Hacia el mediodía del martes Javier Milei se reunió con Donald Trump en Nueva York. La entrevista se da en la previa de la Cumbre de la ONU cruzada por las tensiones geopolíticas acumuladas: el avance genocida de Israel sobre Gaza, el reconocimiento de varios países europeos a un Estado Palestino y la escalada Rusia – OTAN.
Antes de la reunión Trump posó con Milei ante las cámaras y discurrió un largo mensaje de alabanzas para el ultraderechista argentino. «[Milei] está haciendo un trabajo fantástico y lo estamos apoyando para la reelección» dijo Trump. «La Argentina es un aliado sistémicamente importante de Estados Unidos en América Latina, y el Departamento del Tesoro está dispuesto a hacer lo que sea necesario dentro de su mandato para apoyar a la Argentina» había declarado antes Scott Bessent, el secretario del Tesoro estadounidense.
MILEI QUIERE HACER DE LA ARGENTINA UNA COLONIA DE EEUU
Trump y el FMI salen al rescate de Milei, que se hunde bajo el repudio popular al ajuste. El costo del “rescate”, además de incrementar aún más la deuda impagable, es someter a la Argentina a un régimen colonial. ¡No podemos…
— Manuela Castañeira (@ManuelaC22) September 22, 2025
La posibilidad de un salvataje del Tesoro yanqui para frenar la corrida cambiaria y la sangría de reservas se impuso en el transcurso de los últimos días. Tras la venta de u$s1.100 millones en reservas en tan sólo tres ruedas cambiarias quedó claro que el «programa cambiario» de Milei y Caputo marchaba directo al default. Ni siquiera estaba garantizado que el desguace de las reservas del BCRA alcanzara para frenar la inestabilidad cambiaria y que el gobierno logre algún clima de normalidad antes de octubre.
Lágrimas de cipayo: el indiscutible fracaso mileísta
Milei negoció no una sino dos veces con el FMI durante el último año. El Fondo, con protagonismo de Estados Unidos en su composición, le dio 20.000 millones para que Milei aguantara hasta las elecciones generales de octubre. Pero Milei y Caputo no aguantaron ni hasta septiembre. El plan económico recesivo del oficialismo se centró en mantener controlada la inflación con un dólar pisado. Cuando los parches dejaron de aguantar, el gobierno empezó a quemar reservas.
La corrida cambiaria de la última semana se espiralizó luego de la derrota electoral en PBA pero su origen no es meramente «político» como aduce el gobierno. Las condiciones para una corrida de esta magnitud se venían generando desde hace meses con el «programa Milei»: dólar pisado, tasas de interés por las nubes, facilidades para los especuladores y los fugadores, destrucción del entramado productivo del país.
Todo el mundo sabía (incluido el gobierno) que los esquemas de dólar pisado o de «flotación sucia» tenían corta vida. El único cálculo del gobierno era que dicho esquema aguante hasta octubre para atrasar la devaluación. El problema es que la ficción cambiaria se demostró todavía más frágil de lo que el oficialismo esperaba. La crisis política post 7S alcanzó para detonar y acelerar el quiebre del esquema.
El salvataje del Tesoro yanqui (acompañado del cúmulo de gestos y palabras de etiqueta que lo rodean) es un respaldo pronunciado de Trump al gobierno mileísta. No nace de ningún sentimiento solidario sino del juego de posiciones del imperialismo yanqui sobre América Latina. El rezo de Milei a su padrino ultraderechista constituye un pacto colonialista, digno de un gobierno tan netamente cipayo como el libertario.
Caputo se cuidó de no difundir posibles cifras y le dejó la primicia al propio Scott Bessent, el artífice del salvataje colonial. El Fondo de Estabilización del Tesoro (FET) estadounidense cuenta con unos 20.000 millones de dólares reservados para este tipo de movimientos. Se espera que el monto del desembolso se ubique entre los 10.000 y 20.000 millones. Lo que está menos claro es el mecanismo técnico. Ya se descartó una toma de deuda formal con el Tesoro yanqui, ya que para eso Milei necesitaría la aprobación del Congreso. Lo más probable parece un swap de pesos y dólares o una compra de bonos argentinos por parte del Tesoro yanqui.
Con minutos de diferencia se anunció que el Banco Mundial realizará un desembolso de u$s4.000 millones como parte del programa de «inversiones productivas» anunciado en abril, junto al acuerdo con el Fondo. También en esa ocasión habían sido funcionarios del trumpismo quienes destrabaron la negociación con los organismos de crédito internacionales.
¿Para cuánto alcanzan esos (a priori) u$s14.000 millones? En principio, para que la Argentina no caiga en default inmediato, para que las reservas no se agoten antes de octubre. Y para nada más. De acá a enero restan vencimientos de deuda por u$s10.000 millones, y hay unos u$s4.000 millones más en el talonario para la primera mitad del 2026. La aritmética del salvataje es exacta. El apuro del trumpismo por patentar el pacto no hace sino demostrar que la posibilidad de un colapso de las reservas antes de octubre estaba en la orden del dia.
