Una crisis poco contenida

Aunque la dibuje Caputo: crece la sangría de reservas y la presión devaluatoria no afloja

A pesar de la intervención del gobierno sobre los mercados y de las estadísticas dibujadas de Caputo, la presión devaluatoria sobre el peso marca una tendencia sostenida que no desaparecerá por arte de magia.

Este lunes el dólar oficial volvió a tocar los $1.305 para la venta, alcanzando nuevamente el máximo valor nominal desde la flexibilización del cepo. La imagen es clara. A pesar de la intervención del gobierno sobre los mercados y de las estadísticas dibujadas de Caputo, la presión devaluatoria sobre el peso marca una tendencia sostenida que no desaparecerá por arte de magia.

Desde la falsa salida del cepo (en realidad fue una flexibilización parcial) la cotización de la divisa norteamericana aumentó $277, el equivalente a un 21%. Sólo en julio la devaluación fue del 7,5%, unos $90.

Los números descarnados contrastan con el cuento oficial de Caputo. Ya van varios meses durante los cuales el ministro de Economía (hoy de Milei, antes de otros) desmiente toda posibilidad de devaluación y la existencia de cualquier «desbalance» en las reservas. Pero cada declaración pública de Caputo no parece sino echar más leña al fuego de una economía en crisis crónica.

El cuento de las reservas

La falta de liquidez en la economía argentina es estructural. Pero, como si no alcanzara con eso, el plan económico de Milei acentúa la sangría discrecionalmente.

Hace algunos días el Banco Central comandado por Santiago Bausili publicó un balance según el cual las reservas netas del organismo son «positivas» por un monto de 23 millones de dólares. El oficialismo festejó esta cifra, como si no fuera preocupante que las «reservas positivas» del BCRA fueran el equivalente a un auto 0KM de gama baja.

Pero las cifras están dibujadas y el estado de la situación es bastante más agudo. Sucede que el balance de Bausili no resta algunos ítems. Vale la pena señalar que el gobierno viene de traspasar una masa enorme de deuda desde el BCRA hacia el Tesoro. Si se suman los números del Tesoro y del BCRA, el aumento de la deuda pública redondea los u$s 13.285 millones en el último año y las reservas netas caen hasta los u$s 13.671 millones negativos. Dos cifras sugerentemente gemelas.

Para tomar una dimensión de la tendencia a mediano plazo basta anotar que desde la asunción de Milei el déficit de reservas netas del Central se duplicó, desde los -7.700 millones de dólares a los actuales -13.671 millones. Esto a manos de quien dijo no tendría problemas para dolarizar la economía porque el BCRA iba a estar «repleto de dólares».

Como si fuera poco, el dólar pisado (artificialmente «bajo» en relación al peso) aumenta el valor en dólares de la deuda pública en pesos. Y las operaciones chanchas que mueven deuda del BCRA al Tesoro aumentaron la base monetaria en pesos en alrededor de 10 billones de pesos en un día. En esas operaciones el gobierno convalidó tasas de interés de hasta el 47% y 48% anual para plazos de 15 o 30 días, 15 puntos arriba de las tasas de la operación anterior. Cómo será de desastrosa la cuestión que hasta las cámaras que asocian a los Bancos Nacionales le pidieron al gobierno que impusiera algún mecanismo para mitigar las consecuencias de una liberación masiva de pesos y tasas.

La mano bien visible de Caputo y Milei

Caputo dijo tras el último acuerdo con el Fondo que liberaría el cepo y no intervendría sobre la flotación del dólar. No cumplió ninguna de las dos. El cepo sigue siendo bien real: la flexibilización para personas reales no tiene proporción con la enorme masa de divisas que las grandes firmas querría expatriar y que aún siguen bajo el cepo.

Y la intervención sobre la cotización del dólar es visible desde hace meses. Ahora Caputo decidió intervenir fuerte sobre los contratos de dólar futuro. Según números del propio BCRA las posiciones en dólar futuro crecieron un equivalente a $1.800 millones en las primeras 3 semanas de julio, totalizando unos 3.700 millones. Y ahora la gran mayoría de esos contratos tienen vencimientos cortos, de algunas semanas o 30 días.

¿Qué tan desesperado está Milei por mantener atadas las variables económicas hasta que pase el calendario electoral? Una buena medida es el comportamiento del gobierno en las últimas operaciones de dólar futuro. Esta semana, el BCRA realizó ventas de dólar futuro con tasa negativa o, lo que es lo mismo, vendió dólares futuros más baratos que el actual, cuando todo el mundo sabe que la devaluación continuará durante todo el año.

Esa tasa negativa implica que el contrato que vence el próximo jueves, último día de julio, quedó más barato que la cotización de contado. Es decir, quien opera en ese sentido apuesta a que el dólar va a caer. Y de esa forma, le saldrá más barato comprar ese futuro que vence el jueves y esperar tres días, antes que comprar en el mercado.

«La dinámica planteada se puede resumir así: el Banco Central ofrece vender hoy un dólar futuro más barato que el tipo de cambio actual, algo equivalente a firmar un compromiso de entregar divisas a pérdida en apenas tres días. La intención no es «regalar plata», sino inducir una reacción del mercado, contener la demanda inmediata de divisas y reforzar la expectativa de estabilidad o baja en el precio del dólar.

Si bien no toda la curva de futuros muestra este comportamiento, la aparición de tasas negativas en el tramo más corto tiene valor informativo. Indica que la autoridad monetaria está dispuesta a intervenir abiertamente y no le preocupa que esa intervención sea visible. Por el momento, la señal que parece transmitir el Banco Central es que no está dispuesto a convalidar un dólar por encima de los $1.300» (Infobae).

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