Después del inesperado triunfo electoral del gobierno, Milei prepara una nueva ofensiva anti obrera de esclavitud, una nueva reforma laboral. Tras él, toda la patronal nacional e imperialista la impulsan con fuerza. Recordemos que en la Ley Bases del año pasado se introdujeron varios cambios a la baja en la ley de contratos de trabajo. Ahora vienen por todo.
El discurso del gobierno es que la economía y el empleo no crecen por culpa de las leyes laborales. Es una mentira total. La economía de un país no solo depende de las leyes laborales, sino principalmente de otros factores como la inserción en el mercado mundial, el contexto internacional, la infraestructura, el valor del dólar, los aranceles de importación y exportación, etc. La realidad es que el gobierno promete un “paraíso” sin derechos laborales para atraer inversiones. Pero para eso tiene que derrotarnos.
Hay varios proyectos dando vueltas, pero todos parten de la realidad de que hay mucha informalidad laboral y precarización. El gobierno presenta a los trabajadores con derechos como privilegiados. La solución mileísta es sencilla: precarizar aún más a las y los trabajadores, eliminar la mayor cantidad posible de derechos. Veamos los ejes de la nueva reforma laboral.
Jornada laboral «flexible». Es decir, la patronal impone la jornada laboral como quiere. Esto se implementa con un sistema de banco de horas: un día podés trabajar 12 horas, al siguiente no trabajar, hasta cumplir las horas semanales, mensuales y hasta anuales que especifique el convenio. Con esto se busca terminar con las horas extras, e impedir que el trabajador organice su vida por fuera del trabajo. Además, se permitiría a las empresas fraccionar las vacaciones a su antojo. En concreto, el trabajador pone toda su vida a disposición de las necesidades de la empresa: es la esclavitud del siglo XXI.
Negociaciones dinámicas. Con esto quieren decir varias cosas distintas. Por un lado, que los aumentos sean solo por productividad. Es decir, quieren terminar con los aumentos atados a la inflación y permitir pagos en “ticket canasta” como impuso Cavallo en los ’90. Es una forma de salario en negro que no se toma en cuenta para indemnización ni jubilación.
Pero también quieren que los incentivos sean individuales. Es decir, si sos “chupa medias” del patrón podés tener un plus salarial.
Ultraactividad, convenios por empresa o región y poder sindical: es un anhelo de siempre de la patronal terminar con la ultraactividad de los convenios, que significa que si no hay acuerdo entre las partes sigue vigente el convenio anterior. Esto es muy importante porque mantiene la progresividad de los cambios, los cambios no pueden ir a la baja.
Los convenios por empresa ya existen en muchísimos casos. La novedad sería que se daría autoridad para firmar a los representantes sindicales de la empresa o de la región: con esto se busca fragmentar y debilitar la organización de los trabajadores.
Indemnizaciones: se habla de poner un tope de 10 sueldos como máximo del salario básico de la actividad. Además, se podrá pagar en 12 cómodas cuotas no indexadas. Cabe aclarar que no hay derecho adquirido sobre las indemnizaciones; corre la ley vigente al día del despido.
Eliminación del derecho a huelga
Llama mucho la atención que este tema fundamental para la defensa de los derechos obreros no estuvo mencionado dentro de los proyectos en danza. Este “silencio” esconde el objetivo declarado muchas veces por el gobierno de limitar o eliminar el derecho a huelga. Ya en el decreto (casi dictatorial) 70/23 se pretendía extender el “servicio esencial” a prácticamente todos los sectores. Hasta ahora solo alcanza a salud, producción y distribución de agua, gas, electricidad y control aéreo.
Declarar “esencial” por ley que la educación, todo el transporte de pasajeros, cargas, el ferroviario, el marítimo y el aéreo, la producción de alimentos, gas, petróleo, minería y muchos rubros más, es directamente prohibir el derecho a huelga. ¡De fondo nos quieren esclavos! Ni la dictadura a punta de fusil pudo anular el derecho a huelga, menos se lo podemos permitir a este gobierno de chorros, coimeros y narcos.
Unidad de los trabajadores
Las y los trabajadores debemos prepararnos para enfrentar y derrotar la reforma laboral anti derechos. Primero hay que clarificar que se pretende dividir y enfrentar a los trabajadores según su cantidad de derechos. Quieren dividirnos entre el trabajador en blanco con plenos derechos (los pocos que quedan) y el trabajador precarizado, terciarizado, monotributista, el trabajador totalmente en negro y el compañero desocupado.
Es decir, el gobierno y las patronales pretenden enfrentar al trabajador al que le queda algún derecho con el compañero desocupado o precarizado. En vez de ir todos para arriba, se pretende nivelar a todos para abajo.
La jornada laboral de 12 horas y el banco de horas, además de bajar el salario, en lugar de crear nuevos puestos de trabajo aumentan la explotación de los que ya están trabajando. Por eso, en vez de aumentar la jornada laboral hay que reducir la jornada a 6 horas para crear nuevos puestos de trabajo con derechos inmediatamente, como se está haciendo en muchas partes del mundo.
Nos oponemos a la rebaja salarial y a la jornada de 12 horas, que no le permite al trabajador planificar su vida, y ni hablemos de los jóvenes trabajadores que quieran estudiar y proyectar su futuro. Tu vida literalmente te la va a organizar el patrón.
No al banco de horas. Por una jornada de 6 horas en blanco para todos.
