A sus 29 años, siendo madre de tres hijos y estando embarazada, Paola vivía en situación de extrema vulnerabilidad y violencia de género. Dormía en una pieza que le prestaba su ex suegro a cambio de explotarla sexualmente, en ocasiones en la terminal y en otras en la calle. El padre de sus hijos le había quitado a sus tres hijos.
Sufrió un parto en avalancha en el que su bebé nació sin vida. Cuando Paola fue a denunciar, la policía escribió en su causa pruebas falsas y la acusaron de homicidio. La “justicia” hizo lo suyo: la condenaron sin pruebas a cadena perpetua.
Por lo descrito, es un caso muy similar a lo que sucedió con Belén, el cual hace poco llegó a las pantallas de cine de la mano de Dolores Fonzi. Belén, de Tucumán, pasó dos años presa producto de un aborto espontáneo, hasta que el movimiento feminista la liberó con la movilización en las calles. Fue un antecedente clave en la lucha por el aborto legal.
El caso de Paola Ortiz se hizo público en medio de la ofensiva reaccionaria y negacionista de la violencia de género de Milei, el aumento de los casos de femicidios y el doble femicidio en Córdoba a manos de un militante anti-derechos amigo de Agustín Laje.
Pero la noticia también se difundió mientras nuestro movimiento feminista y de la diversidad se planta contra la extrema derecha. Tenemos la fuerza de la marcha del orgullo antifascista del 1F y la marea verde que conquistó el aborto legal.
Córdoba será sede del 39° Encuentro Plurinacional de Mujeres y Diversidades en 2026. Vamos a pelear en las calles por libertad ya para Paola Ortiz y defender todas nuestras conquistas contra los monstruos de la extrema derecha, la justicia patriarcal y los cómplices de la violencia de género.




