El domingo pasado (14), en la calles de Madrid se llevó a cabo la mayor movilización en Europa contra el genocidio en Gaza. Más de cien mil personas marcharon contra la participación del equipo Israel-Premier Tech en La Vuelta Ciclista a España, una de las más prestigiosas a nivel interncional.
La protesta fue organizada por el colectivo Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (RESCOP) y otras organizaciones solidarias con la causa del pueblo palestino.
El movimiento comenzó con una pequeña concentración de cinco personas en la contrarreloj por equipos en Figueres (Girona, etapa 5), pero rápidamente fue abrazada por amplios sectores de la población hartos de la normalización del genocidio. En total, siete de las etapas fueron escenario de protestas para boicotear la participación del equipo israelí en la competición deportiva, el cual es financiado por un empresario cercano al primer ministro sionista.
Las autoridades de Madrid intetaron sofocar la protesta mediante la represión, para lo cual disponibilizaron 1.500 agentes de seguridad, el mayor despliegue policial en la capital española desde la realización de la Cumbre de la OTAN en 2022.
A pesar de la represión, los manifestantes no dieron marcha atrás y, al grito de “Netanyahu asesino” y con banderas palestinas en la mano, miles de personas derribaron las vallas de seguridad y ocuparon trechos del recorrido de la última etapa de la competición, obligando a la suspesión de la misma.
“La Vuelta ha servido de catalizadora de la impotencia de la gente (…) Como una forma de quitarnos la responsabilidad del silencio, de la complicidad (…) Ya es hora de que nos demos cuenta de que sí, se pueden parar las cosas. Por mucha propaganda que nos vendan para forzarnos a aceptar con pasividad todo lo que pasa”, declaró a la prensa Daniel Gómez, vocero de la asociación Interpueblos.
Fue una acción que los mismos organizadores calificaron como disruptiva, es decir, que alteró la normalidad para visualizar el genocidio y repudiar el “blanqueamiento” de la política de Israel mediante un evento deportivo.
Dada su magnitud y la enorme repercusión mediática que alcanzó, la protesta se transformó en noticia internacional y polarizó el debater político de España.
El gobierno de Pedro Sánchez, a sabiendas del creciente repudio contra el genocidio y por la masividad de la protesta, saludó la acción de boicote y endureció el tono contra Netanyahu, calificando abiertamente de genocidio las acciones militares en Gaza. Israel, por su parte, calificó las acciones de “antisemitas”.
En suma, lo de Madrid se trató de una acción masiva y disruptiva que denota el resurgimiento de las protestas contra el genocidio en Gaza, ahora con foco en Europa.