En vez de bajar el salario hay que pelear por un básico que parta de 2 millones, que tendría como consecuencia inmediata reactivar el consumo y la industria y tirar hacia arriba los salarios de todos los sectores de trabajadores. El salario mínimo vital y móvil (SMVM) actual de $322.000 es una vergüenza, un insulto al trabajador. Y las jubilaciones, pensiones, becas, planes sociales, etc., están atados al SMVM.
Las y los trabajadores en blanco y bajo convenio cada vez tienen menos derechos, con paritarias a la baja. La mayoría tienen dos o tres trabajos. Hay pluri empleo y trabajadores pobres y endeudados. Los docentes, por ejemplo, tienen que tomar hora tras hora para llegar a mitad de mes, afectando las condiciones de trabajo y la calidad educativa.
La realidad es que la mayoría de las y los trabajadores del país somos pobres. Ni hablar de los jubilados que heroicamente vienen luchando todos los miércoles en la Plaza Congreso.
Un salario de 2 millones, además de sacarnos de la pobreza, crearía inmediatamente puestos de trabajo al erradicar el pluriempleo.
La reforma laboral apunta a que los aumentos salariales sean por productividad, que se negocien por región, por empresa y hasta por persona, que haya premio “por chupa medias”. Apuntan a terminar con la organización obrera, con la solidaridad y hasta con el colectivo de trabajadores. Es el individualismo extremo del ultra capitalismo de Milei llevado a las relaciones laborales. Es la ultra precarización para sumirnos en la esclavitud laboral y la miseria salarial.
Nos oponemos a los aumentos por productividad, a negociaciones por región, por empresa o individuales. Por un básico de 2 millones y cláusula mensual automática atada a la inflación real para todos.
Para reducir la precarización se podrían tomar algunas medidas inmediatas. Por ejemplo, pasar a planta permanente a todos los estatales. La mayoría están contratados, por nación, provincias o municipios, no tienen estabilidad laboral ni derecho a la indemnización y cobran miserias.
Hay que exigir también el reconocimiento de la relación laboral de los repartidores de Pedidos Ya, Rappi, etc. (trabajadores por app) y a su sindicato, el Sitrarepa. Los trabajadores y trabajadoras por aplicación no tienen sueldo, no tienen convenio, ni paritaria, ni aguinaldo, ni vacaciones, ni ART ni obra social, y hasta ponen sus propias herramientas: es el colmo de la precarización laboral y con tarifas miserables. Por el reconocimiento de la relación laboral y del Sitrarepa.
Ni hablar de los trabajadores informales y las y los que están en negro. La reforma laboral del año pasado eliminó las multas por no registrar a los trabajadores. Es decir, se legalizó de hecho el trabajo en negro, y ahora directamente nos quieren esclavos.
Por eso hay que construir un programa en común, que tome los reclamos de todos los sectores pero que debe empezar por rechazar la reforma laboral y pelear por un salario inicial de 2 millones de pesos, como propusieron Manuela Castañeira y el Nuevo MAS en la campaña electoral, una medida que inmediatamente reactivaría el mercado interno y la industria.
La pregunta es ¿de dónde sale la plata? Del único lugar posible: del bolsillo de los capitalistas, de cobrar más impuestos a los que más tienen. De sacarle los beneficios impositivos a Mercado Pago, por ejemplo. De frenar la timba financiera y la fuga de dólares, de no reconocer la deuda externa e imponer un no-pago soberano.
El peronismo y la CGT: los mariscales de la derrota
El peronismo fracasó en su promesa de frenar a Milei, y ahora le echa la culpa a la gente y hasta insinuó que hubo fraude. Lo fraudulento es la estrategia política del peronismo para frenar a Milei. Ante la campaña del miedo que lanzaron Trump y Milei, el peronismo no respondió, no hizo ninguna propuesta concreta. Y ante la alternativa “esto o el abismo”, un sector votó equivocadamente “esto”.
¿Cuál es la estrategia del peronismo, desde Cristina, pasando por Kicillof, hasta Daer, Furlán, Yasky, Baradel y compañía? Primero, oponerse al gobierno por la vía judicial, cuando es evidente que la mayoría de los jueces, hasta la Corte Suprema de “Injusticia”, responden al poder de las billeteras más poderosas.
Segundo, presentar proyectos de ley que no salen, y si salen son vetados, y si se rechazan los vetos el gobierno no les da bola y todo sigue igual. Ante un gobierno que no respeta la institucionalidad, la estrategia solamente parlamentaria no sirve. Ahora que el peronismo le regaló al gobierno un montón de diputados y senadores, nos va a reventar vía leyes, y el peronismo va a decir “hay que respetar las leyes” y esperar hasta 2027…
Tercero y último, movilizar lo menos posible. Nunca hacer un plan de lucha serio y consecuente, nunca unir a todos los trabadores, jamás dar participación democrática a las bases. El peronismo y la CGT tienen la estrategia de la impotencia, del “no se puede”, la resignación y la derrota.
Por un paro activo y un plan de lucha
Hay que tomar la lucha en nuestras manos, porque de la CGT y el PJ no podemos esperar una lucha en serio para derrotar la reforma laboral. Hay que tratar de organizarnos por abajo en cada trabajo (tomando en cuenta las condiciones de cada lugar), empezar a charlar con las y los compañeros y ver de hacer acciones, desde escrachar baños hasta alguna acción colectiva fuera de los lugares de trabajo.
Hay que hacer encuentros y coordinadoras de los que queremos luchar consecuentemente contra la reforma laboral y el gobierno de Milei. En ese camino, formular un programa alternativo para exigirle e imponerle a la CGT y al peronismo una huelga general activa con paro y movilizaciones en todo el país hasta que caiga la reforma laboral. ¡Manos a la obra!




