El juego de Cristina: desligarse del ajuste que se viene

Desde la carta de Máximo hasta la actual votación en el Senado, el kirchnerismo se ha dedicado a demarcarse del acuerdo entre el FMI y el gobierno que ellos mismos conforman, pero sin manifestarse ni impedir esta "legitimación de la estafa de Macri".

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El gobierno necesita dos tercios de votos positivos para poder sancionar el acuerdo con el FMI. Este numero se lo va a garantizar parte de la propia tropa: el jefe del bloque, Mayans ya adelantó su apoyo al proyecto de ley. Además La oposición de derecha de Juntos por el Cambio y bloques menores ligados a los gobernadores del PJ también se manifestaron en ese sentido. 12 senadores ligados a Cristina ya anunciaron que votaran en contra del acuerdo, pero la primera línea de este espacio, Oscar Parrili, Fernández Sagasti y la propia Cristina Fernández no se anotaron para hacer uso de la palabra.

Afuera el Nuevo MAS, junto a un centenar de organizaciones de izquierda organizadas en la «Coordinadora en contra del pago de la deuda externa», se manifiestan en contra del acuerdo.

El juego de Cristina

«Estamos ante la estafa económico más grande que sufrió la Argentina en su historia» manifestó enérgica María Inés Pilatti Vergara, senadora del Frente De Todos por el Chaco. «La Argentina está a punto de votar un proyecto que blanquea la estafa macrista» declaró en tono denunciante Fernanda Vallejos, Diputada oficialista.

Estas y otras declaraciones altisonantes siguen produciéndose en el Senado, las redes sociales y los medios de comunicación por parte de funcionarios cercanos a Cristina Kirchner. Sin embargo, nada hace que el kirchnerismo haya pasado de las palabras a los hechos.

Ni las correctas denuncias sobre el ajuste que conlleva el acuerdo con el FMI, ni los señalamientos sobre la «perdida de soberanía» que implican las visitas trimestrales del Fondo a nuestro país, ni las encendidas frases contra «la estafa macrista» implicaron que el kirchnerismo con fuerte influencia sobre un sector importante de la población, numerosos gremios y movimientos sociales moviera un dedo para detener este saqueo sobre el pueblo trabajador.

Pero el kirchnerismo no se quedó sin hacer absolutamente nada. Comenzó una campaña de denuncia, pero no contra el FMI. Sino contra menos de diez personas a las que se las señala por ser los «violentos» de los «incidentes» en el Congreso el día de la sanción del mismo proyecto pero en la cámara baja. Luego del video en el que Cristina muestra como quedó su despacho después de los «pedrazos que recibió», comenzó un rápido proceso de allanamientos y detenciones. Se ve que para investigar si hubo delito del macrismo en el inicio del endeudamiento con el Fondo la justicia es lenta pero para detener sin pruebas a militantes se prueba toda su eficiencia.

Los políticos del sistema saben que tarde o temprano el pueblo trabajador se va a manifestar contra el ajuste, los tarifazos y el continuo deterioro en las condiciones de vida que trae aparejado el acuerdo con el FMI. Saben que quien quede cerca del gobierno en ese momento puede ser repudiado por la mayor parte de la sociedad. Van en ese sentido los intentos de Juntos Por El Cambio de «deslindar» el acuerdo con el fondo del programa económico de ajuste que conlleva. Cristina, que fue quien puso a Alberto como presidente, tiene mas dificultades para desligarse completamente de esa responsabilidad.

Cristina Kirchner en el Senado, así como su hijo Máximo en el Congreso, hicieron sus declaraciones y gestos para desligarse de las consecuencias del acuerdo con el FMI, pero se cuidaron de no dar ninguna alternativa. ¿Qué podía hacer el gobierno si no firmaba el acuerdo con el FMI? para esa pregunta Cristina y Máximo solo tuvieron silencio. El kircherismo solo busca perder la menor cantidad de capital político y resguardar su imagen de cara a las elecciones del 2023. Mientras tanto, los tarifazos no se hacen esperar y se acerca un fuerte desafió para los de abajo: trazar otro camino para evitar que una vez más, seamos nosotros quienes paguemos los platos rotos de fiestas a las que no fuimos invitados.

1 COMENTARIO

  1. Sobre nota «el juego de Cristina » del compañero Rafael Ramírez.
    En general lo que noto es una apelación al cristianismo a que rompan con el gobierno y se plieguen al reclamo de la izquierda, que en su expresión más burda es la suspensión del pago con argumentos jurídicos como «deuda odiosa» o apelar a la soberanía nacional. L Todo esto sin dejar la histórica exigencia a la burocracia sindical por un plan de lucha.
    Por supuesto compañero, no me haré el zonso ya que usted sabe de mi simpatía por Política Obrera. Dicho esto, y teniendo en cuenta que tanto la cgt como la cta más camuflada así como la burocracia piquetera son pilares de la contención social para el pacto con el fondo, no sería una política consecuente de independencia de clase y de poder de nuestra clase la discusión en las bases siendo claro que en realidad la movida del cristianismo es algo así como el policía bueno para garantizar el acuerdo? Construir plenarios, coodinadoras y finalmente un gran congreso obrera que decida una huelga general para derrotar al fondo en la perspectiva del poder de la clase obrera?
    Porque la ruptura con el fmi es política y en nuestros términos.
    En el 75 se derrotó al rodrigazo con una huelga general a pesar de la burocracia la cual tuvo que adherir a modo de bombero.
    Perdón, es difícil escribir desde el celu.
    Lo saludo fraternalmente.
    Espero haber aportado un poquito

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