Movimiento obrero

Aceiteros: una inmensa huelga de impacto nacional

La respuesta del movimiento obrero a un ajuste económico cada vez más brutal. Contra un gobierno nacional decidido a ir a fondo contra el salario, las condiciones de vida y los derechos de los trabajadores.

Los Aceiteros comenzaron este paro de impacto nacional el pasado 6 de agosto. La Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (FTCIODyARA) y el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de San Lorenzo (SOEA) están desde ese día manteniendo en pie una huelga que ya lleva 4 días. El paro no es por tiempo indeterminado sino por 24hs, que son renovables en función de la respuesta que tengan por parte de las patronales.

El sindicato y la Federación llevan adelante esta medida de fuerza en demanda de una recomposición salarial del 25% mientras que las patronales de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) ofrecen un 17% en dos cuotas.

El secretario general del Sindicato Aceitero Rosario y paritario en la negociación salarial, Marco Pozzi, expresó en declaraciones radiales que “pedimos $1.550.000 de salario mínimo y vital para cubrir las necesidades a partir de julio, y las empresas vinieron con una propuesta después de 3 reuniones que realmente era muy baja y no llegaba a $1.400.000”.

Este conflicto no es “sorpresivo”, como pretenden instalar las patronales aceiteras. Muy por el contrario, el tema de la recomposición salarial frente a la pérdida de ingresos por la inflación se viene discutiendo en paritarias hace varias semanas. En vista de esta situación es que hace un mes se realizó un plenario conjunto de delegados de la Federación Aceitera y el Sindicato San Lorenzo que mandató a los gremios a tomar medidas de acción directa en caso que no prosperaran las negociaciones.

En un comunicado conjunto de la Federación y el SOEA señalaron que el paro de los aceiteros se produjo dado que «tras ocho horas de negociación este lunes, el mismo recibió de parte de los representantes patronales de las cámaras CIARA, CIAVEC y CARBIO una respuesta a la vez insuficiente y provocadora. Va en línea con la gestión de un gobierno nacional que busca la destrucción de los salarios, que diariamente son devorados por la liberación de precios de todos los productos que consumimos, constituyendo la base de su política económica».

La huelga general aceitera es total y está parando más de 40 plantas a lo largo del país, con epicentro en el corazón de la industria oleaginosa en la zona del gran Rosario y San Lorenzo (de cuyos puertos sale casi el 50% de las exportaciones de nuestro país). Los trabajadores permanecen en los accesos y portones de cada terminal aceitera.

Ante el paro la respuesta de las patronales fue amenazar con el descuento de los días no trabajados y plantear que los gremios no quieren reunirse en paritarias (lo que es desmentido por los representantes gremiales).

En un comunicado, desde la CIARA-CEC plantearon: “Un día más sin poder trabajar normalmente en toda la industria y sin interés de los líderes sindicales de volver a la mesa de negociación. Evitar una negociación paritaria solo generará menores salarios a la comunidad aceitera porque se les descontarán todos los días”. Frente a esto, el secretario gremial de Aceiteros Rosario, Martín Morales, manifestó que “el presidente de la Cámara de Aceiteros se paseó por los medios afirmando que somos los trabajadores los que no queremos sentarnos a negociar. Cuestión que es falsa, porque estamos en los portones a pocos metros de la sede gremial de la fábrica y notamos que hay una clara negativa de las empresas para no sentarse a acordar” y planteó que “tampoco recibimos comunicación por parte de las empresas para poder destrabar el conflicto”.

Este conflicto provocó que más de 15.000 camiones queden varados sin poder entrar a las plantas (según denuncian los gremios, esto fue una maniobra de las patronales que cerraron las playas de estacionamiento para intentar enfrentar a los transportistas con los trabajadores aceiteros). Al momento de escribir esta nota hay 10 barcos sin poder cargar en los puertos del gran Rosario y San Lorenzo y más de 20 varados en el río Paraná esperando la resolución del conflicto. Se calcula que el perjuicio económico para las patronales es de 50.000 dólares por día por cada embarcación que no se carga.

En una nota en el mes de abril, ante el paro de los aceiteros contra la Ley Bases, decíamos que la importancia de la misma radicaba en que “golpea directamente contra uno de los pilares del gobierno de Milei: la generación de divisas por la exportación”. Para poner en números, estas patronales aceiteras (Vicentín, Cargill, Renova, COFCO, Molinos, etc) exportaron el año pasado por 13.000 millones de dólares. Patronales que han tenido ganancias extraordinarias el año pasado y que, según denuncia Daniel Yofra, secretario general de la Federación de Aceiteros, están impulsando el conflicto ya que “están pidiendo una devaluación al gobierno nacional” y por eso “tienen una postura intransigente para actualizar el salario que necesitamos para vivir dignamente”. Yofra expresó que las empresas buscan “cambiar la forma de negociación y que absorbamos todos los desfasajes económicos que hubo en estos seis meses”.

El otro detonante de este conflicto es con la restitución del Impuesto a las Ganancias por parte del gobierno de Javier Milei. Con esto, la gran mayoría de los trabajadores aceiteros quedan incluidos en el pago de este gravamen, con lo que gran parte de los aumentos conseguidos se pierden.

El paro de los trabajadores aceiteros es contra unas de las patronales que más ganaron y ganan, que buscan una brutal devaluación para seguir ganando más, que lucran con los recursos naturales y el saqueo y el monocultivo de soja. Pero también es contra el gobierno nacional y sus políticas de ajuste que buscan que los empresarios ganen cada vez más mientras los trabajadores y el pueblo son cada vez mas pobres. Por eso es fundamental rodear de solidaridad el conflicto aceitero. Porque el triunfo de su lucha va a potenciar las futuras luchas de otros sectores de trabajadores.

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