El gobierno del Frente de Todos nuevamente en zona de zozobra

Crisis del Plan Massa. La baja de temperatura deja de presionar sobre un sistema eléctrico abandonado por la falta de inversiones, y poco a poco miles de usuarios van recuperando la luz...

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Este síntoma de la degradación estructural del capitalismo autóctono abandona momentáneamente la escena principal, pero la economía sigue sin dar respiro al gobierno del Frente de Todos.

Rápidamente el recalentamiento inflacionario ha copado el centro con un salto inesperado para el oficialismo: el 6.6% de febrero (que acumula un 102,5% entre el mismo mes del año 2022 y el actual) vino a estallar en la coyuntura. La primera consecuencia política ha sido el derretimiento el plan Massa que se fue devaluando en 3 escasos meses. A fines de año era la promesa de bajar la inflación a un 3% mensual para abril del 2023 yestabilizar la economía con las miras puestas en su candidatura presidencial. Enero puso en crisis las perspectivas de mediano plazo con el dato del 6%, que obligo a un mero intento de congelar a ese nivel la inflacióny a bajaba las expectativas a un “plan llegar” sin sobresaltos a las elecciones. Hasta el sopapo del 6,6% de febrero que definitivamente le quitó realismo a cualquier aspiración proselitista y alejaal oficialismo de la continuidad en el poder más allá de este año. Las recientes pintadas de “Massa es estabilidad” quedaron viejas antes de secarse.

Pero una preocupación mayor aqueja al gobierno. Demasiada inestabilidad e incertidumbre económica, y el regreso de la zozobra hacen crecer las dudas sobre un camino que en algún momento se supuso allanado y que ahora es sacudido por la dinámica de la crisis económica. Lo que ayer fue el “plan llegar” hoy es “plan aguantar”, en un contexto donde los déficits estructurales del país y de la economía diaria dejan ver momentos de desgobierno (como ocurrió con los cortes masivos durante las dos semanas pasadas) y ponen sobre la mesa la amenaza potencial de una crisis de gobernabilidad.

La economía amenaza con llevarse puesta la política del gobierno. Si esto no ha ocurrido de momento es por la combinación de tres elementos inestimables para el Frente de Todos y el arco político del régimen. Por un lado, el rol de contención de la burocracia sindical: si la crisis social a la que se encuentran sometidas las amplias mayorías trabajadoras no han desbordado al gobierno es por el papel de las direcciones sindicales traidoras que le ha cuidado las espaldas sin chistar.

En segundo lugar, por el doble rol del FMI: que “asiste” al gobierno evitando la pérdida del acceso al crédito internacional y un desbarranque económico total que lleve al país a la hiperinflación (cosa que igualmente no se puede descartar); a la vez que liquida toda posibilidad de desarrollo independiente ordenando la economía alrededor del pago de la deuda, corta la posibilidad de inversión pública, y limita la inversión privada a ciertos nichos (especulativos financiero, extractivos, y no mucho más). Un abrazo de oso que refuerza el carácter semicolonial del país y lo someteal saqueo del imperialismo, a la vez que contenta a los capitalistas autóctonos (y a todo su personal político) en una unidad de interesespor el cual ninguno piensa en quebrar la alianza: el interés común de enriquecerse parasitando el trabajo, las riquezas naturales, y la estructura económica invirtiendo lo mínimo e indispensable.

Por último, el rol de un kirchnerismo acuciado por la crisis económica que le marca la cancha y loarrastra a la crisis política ante la falta de un proyecto alternativo. Demasiado conservador e incapaz de radicalidad incluso en los marcos de su filiación capitalista, sin aspiraciones siquiera anti imperialistas, y que cumple un rol de defensor a como dé lugar de la política desmoralizadora de que “nada es posible” salvo aceptar mansamente el ajuste y el avance de la derecha y la ultra derecha.

