
El gobierno reaccionario de Milei ha oficializado la emergencia del sector energético nacional. Con esto se allana el camino para que las petroleras y las empresas de energía en general se llenen los bolsillos descargando los costos sobre los usuarios.
El DNU 55/23 comprende la generación, transporte y distribución de energía eléctrica bajo jurisdicción federal y el transporte y distribución de gas natural. Se plantea una intervención de los entes reguladores (ENRE y ENARGAS) así como un brutal tarifazo que se estima será de alrededor del 300% con picos de hasta 575% dependiendo del tipo de segmentación.
Además, la ley ómnibus que Milei envió al Congreso también contempla cambios a la ley de hidrocarburos, siendo el corazón de la reforma que ahora el objetivo no sería el autoabastecimiento sino maximizar las ganancias de los empresarios. Si ya la ley, planteada en clave «progresista» creaba el marco para que las petroleras privadas pudieran amasar enormes ganancias, ahora la cuestión sería mucho peor.
Tarifas en dólares, salarios en pesos
El proyecto de ley ómnibus plantea que “En el caso de empresas estatales éstas podrán vender únicamente a precios que reflejen el equilibrio competitivo de la industria, esto es a las correspondientes paridades de exportación o importación según corresponda”. La única manera reflejar el «equilibrio competitivo» de la industria es que el combustible se venda a precio internacional, obviamente dolarizado.
Desde ya que la forma de funcionar de la energía en Argentina es petróleo y gas dependiente, y así lo es en gran parte del mundo. Se utilizan derivados de alto rendimiento del petróleo como son el Fiel Oil o el Diesel para generar energía, así como también gas natural. Incluso se importa parte de estos combustibles, dado el estado deplorable en el que quedó YPF y los yacimientos de petróleo tras los años de la privatización.
En el terreno eléctrico, dada la forma de fijar precios que se estableció en el menemismo, son las centrales eléctricas mas improductivas (las que tienen los mayores costos auditados) las que fijan el valor de la energía. Estas centrales suelen ser casi todas de ciclos combinados que funcionan con gas natural, fuel oil o diesel.
Saqueo
Con la reforma de Milei, el valor del barril y sus combustibles derivados llegan sin «distorsión» al proceso energético. Esto fija los costos de las generadoras eléctricas y del gas natural que se distribuye para consumo directo. Si a esto se le suma la eliminación de los subsidios a la generación (que es el subsidio que hoy en día existe), entonces la resultarte es catastrófica. Al estar el barril de petróleo y el metro cúbico de gas en dólares y a precio internacional, todo lo que de estos depende también pasa a estar dolarizado y sujeto a las reglas del mercado internacional.
La contrarreforma de Milei acaba impactando en toda una cadena de precios que hacen al funcionamiento económico y al poder adquisitivo de los trabajadores y sectores populares. No hay un ningún fundamento lógico desde lo estratégico, ni siquiera en términos capitalistas, en no subsidiar la energía y no intervenir de manera consistente. Toda la producción es dependiente del precio de la energía, tanto de la energía eléctrica como del combustible.
Que se plantee maximizar la rentabilidad del sector energético y se implemente la legislación en consecuencia sólo habla de que la visión de Milei para Argentina es la de un país liberado para el saqueo, improductivo y, por lo tanto, para pocos habitantes.
Intervenciones en los entes reguladores
Con el DNU 55/23, Milei interviene los entes que regulan la energía eléctrica y el gas, ENRE y ENARGAS. Pero, ¿con que sentido si no es para asegurarse que las regulaciones no vayan en perjuicio de las empresas? Es justo sospechar que vengan nuevos beneficios para MetroGAS, Edenor, Edesur, Edelap, etc. todo justificado en el marco de la «emergencia».