
El último Congreso de FATSA (Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad), convocado el último 9 y 10 de mayo, nombró como reemplazante del histórico West Ocampo (mantuvo su cargo sólo 37 años, una vez apaciguada la tormenta de la rebelión de los/as trabajadores/as de Sanidad en los 80) a Héctor Daer, máximo referente de ATSA y cosecretario de la CGT. Todo el evento fue una demostración a teatro colmado de obsecuencia total a la gestión de Alberto y sus ministros.
Estuvo presente la plana mayor cegetista y los halagos a la gestión de Alberto y su gabinete fueron unánimes. Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez, Armando Cavalieri, Rodolfo Daer y José Luis Lingeri, entre otros, dijeron: ¡Presente!
“En esa lía, West Ocampo fue contundente: ‘(Moroni) es el mejor ministro de Trabajo que tuvimos en muchísimos años’. Y cerró: ‘aunque lo ataquen, vamos a estar atrás con todos los gremios defendiéndolo’. (Mundo Gremial, 11/5/22)
Uno tras otro, sin solución de continuidad, reafirmaron su apoyo incondicional. Estos dirigentes, tanto que respetan la voluntad popular surgida de las urnas en 2019, no lo hacen por “democráticos» ni por fe albertista.
En primer lugar, desde ya que su principal preocupación es defender la gestión, frenando los reclamos de los de abajo, mirando para otro lado del de las necesidades de sus representados/as. Le huyen como a la peste a poner en marcha cualquier demanda legítima de las mayorías populares.
No nos referiremos desde ya, a los que están fuera del sistema laboral de los trabajadores efectivos. No… los precarizados, con trabajo informal y sin trabajo no existen para esta buena gente.
Pero su fe albertista tiene una firme base material que ningún chamuyo, por más que sea halagador recibir alabanzas de la vicepresidenta, como lo hizo con Sergio Palazzo[1], es capaz de darla vuelta. Y aparecer alguna crítica a la vapuleada gestión presidencial.
¿La vida por la caja de las obras sociales?
Sí… Esa sí es una causa justa. Justa y contante y sonante. La vicepresidenta, desde el 2020, año de inicio de la pandemia, viene promocionando un sistema nacional de salud que, más temprano que tarde, afectaría el funcionamiento de las obras sociales para los trabajadores registrados. Trabajadores que, aunque en estos momentos no son los que subieron en número cuando hablan de aumento del empleo, sí son los que alimentan las cajas de las obras sociales.
Su alineamiento tiene una sólida razón política y económica. Su encolumnamiento detrás de Alberto y sus ministros rebasan de amor incondicional porque incondicional es el manejo y administración de los fondos de las obras sociales, de las cuales sacan pingües ganancias. La administración de los fondos en sus manos es uno más de los privilegios que tienen estos señores que se aferran a su sillón y a veces saltan a otro (como en este caso Daer, que suma sillones) para seguir teniendo jugosos privilegios que los ubican como lo que son: burócratas millonarios.
La propuesta de la vicepresidenta quedó en las palabras. Pero tiene sus seguidores. El gobernador de la provincia de Buenos Aires, en el Congreso Provincial de la Salud del 22 de abril de este año[2], retomó la propuesta de Cristina y la defendió ante su auditorio. Tampoco es una salida democrática y a favor de las necesidades de las mayorías populares, pero sería algo así como un pequeño “freno” al boom de los negocios de los empresari… perdón, de los dirigentes sindicales con el sistema de salud que dependen del conjunto de los trabajadores registrados.
La obsecuencia tiene un solo nombre y apellido: privilegios en sus bolsillos. Esos son sus principios… y son los que llevarán consecuentemente.
Con la lucha tenaz e independiente los/as trabajadores/as, las mujeres y la juventud, vamos a poner freno a estos y otros atropellos y su obsecuencia rodará por las escalinatas de los lujosos salones que comparten… y sillones que usufructúan, junto a sus abultadas billeteras.
[1] “¡Felicitaciones, compañero Palazzo!” escribió la vicepresidenta en su cuenta de twitter el 4 de mayo pasado, concluida la paritaria bancaria con un 60% de aumento.
[2] “En un acto por el cierre del Congreso Provincial de Salud, Nicolás Kreplak anunció junto a Axel Kicillof y Daniel Gollán que el gobierno bonaerense avanzará con la reforma del sistema sanitario que impulsa Cristina Kirchner para crear el Sistema Nacional Integrado de Salud.” (Infobae, 22/4/22, negritas en el original)






