Sobre la inconsecuencia del PTS y el PO en temas de principios

Como te digo una cosa, te digo la otra…  

En 2022, el Nuevo MAS marchó contra el intento de magnicidio y, en estos días, hizo lo mismo contra la proscripción a CFK. El PTS y el PO, por el contrario, no se movilizaron contra el atentado reaccionario en 2022, pero ahora dieron un giro abrupto en su política. Una muestra del instrumentalismo como principio político.

“En la tradición del marxismo revolucionario, desde el PTS condenamos este intento de magnicidio sin dudar un momento. Nuestro más enérgico repudio y exigencia de esclarecimiento no nos lleva de todos modos a ser parte de la convocatoria a movilizarse este viernes, hecha por el presidente Alberto Fernández en cadena nacional, y que está siendo replicada por las dirigencias sindicales y estudiantiles oficialistas.” (Comunicado de la Comisión Política del PTS en repudio al atentado contra Cristina Kirchner y por el inmediato esclarecimiento, 2/9/22)

“La movilización convocada y el feriado nacional no tienen simplemente el objetivo de repudiar el atentado, sino que son una movilización de apoyo al gobierno y fundamentalmente de reivindicación de la figura de Cristina Fernández, en momentos en los cuales el gobierno nacional emprende un mayor ajuste contra la clase obrera.”  (Frente al atentado contra Cristina Fernández, Declaración del Partido Obrero del 2/9/22)

 “Esto no es afinidad política ni ideológica, llamó la atención nuestra presencia porque somos opositores a Cristina. Son momentos donde se ve quiénes tienen principios, la única manera en que se para esto es con una gran movilización.” (Miryam Bregman, PTS, 11/6/25 en X)

“Para derrotar la proscripción del fallo persecutorio se debe convocar una movilización masiva a Plaza de Mayo y un plan de acción.” (Gabriel Solano, PO, 10/6/25en X)

Otra nota que podría terminar acá.

Pero refresquemos la memoria, dada la importancia educativa que tiene subrayar la coherencia política, y más aún cuando se ponen en juego cuestiones de principios. Importancia que viene no de motivos morales o intelectuales,  sino porque los revolucionarios nos tomamos seriamente nuestra actividad e intervención para incidir en la realidad y estar a la altura de las circunstancias en momentos en que, por ejemplo, se quiebra la “normalidad política” mediante ataques reaccionarios que cuestionan las libertades democráticas.

Para poner las cosas en su lugar, adelantemos contra los que citan al marxismo para decir cualquier cosa, como ocurre en los párrafos del PTS y el PO que, en cuestiones de ataques a las libertades democráticas: 1) se impone la unidad de acción con todos los sectores que estén dispuestos a movilizar contra el embate reaccionario. Es decir por un punto en común. Y que esa unidad de acción por un punto determinado, no implica ni unidad política, ni apoyo político a un gobierno o a un sector, ni otras estupideces. 2) De lo que se desprende que la unidad de acción por ese punto común, no quita que cada sector se movilice con sus propias banderas, es decir con independencia política.

Estas sí son enseñanzas recogidas de la tradición del marxismo revolucionario, elaboradas al calor de las luchas del movimiento obrero y de las miles de luchas por las libertades democráticas a lo largo de la historia, que podrían resumirse en que, cuando se trata de defender conquistas democráticas (por ejemplo) es válido hacerlo con todos los que estén dispuestos. ¿Incluso con las direcciones inconsecuentes con esa lucha? Sí. Porque la disputa por la dirección y el desborde (palabra de extrema importancia en la coyuntura del país gobernado por Milei ayudado por la contención activa del peronismo y la CGT) sólo puede lograrse y procesarse en una experiencia con las bases.

El ataque a las conquistas democráticas aplica en estos casos en que se intenta, por medio de la acusación de corrupción, que le cabe también a Milei, Macri, y a todos empresarios, censurar la posibilidad de los de abajo de elegir a sus representaciones políticas. (Para un análisis de fondo sobre el fallo proscriptivo ver la editorial “Un ataque político reaccionario” de Roberto Sáenz).

“Cristina, entre la bala que no salió y el fallo que sí saldrá”

Con esa brutalidad abiertamente reaccionaria titulaba Clarín una nota posterior al intento de magnicidio de Cristina Fernández de Kirchner. Y agregaba “El relato del ´discurso del odio´ funciona a esta altura como paraguas ante una eventual condena por corrupción de la Vicepresidenta.”

