El anuncio oficial del swap no trae ningún alivio económico

Pese a que hoy se anunció oficialmente el intercambio de monedas con el Tesoro de Estados Unidos, el dólar siguió subiendo como si nada pasara.

El anuncio oficial del swap de hoy fue un anuncio del anuncio. Lo que ya se sabía que se había acordado, se volvió a anunciar como acordado. Claro que para poder anunciarlo de nuevo, necesitaban el permiso de los Estados Unidos.

Y pese a todos los intentos del gobierno de mostrar estabilidad y confianza, nadie se lo cree. El dólar sigue al tope, y sube a peligrosos niveles del techo de la banda acordada con el FMI. Hoy cerró a 1495 pesos, en niveles muy similares a los que había llegado antes de que se supiera que el gobierno trumpista iba a intervenir directamente para salvar a su aliado argentino.

El respiro que le da el anuncio a Milei es corto, y en el fondo no resuelve absolutamente nada. Las cosas son claras, la alquimia seudo científica de la gestión Milei-Caputo no resolvió ninguno de los problemas estructurales de la Argentina capitalista.

Primer problema estructural sin resolver: la economía argentina es poco competitiva. Argentina produce «demasiado» en términos internacionales, necesita que entren más dólares de los que puede producir. Cuenta con una serie de industrias más desarrolladas y competitivas (la automotriz, del neumático, petrolera, el complejo agroindustrial, etc.), pero son «islas de desarrollo en un mar de atraso», como dijo Milcíades Peña. Al no haber prácticamente «producción para la producción» (maquinaria, tractores, motores, etc.), todo se importa. Y la infraestructura general sobre la que funcionan esas industrias (como los transportes y la energía) es propia de un país con poca y ninguna industria.

Esas ramas obtienen muchas ganancias, pero sobre la base de una desinversión general del país. Además, subsisten muchas industrias más pequeñas, resabios de la «sustitución de importaciones», cuyos productos son directamente invendibles a nivel internacional.  La existencia del peso, en estas condiciones, permite que el atraso no se convierta en destrucción de producción. Funciona como elemento «proteccionista» de la economía nacional.

La mayoría de los países dependientes tuvo de una u otra manera este problema, y lo resolvieron a la manera neoliberal: con destrucción de industrias y ramas económicas enteras. Las promesas de «desarrollo» ultra liberales son la de la destrucción de lo no competitivo y, por lo tanto, desempleo de masas. El peronismo lo subsidia con proteccionismo… y eso es lo que ha entrado en crisis en los últimos años. En estas condiciones, no se puede esperar ninguna mejora en cuanto a flujo de divisas.

Segundo problema estructural sin resolver: la interminable crisis de la deuda. En el segundo trimestre del 2025, la deuda bruta argentina ascendía a USD 305.043 millones. La única manera de pagarlo es saqueando la economía nacional, y no hay un solo gobierno capitalista que se plantee romper con ese «compromiso». Así, a muy largo plazo no se puede esperar otra cosa que la perpetuación de la dependencia y el atraso, porque toda inversión, todo desarrollo, tiene sobre su cabeza el yunque de la deuda. Incluso si se lograra superávit comercial, cada dólar de más debería irse de nuevo automáticamente hacia los acreedores externos. Con el pago de la deuda, no se puede esperar ninguna inversión, ningún desarrollo, ningún crecimiento que no derive en más dependencia y crisis a largo plazo.

Tercer problema estructural sin resolver: la dependencia absoluta del dólar.

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