aparato de propaganda sionista miente con una impunidad descarada por saber que, de todas formas, tiene el apoyo incondicional de la mayoría de las potencias imperialistas.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) June 21, 2025
Israel viene escalando en sus agresiones en varios frentes desde finales del 2023. Decíamos en la Declaración de la Corriente Internacional Socialismo o Barbarie en abril del año pasado: «Israel había bombardeado semanas atrás un consulado iraní en Damasco, Siria, matando a dos generales. La respuesta de Irán, el bombardeo con drones y misiles en territorio controlado por Israel en la madrugada del domingo 14 de abril, abrió una crisis internacional. Es una posibilidad real el estallido de una guerra regional en Medio Oriente. Las tensiones vienen creciendo desde octubre del 2023. Después de la incursión de Hamas el 7 de octubre, Israel no solamente respondió con su feroz ofensiva genocida contra el pueblo palestino. También crecieron las agresiones sionistas sobre los países vecinos, como Líbano y Siria.»
Netanyahu ha logrado lo que buscaba desde el principio: el involucramiento directo de los Estados Unidos.
Una guerra asimétrica
«La Corriente Socialismo o Barbarie se posiciona críticamente del lado de Irán en este conflicto, pese a su régimen ultrarreacionario. El gobierno sionista de Israel representa un Estado colonizador, racista y genocida que viene perpetrando un brutal genocidio contra el pueblo palestino. Es en el marco de su campaña de masacre a un pueblo que, además, tomó la iniciativa de la agresión a Irán con el ataque en Damasco» decíamos también en 2024.
Israel fue fundado con la expulsión masiva de palestinos y el apoyo el imperialismo, primero británico, estadounidense después. Desde su fundación se planteó como un enclave colonial de control de la región. Su superioridad militar indiscutible se debe sobre todo al financiamiento permanente de las principales potencias mundiales. «Si no existiera un Estado de Israel, los Estados Unidos de América deberían inventar uno para proteger sus intereses en la región» había dicho un cínico Joe Biden en 1986.
Irán, por su parte, es una nación soberana pero oprimida por el imperialismo. A pesar del régimen ultrarreaccionario de los ayatolá, defender Irán frente a Israel es la única posición política que puede tomar la izquierda si quiere defender los intereses de los pueblos de Medio Oriente. Un triunfo del Estado sionista es un triunfo imperialista, que implica atar a toda la región a una opresión mayor.
Los bombardeos de Trump en Irán son la principal agresión imperialista desde las invasiones de Afganistán e Iraq hace ya más de veinte años. A esta altura, ya nadie se confunde. Condenar la agresión imperialista del 2003 a Iraq no significaba ningún apoyo al gobierno de Sadam Hussein. Hoy, quieren usar de la misma manera como excusa al régimen de los ayatolá. ¿Alguien puede olvidarse de las «armas de destrucción masiva» que supuestamente poseía Iraq? La denuncia de las armas nucleares iraníes no es más que propaganda imperialista.
Pese a las mentiras de la prensa internacional y los gobiernos imperialistas, Israel no se está «defendiendo». Israel es el agresor. Además, representa los intereses del imperialismo «tradicional» yanqui y de la OTAN en Medio Oriente. El mismo que ocupó Iraq y Afganistán por dos décadas.»
Los afectados civiles en los bombardeos de la capital de Irán, Teherán, se calcula que son miles. La colonización se quiere imponer sobre la base de bañar en sangre a Medio Oriente y Estados Unidos entra en la guerra en defensa de su enclave colonial.
El sionismo no puede forzar el genocidio completo de los palestinos sin alguna respuesta regional, que vienen permitiendo vergonzosamente hasta ahora los intentos de erradicación completa del pueblo palestino. El descontento con la pasividad de los gobiernos se manifiesta en estos días con la caravana internacional hacia Gaza. Los gobiernos de Medio Oriente se verían forzados a hacer algo. Preventivamente, el sionismo ataca. Viene además avanzando sobre las fronteras vecinas, en particular Líbano y Siria.
La mayoría de los gobiernos de la región han capitulado a Estados Unidos. De la época del «nacionalismo árabe de mediados del siglo XX no quedan más recuerdos. Al menos por ahora. Los brutales regímenes de Egipto y Arabia Saudita han sido cómplices muy explícitos de Estados Unidos e Israel. Irán es una excepción relativa. Su gobierno uiltrarreaccionario es un producto distorsionado de una verdadera revolución, que derrocó al régimen del títere yanqui del shah. La saña yanqui-sionista con Irán se debe a que es el único con algo de poder regional que no se sujeta a sus dictados.
La agresión de Israel y las tensiones militares regionales
Entre los muertos de los bombardeos están el jefe de la Guardia Revolucionaria de Irán, Hossein Salami, el jefe de personal de las fuerzas armadas, Mohammad Bagheri, y científicos nucleares prominentes. Los ataques iniciales se dieron en el medio de las negociaciones de Teherán con Estados Unidos por su plan nuclear, lo que impulsa las sospechas de que se trata de algo coordinado para presionar a los iraníes.
La excusa del sionismo fueron los supuestos planes de Irán para desarrollar armas nucleares. La principal ventaja militar de Israel sobre el resto de los países de la región, que lo blinda de toda consecuencia para sus atrocidades, es su arsenal nuclear. No es oficial pero todo el mundo lo sabe: no hay ninguna casualidad que sea uno de los pocos países el planeta que no adhiera el Tratado de No Proliferación.