Esta cita evidencia la continuidad política por otros medios (del intento de magnicidio al fallo proscriptivo) de deshacerse de una representante de los intereses capitalistas cuyo perfil de gobierno quedó asociado a concesiones objetivamente mínimas, pero que contrastaron con el periodo abiertamente neoliberal anterior. Concesiones que, recordemos,  fueron arrancadas por la irrupción popular del 2001 y que condicionó a políticos burgueses como los Kirchner, que venían del menemismo, como está registrado en infinidad de declaraciones y videos de los 90 en Santa Cruz.

El 1 de septiembre de 2022, luego de conocerse el pedido de detención e inhabilitación para ejercer cargos públicos de la entonces vicepresidenta Cristina Kirchner por parte del fiscal Luciani, se produjo el intento de atentado. El clima reaccionario que se había instalado con el intento de proscripción política y con un emergente Milei, sumado a un gobierno que defraudaba a todo un sector de la sociedad que confió en que el kirchnerismo junto a Alberto Fernández revertirían los ataques del gobierno de Macri, desencadenó en un ataque aún no esclarecido respecto de sus responsables intelectuales y políticos. Luego de este hecho, Alberto Fernández convocó a la “Unidad Nacional”; es decir, a un pacto entre las fuerzas políticas burguesas y los empresarios, unidad de corte reaccionario cuya prenda de cambio fueran las condiciones de vida de los trabajadores. Pero este llamado a la Unidad Nacional no se concretó por rechazo de la absoluta mayoría de la oposición tradicional que se negó siquiera a repudiar claramente el atentado.

A la política pusilánime del entonces presidente, que además decretó un feriado nacional para el día 2 de septiembre, se le opuso una movilización masiva y democrática de amplios sectores sociales que comprendieron que lo que estaba en juego eran los derechos democráticos más elementales.

Ante este intento de magnicidio la posición del Nuevo MAS fue clara: “Nuestro partido marchará hoy a Plaza de Mayo y en todo el país contra el atentado a Cristina Kirchner, contra la provocación reaccionaria y en defensa de las libertades democráticas. Movilizará de manera independiente, con sus propias banderas socialistas y sin dejar ni por un instante de criticar y alentar la lucha contra el ajuste recesivo que aplica el gobierno del FdT en acuerdo con el FMI.”  (Manuela Castañeira)

Desde luego que de la movilización participaron diversos sectores del peronismo, sindicatos y organizaciones distintas sociales, como no podía ser de otra manera. Y claro que la dirección del peronismo fue inconsecuente en llevar la lucha, la movilización y la convocatoria al paro general hasta el esclarecimiento del hecho y la derrota de la derecha y la extrema derecha emergentes. Pero cuando ocurren eventos de esta magnitud, no hay medias tintas para las organizaciones revolucionarias. O se impulsa la movilización sin bajar las propias banderas ni mezclarlas, en la apuesta al desborde de las direcciones tradicionales, o te quedás en tu casa, igual que la oposición de derecha pero  tuiteando “por izquierda” para cubrir las vergüenzas. Esto último hicieron los representantes del PTS y del PO.

Afortunadamente, la respuesta fue masiva. De no haber sido así las libertades democráticas hubieran quedado regaladas en bandeja. Pero evidentemente las relaciones de fuerzas son mayores, mucho más grandes que la irresponsabilidad de una izquierda adaptada a las presiones del régimen, ora del kirchnerismo y ora del gorilismo.

«Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros»

Finalmente el ataque reaccionario respecto de Cristina Kirchner se concretó por la vía judicial, bajo el gobierno de Milei. Ya hemos señalado en cientos de ocasiones la responsabilidad de quienes, como el PTS a través de Bregman, rebajan a este experimento de extrema derecha como un “gatito mimoso”,  desarmando a los sectores sociales que buscan en la izquierda una posición que esclarezca las dificultades y posibilidades bajo Milei. Ni qué hablar del PO que se dedicó a decir que el peronismo y Milei son lo mismo por ser capitalistas. Una pobreza política que sería para reírse si no fuera porque intentan embrutecer con sus posiciones sectarias a sectores de vanguardia.