Las plagas de Argentina

Junto con la inflación, otros problemas condicionan el largo año que queda por delante y que ponen al gobierno ante la presión de cómo administrar un ajuste mayor en la previa electoral. Se descarta que la sequía que afectó al campo reducirá el ingreso de dólares al país. Las proporciones son difíciles de estimar de manera realista, porque las patronales del campo la aprovechan esto como excusa para llorar lágrimas de cocodrilo y exigir la eliminación de retenciones, más dólares a precio especial (dólar soja), y un sinfín de reclamos para seguir llenándose los bolsillos sin importarles nada, y que empalman con los discursos reaccionarios de dolarización de la economía. Se pueden leer cifras que van desde los 9.800 hasta 20.000 millonesde dólares de “perdida” en un mismo diario. Lo concreto es que esa reducción inesperada de ingresos de dólares al país actúa como una nueva presión que tiende a “enfriar” la economía, tanto por las restricciones que pueda afectar a las importaciones de bienes necesarios para la producción industrial, como por la recaudación vía impuestos como las retenciones.

Massa viene de renegociar con el FMI nuevas metas de reservas en poder del Banco Central para el 2023, que han quedado flexibilizadas sin un número concreto (en el acuerdo original debían llegar a 7.800 millones). Pero el FMI no se movió de la meta de déficit fiscal primario que el gobierno deberá reducir a un 1.9% del PBI, lo que implica un ajuste brutal en el gasto público. Es por esto que el Fondo presiona con recortar drásticamente subsidios al consumo de transporte y servicios, entre otros, y facilitar un aumento de las tarifas en regla. Un plan inflacionario y recesivo cuyo objetivo es quebrar definitivamente las condiciones de vida de las y los trabajadores para ajustarlas a lo que se supone debería ser vivir en un país capitalista de tercer orden: trabajar como esclavos y sin aspiraciones ni derechos.

Parte importante de la crisis social se debe a la aplicación que lleva adelante el FdT del plan del FMI. El gobierno viene aplicando una fuerte reducción del gasto social, empezando por la obra pública, seguido de jubilaciones (un botín al que apuntan todos los sectores neoliberales y que también es preciado como fuente de recursos por el gobierno actual como veremos más adelante), luego  subsidios,  y una fuerte reducción del salario real de los estatales (el empleo estatal creció en un 3% en el último año pero sobre la base de una caída total del salario real del 20%, o sea más empleo pero por menos salarios).En suma, la aplicación de esta fuerte reducción del gasto públicotendrá como consecuencia una economía que crecerá según estimaciones del FMI cerca del 2%, muy por detrás del magro 5% del año pasado. En suma, un año recesivo con altos niveles de inflación.

Por estas horas, ante la presión por la escasez de dólares el gobierno ha impulsado un nuevo ataque a los fondos jubilatorios, una medida que lleva agua al molino del discurso neoliberal autóctono y mundial sobre la base de la enorme fuente de recursos que podría significar la dilapidación y destrucción de los regímenes jubilatorios. Massa acaba de anunciar la pesificación de los bonos en dólares que se encuentran como reservas de ANSES. Es decir, obliga a la caja jubilatoria (ANSES) a vender los bonos en dólares que atesora el Fondo de Sustentabilidad y Garantía (FSG) cuyo fin es cubrir con reservas las jubilaciones y pensiones ante cualquier contingencia. A cambio de dichos bonos en dólares que serán vendidos a privados, ANSES recibirá bonos en pesos a largo plazo.

Esta medida busca, por un lado, cubrirse ante la falta de dólares demandados por los capitalistas financieros entregándoles bonos dolarizados, estabilizar así el tipo de cambio ante la alta demanda de dólares, y por último retirar pesos de la economía (en la medida que los pesos recibidos por Anses serán cambiados por los bonos en moneda nacional). Toda una maniobra técnico económica apurada por las enormes presiones económicas que asolan al país, y que redunda en una nueva estafa a los jubilados desfinanciando el fondo de “ahorros” de la caja jubilatoria, habilitando a su vez a los buitres neoliberales y ultracapitalistas la discusión sobre la reforma jubilatoria. Otra muestra de cómo el pragmatismo oficialista alimenta a los reaccionarios.