Que la otra gran potencia militar regional obtenga armamento nuclear es una línea roja para Israel. La última vez que se usó realmente en la guerra este tipo de armas de destrucción masiva fue también la primera, en la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, han funcionado como elemento disuasorio, aunque eso no significa que siga siendo así para siempre. Sin embargo, abrir la Caja de Pandora de guerra nucleares es algo con lo que nadie quiere jugar a la ligera. Hasta ahora, esa ventaja de Israel le ha servido para abrirse paso con impunidad en todo conflicto. Y Netanyahu viene insistiendo hace años con que Irán quiere dar ese paso, poniéndose en un lugar de fuerza mucho mayor respecto a Israel.
Sin embargo, no hay ninguna información confiable de que sea real en lo más mínimo que Irán ha avanzado realmente en dotarse de armas nucleares. El tratado nuclear entre Estados Unidos e Irán incluía inspecciones regulares de observadores internacionales sobre sus instalaciones nucleares. Éstas concluyeron que Teherán ha violado algunos términos del acuerdo, pero no que estén realmente desarrollando armamento nuclear. Y no hay que olvidar que quien rompió originalmente el tratado fueron los Estados Unidos bajo Trump en 2018. Los propios Estados Unidos han negado que Irán esté construyendo armas nucleares. Así lo afirmó en marzo su Director Nacional de Inteligencia, Tulsi Gabbard.
Como explicaba Gilbert Achcar en una entrevista cuando fueron las agresiones del 2024: «La razón estratégica es obvia: desde que Donald Trump repudiara en 2018 el acuerdo nuclear de 2015 con Irán, este último ha intensificado considerablemente sus actividades de enriquecimiento de uranio, hasta el punto de que ahora se estima que Teherán necesitaría solo unos días para producir al menos tres bombas nucleares. Si a esto se añade la capacidad de ataque de largo alcance de Irán, demostrada el pasado sábado, es fácil comprender el temor de Israel a perder su monopolio regional sobre las armas nucleares y, por tanto, su capacidad de disuasión. Es cierto que Israel tiene un número considerable de cabezas nucleares, pero su territorio es mucho más pequeño que el de Irán. Por lo tanto, es de temer que el ataque al consulado haya sido concebido como la primera salva de una escalada militar que conduzca a un ataque israelí contra el potencial nuclear iraní.»
La política interna israelí: el gobierno fascista de Netanyahu
El proyecto de colonización sionista pretende consagrarse sobre la base de un genocidio. El gobierno de Netanyahu se viene radicalizando en su agresividad militar y su voluntad genocida. Es un gobierno fascista.
«El gabinete en el poder encabezado por Netanyahu es un gobierno fascista, y la escalada en los planes de exterminio lo ponen al desnudo. No es más de lo mismo, están intentando seriamente llevar hasta el final los planes de un Israel racialmente ‘puro’, poniendo fin a la existencia el pueblo palestino. No lanzamos la acusación de ‘fascismo’ a la ligera. No todo gobierno de extrema derecha es directamente ‘fascista’, pero el gobierno israelí de Netanyahu cada día es más y más claramente uno fascista, que convive incómodamente con instituciones ‘democráticas’ del Estado sionista cada más vaciadas» decíamos en una declaración sobre la transformación de Gaza en una campo de concentración.
Uno de los rasgos del fascismo clásico es la necesidad de un estado perpetuo de guerra. Y esa es también otra de las cosas que claramente caracteriza el gobierno de Netanyahu. La más mínima insinuación de paz ha implicado desde su asunción el comienzo de los cuestionamientos internos. La polémica reforma judicial había desatado protestas masivas. La oposición parlamentaria también cuestiona la posibilidad de continuidad del propio gobierno. Uno de los miserables objetivos de Netanyahu es afirmarse en el poder fronteras adentro imponiendo la guerra fronteras afuera.
La disensiones internas dentro de Israel vienen creciendo. La base social más firme del gobierno son los grupos de colonos, que son fuerza de choque pseudo civil contra los palestinos todos los días. Las clases medias «progresistas» de centros urbanos como Tel Aviv son las que ya venían protagonizando protestas incluso antes del 7 de octubre del 2023. Ahora, son las que rechazan la política de abandono a los rehenes por negarse a llegar a ningún acuerdo real con Hamas. Con el estado de guerra permanente, Netanyahu impone una sensación interna de sitio, afianzando el aparato del Estado alrededor suyo y su gabinete de ultraderecha, además de una parte de la población civil.
Trump: un gobierno de agresión imperialista decadente
Los partidarios del supuesto «aislacionismo» trumpista acaban de quedar completamente en ridículo. Toda ideología «aislacionista», viniendo de una potencia imperialista, es una pantalla de humo para la agresividad frente a otras potencias y la voluntad de someter a los países dependientes a su voluntad. La Italia fascista y la Alemania nazi también fueron supuestamente «aislacionistas» de la boca para afuera.
El carácter «pacifista» del trumpismo es una estafa evidente. Trump es la respuesta de extrema derecha de un imperialismo en decadencia, un imperialismo que no quiere perder sus posiciones, su condición de hegemonía. Las agresiones de territorialización del imperialismo de Estados Unidos con Trump, como las amenazas sobre Groenlandia y Panamá, son parte de una política global de ocupar posiciones firmes en territorios cercanos para sostener una posición de dominación global. ¿Alguien pensaba que iban a abandonar posiciones? Estados Unidos ha perdido el momento de dominación global por vía casi puramente económica, que duró apenas unas décadas. Ahora se impone la intervención directa militar y territorial. Ya lo hicieron en Iraq y Afganistán, y fracasaron.
La agresión de Estados Unidos a Irán pone las cosas en su lugar. El trumpismo no tiene la política del imperialismo clásico, llena de supuestos «consensos», organismos «multilaterales» y «aliados estratégicos» (como Europa). La utopía absurda de un gobierno de extrema derecha y un imperialismo yanqui «pacifistas» ha quedado al desnudo como lo que es, una utopía absurda.