Pero en el caso del fallo proscriptivo, tanto el PTS como el PO han dado un giro completo para no caerse del mapa, más por oportunismo que por consecuencia principista.

Ambos se han posicionado en la necesidad de la movilización, cuestión que le sienta extremadamente incómoda, difícil de digerir, al PO. Los hechos concretos de persecución político judicial, que se aplican también a su organización, son una muestra de que ante los ataques a las libertades democráticas, aún si comienzan por sectores ajenos a las corrientes de izquierda,  la respuesta debe ser contundente y en las calles, exigiendo la movilización al resto de los sectores, así como el paro general a la CGT.

Por su parte, el PTS que también cambió de posición, lo ha hecho de manera oportunista, una lógica selectiva y sectaria. Mientras que con el caso de Cristina Fernández la solidaridad y movilización de sus referentes ha sido inmediata, en el caso de la persecución y ataque al Polo Obrero no se puede decir lo mismo. No lo dice sólo el Nuevo MAS, también se lo reprocha el PO. Por el contrario, nuestro partido ha sido implacablemente consecuente con el rechazo a la persecución política de esta organización, incluso cuando algunos referentes del propio PO han actuado de manera reprochable en los propios actos de solidaridad, y a pesar de la ausencia sistemática de otros partidos del propio FITU.

Sumemos a este oportunismo sin principios o instrumentalismo como todo principio, en que las posiciones están atadas a “necesidades” (electoralistas, en este caso) que no parten de los intereses generales de los trabajadores (como la defensa incondicional de los derechos democráticos) sino de los intereses mezquinos, que estas organizaciones del FITU se han transformado en expertas en apoyar y defender incondicionalmente algunas proscripciones y rechazar otras. En el caso de la defensa de las PASO, instrumento proscriptivo elaborado por el propio kirchnerismo, han hecho uso de medios nacionales, notas, redes sociales, presentaciones judiciales, y todo lo que estuvo a mano para garantizar su continuidad con la finalidad de censurar la presencia del Nuevo MAS en las elecciones generales. En esto, como en otras posiciones y cada vez más, el PO se acopló a la posición proscriptiva histórica del PTS. Al respecto de esta lógica remitimos a una nota anterior: Las consecuencias del instrumentalismo como principio político en izquierdaweb.com.

Cristina tiene que resistir, llamar a  movilizar y al paro general de la CGT

En política no puede haber ingenuidad. La ubicación de las direcciones peronistas ha sido de contención del gobierno de Milei hasta estos días, a pesar de los ataques brutales que sufre el movimiento de masas. Tributan al régimen político y evitan cualquier desborde que, de ocurrir, iría más allá de una simple reivindicación salarial o sindical. En última instancia, mejor Milei que las y los trabajadores desbordando a las instituciones y construyendo su propio destino mediante la lucha y la movilización. Por eso evitan la calle y refuerzan que hay que esperar al 2027 para sacarse de encima a Milei.

A tal punto llega la pusilanimidad que, incluso contra el ánimo de su propia base, prefieren acatar la proscripción antes que chocar contra la decisión de la Justicia, el poder con menos legitimidad del régimen, el más antidemocrático y turbio entre los turbios.

Por el contrario, la legitimidad de la lucha y la movilización contra el ataque a las libertades democráticas tiene absoluta vigencia. Una convocatoria en regla a movilizarse podría darle un cachetazo no sólo al Poder Judicial, sino al gobierno de Milei y a toda la burguesía que apoya esta medida.

Por eso, el Nuevo MAS con Manuela Castañeira hemos sido parte de la movilización contra la proscripción política, y hemos exigido el paro de la CGT. Pero además llamamos a resistir tanto la proscripción  como la concreción de la cárcel (cosa que el PTS y el PO no hacen), de manera de desbordar a un régimen que arbitra hacia la derecha e intenta avasallar las libertades de los de abajo. La tarea hoy es exigir esto a las direcciones de los organismos de masas (Centrales Sindicales, Sindicatos, Centros de Estudiantes), a que impulsen asambleas y espacios de autoorganización de los trabajadores y estudiantes, y conformar un pliego de reivindicaciones que incorporen las demandas más sentidas de los trabajadores, los estudiantes, y la juventud, mujeres y diversidades contra el gobierno de Milei.

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