¿Qué implica esto? Primero, que el salvataje (más allá del mecanismo técnico específico a utilizar) no solucionará ninguno de los problemas de la economía argentina bajo Milei. La obsolescencia del esquema de flotación sucia no se soluciona con la inyección de dólares trumpistas. Tampoco la apabullante recesión en la que el país ya está sumergiéndose. Ni hablar de la falta crónica de reservas que caracteriza la matriz productiva argentina y que el programa económico de Milei agudiza al extremo.
Segundo (y en consecuencia), que la estabilidad que busca Milei en el regazo de papá Trump no es comprada sino alquilada. Tiene fecha de vencimiento: cuando se termine la (raquítica) liquidez del Central, la corrida cambiaria volverá a estar a la orden de día. Todos los problemas económicos persisten y seguirán exigiendo una solución que Milei no puede realizar de forma no catastrófica: con una brutal devaluación que golpeará (nuevamente) las condiciones de vida de la mayoría de la población. Tampoco el problema de la deuda (y el default estratégico) quedan resueltos. Entre 2025 y 2026, el total de vencimientos de deuda en dólares de la Argentina acumulan u$s23.500 millones sumando organismos de crédito como el Fondo y bonos.
La geopolítica imperialista y la política colonial: ¿Qué va a entregar Milei?
Sólo hay dos antecedentes de utilización del FET, uno de ellos para México durante el efecto Tequila y otro para un Uruguay al borde del default a comienzos de siglo. Si bien el monto del salvataje es un vuelto para una economía como la estadounidense, no se ve al gobierno yanqui estabilizando a gobiernos tercermundistas todos los días.
Si alcanzase con 10 o 15 mil millones de dólares para estabilizar al mileísmo, Trump estaría ganando mucho más que el propio Milei. El ultraderechista argentino es el único aliado incondicional de Trump en Sudamérica, y prácticamente en todo el continente (salvo por Bukele). Y Latinoamérica es una región problemática para el imperialismo yanqui, como lo demuestra la nerviosa iniciativa trumpista sobre las costas venezolanas y el Caribe. El subcontinente es un reservorio de recursos estratégicos en el que China viene ampliando su influencia diplomática y comercial. La principal economía de la región, Brasil, está abiertamente enfrentada a Trump (en primer lugar por iniciativa de este último).
Trump está urgido por reforzar su presencia en Sudamérica. Lo que nos reenvía a la letra implícita del salvataje: ¿qué pedirá Trump a cambio de unos cuantos miles de millones? Ya en la previa de la reunión Trump – Milei trascendieron algunos temas apuntados. En reuniones de staff diplomático (el canciller Werthein es un funcionario muy activo en el gabinete mileísta) se viene hablando de la explotación de recursos pesqueros en la Patagonia, que algunas empresas yanquis se disputan con pesqueras de otras banderas. Estados Unidos también estaría interesado en la explotación minera de tierras raras en Chubut.
Las tierras raras fueron uno de los ítems de negociación con Zelensky y son una obsesión de la gestión Trump. Constituyen un insumo minero escaso para la industria digital y, sobre todo, para la industria armamentística moderna. Actualmente, China posee un amplio suministro de estas reservas a través de yacimientos africanos. La presencia china en África se intesificó con el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda y se agrava (desde la perspectiva trumpista) por la renovada presencia rusa en ese continente, a través de incursiones comerciales, militares y de inteligencia.
La voluntad de depredación y expoliación de los recursos argentinos a manos de capitales imperialistas no es ninguna novedad en el proyecto Milei. Lo que salta a la vista alrededor del salvataje es que la disputa geopolítica entre potencias (EEUU vs China) y los lazos semi coloniales de la relación Argentina – EEUU se unieron por el vértice con la espiralizada crisis económica que estaba estallando en el país.
El efecto inmediato fue un respiro cambiario para Milei y Caputo. Aún antes de anunciado el monto y moalidad del salvataje, el dólar retrocedió más de $100 y el riesgo país cayó 500 puntos, a niveles previos al 7 de septiembre. Salta a la vista, sin embargo, que la crisis político que detonó las contradicciones del esquema cambiario no va a cerrarse mecánicamente por el salvataje trumpista. Salvando las cuestiones parlamentarias y superestructurales, las bases económicas de esa inestabilidad política persisten en la recesión, una cocina de descontento social.
Pero también queda a la vista que el salvataje a Milei es en realidad un pacto de profundización del sometimiento colonial en las relaciones de Argentina con la principal potencia mundial. La explotación prioritaria y depredadora de recursos naturales y económicos nacionales, la tutela financiera y los diversos mecanismos de coacción geopolítica que vienen atados al salvataje son sólo algunos ejemplos de la entrega del país en bandeja por parte de Milei.