Con todo esto, la frágil economía capitalista se hubiera ido al tacho sin el salvavidas (de plomo visto desde los intereses de los trabajadores) del FMI. Un acuerdo que somete a las mayorías sociales a niveles crecientes de miseria, y que, sobre esa base, le da un respiro a una burguesía autóctona sin proyecto independiente. Esta es la encrucijada que ha dejado sin alma al kirchnerismoy que reduce el lema de “la patria es el otro” a “la patria es de otros”. Para salvar el proyecto capitalista hay que echarse en brazos del Fondo, mientras que la única forma de construir un país con futuro para las y los trabajadores y la juventud es rompiendo con el Fondo y refundar el país sobre un proyecto anticapitalista que ponga las riquezas al servicio de sus necesidades.

El pragmatismo y macartismo oficialista alimenta a la derecha y a Milei

El escenario electoral se presenta de momento con un oficialismo y una oposición que no se sacarían grandes diferencias en una primera vuelta, y en el cual la variable de Milei podría dar lugar a una sorpresa al recoger una suma de votos muy por encima de su peso orgánico real. Escenario corrido a la derecha que, de todos modos, podría modificarse en un sentido favorable con algún evento de la lucha de clases que visibilice una alternativa hacia la izquierda.

A su vez, el rol que viene jugando el oficialismo por la vía del pragmatismo en materia económica como comentamos anteriormente, junto con su política cotidiana, no hace más que alimentar las tendencias a derecha que domina en este momento la coyuntura del país. La especulación electoral de sectores del gobierno que opinan que “cuantos más votos saque Milei mejor porque le saca a JxC” es una canallada que desarma ante un peligro potencial pero real, de una expresión política reaccionaria que va más allá de un simple programa económico ultra neoliberal.

Milei es la expresión de la desesperación y el resentimiento social, que identifica las conquistas de la clase trabajadora, la juventud y las mujeres bajo el régimen democrático burgués, con la causa de todos los problemas. La pérdida de los parámetros políticos, de la naturaleza de las fuerzas políticas que actúan, de si expresan simplemente un cuestionamiento al grado de explotación y las formas económicas (más sociales o más liberales) o si van más allá, cuestionando directamente las formas en las que se procesa la lucha política en un intento por quitarse de encima el “estorbo” que les significa la participación democrática y las libertades que supone el régimen, etc. Esta “desorientación” que se expresa en el oficialismo no hace más que jugar a favor del sector más reaccionario del espectro político.

O el macartismo expresado por sectores del kirchnerismo como el caso de Filosofía y Letras de la UBAdonde la gestión en frente único con agrupaciones estudiantiles afines, llevan adelante un intento de despolitización del movimiento estudiantil por la vía de limitar y regimentar los espacios para hacer política (por ejemplo, decidiendo donde se pueden o no pegar carteles). Y junto con esto impulsan la persecución política hacia compañeras identificadas por ser militantes del Nuevo MAS e intentan sancionarlas por defender el derecho a la autodeterminación del movimiento estudiantil, yla conquista que supone la independencia política y organizativa sin ningún tipo de intromisión institucional de los estudiantes (agrupados o no), que dicho sea de paso son quienes históricamente han defendido el derecho a la educación pública y de calidad. Macartismo, campaña de despolitización, persecución política, e intento de regimentación en momentos donde las libertades democráticas son cuestionadas desde la ultraderecha. Una canallada que alimenta el discurso anti político de Milei.

