
Este acuerdo se inscribe en la lógica del arreglo alcanzado en la región de Nueva Aquitania, en la que un sector minoritario del NPA -con Philippe Poutou a la cabeza- cerró un frente con la FI a pesar de no contar con el aval de la dirección regional.
Podemos decir que la génesis de estos frentes electorales se encuentra en la experiencia de «Bordeaux en Luttes», lista conformada en las municipales 2020 que consagró a Poutou como consejero municipal de Burdeos con alrededor del 10% de los votos. Esta lista conformó una «excepción» en la política nacional de la Francia Insumisa, que en casi todas partes se presentó como furgón de cola en un frente encabezado por el Partido Socialista, los Verdes y el PCF.
En dicha oportunidad, la lista fue encabezada por el candidato obrero del NPA, suscribió un acuerdo de independencia de clase e incluyó una cláusula específica de no aliarse a los Verdes en ocasión de una posible segunda vuelta. Además, «Bordeaux en Luttes» buscó conformar una «representación política de las luchas», surgida a partir de la experiencia real y contando con la adhesión de figuras extrapartidarias del movimiento social, anti-racistas y chalecos amarillos.
Si bien la inclusión de la FI resultaba problemática desde el principio, también es cierto que la apuesta del NPA constituía, en un contexto de fragmentación creciente, una oportunidad para reforzar políticamente al partido en la disputa por un programa anticapitalista. Sin embargo, los acuerdos alcanzados actualmente parecen ir en la dirección contraria, sobretodo teniendo en cuenta la situación interna del partido, amenazado de dar lugar a una «escisión» a corto plazo.
A pesar de partir de la necesidad de representar políticamente las peleas en curso contra el gobierno de Macron, es el programa de la Francia Insumisa el que se impone, el cual lleva la dinámica de la pelea extraparlamentaria a caer en las redes del institucionalismo. Una trampa de la cual el caso del vecino español «Podemos» constituye un ejemplo revelador para sacar conclusiones al respecto del peligro de la adaptación a la democracia burguesa.
En estos momentos, en el que ya se lanzan las principales candidaturas presidenciales para el año próximo, el coqueteo con la Francia Insumisa constituye una dinámica peligrosa. Sería un error político grave que la lógica de unidad con esta formación termine presionando al NPA al punto tal de no presentar un candidato independiente en 2022 y de ir corriendo detrás de la campaña de Mélenchon, como propone un sector (por ahora minoritario) de la dirección del NPA.