Hay que unificar a la izquierda en unas PASO

En este marco complejo, desde el Nuevo MAS y Manuela Castañeira, hemos hecho un llamado público a unificar a la izquierda en el plano electoral en una PASO con la participación en igualdad de condiciones de las fuerzas. De momento sólo se han podido ver trascendidos periodísticos donde los distintos referentes expresan excusas de escaso nivel para esquivar el desafío que tiene la izquierda por delante. El PO por su parte con argumentos internistas sobre que nuestra participación “rompería la ecuación política” del Frente: una forma de reafirmar que el FITU, lejos de definir sus desafíos en relación a las exigencias de la situación nacional y la necesidad de los trabajadores, se ordena fundamentalmente alrededor del reparto de cargos. Y por su parte el PTS, con argumentos del estilo sobre que “el Nuevo MAS pide demasiado, pero que si pidieran menos no habría dificultades en sumarlos”. Cuando en realidad lo único que “pide” el Nuevo MAS es ir a internas para dar una alternativa unificada de la izquierda ante la crisis actual y los peligros presentes. Interna que, en condiciones de igualdad, dicho sea de paso, daría la medida real del peso de cada partido y cada figura en el marco de lo que es la izquierda. No se entiende por qué tanto temor.

Por otro lado, y en el marco que defendemos incondicionalmente a los movimientos sociales independientes de los ataques del gobierno la derecha y burguesía, señalamos que hay un intento algunas corrientes del FITU de trasladar mecánicamente los métodos piqueteristas a los usos y costumbres de la izquierda. Este de medir a la izquierda con criterio piqueteros tiene que ver con intentar imponer una relación de fuerza entre corrientes poniendo en un plano de igualdad la organización de los movimientos sociales a la de militancia orgánica de los partidos políticos. Cuando es obvio que el método de los movimientos sociales implica la obligatoriedad de la asistencia a movilizaciones y actos, mientras el método histórico de los partidos políticos y la militancia revolucionaria orgánica es de la asistencia a las actividades de manera voluntaria y consciente.

Tampoco es comparable el movimiento social con el movimiento obrero donde las relaciones son distintas y que al encontrarse bajo el régimen de salario y bajo patrón, lleva a cabo sus acciones (sindicales o políticas) muchas veces a costa de la pérdida del parte del salario e incluso eventualmente poniendo en riesgo la fuente de trabajo. Lo cual redunda en una acción voluntaria y consciente (mas allá de la mayor o menor conciencia de clase que pueda existir).

El intento de suplantar los criterios y métodos de la izquierda revolucionario por el de los movimientos piqueteros son deseducativos respecto de la necesidad de construcción de partido en términos leninistas (de conciencia de clase y socialista), instrumentalizan a los movimientos sociales a fines de resolver las relaciones de fuerza orgánicas entre la izquierda, y confunden respecto de la necesidad irremplazable de conquistar al movimiento obrero para la conquista del poder político.

Prácticas instrumentalistas que son igualmente nocivas como ocurre con algunas de las organizaciones del FITU que suplantan los criterios de defensa de los intereses del conjunto del movimiento obrero y sus organizaciones independientes (sean estudiantiles, sociales, del movimiento de mujeres u otros) como ha ocurrido en los últimos días con el caso de Filosofía y Letras de la UBA. Allí algunas fuerzas del FITU se han sumado a la campaña persecutoria de la gestión kirchnerista acusando al ¡Ya Basta! de ser violentos, con el fin de resolver una relación de fuerzas desfavorable apoyándose en el ataque reaccionario que impulsa la dirección de la Facultad. Una pérdida de principios donde todo vale, con tal de imponer el propio mezquino interés a como dé lugar.

Desde el Nuevo MAS seguiremos batallando por la defensa incondicional de toda organización independiente ante los ataques de los gobiernos y los funcionarios, a la vez que peleamos al interior de la izquierda para que prime lo mejor de la tradición de la militancia revolucionaria, de sus corrientes y del movimiento obrero. Simultáneamente, seguiremos batallando por unificar a la izquierda ante el fracaso del gobierno del FdT, para contrapesar las tendencias a derecha y ultraderecha presentes en el país, y para impulsar una alternativa anticapitalista al servicio de las y los trabajadores.

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