1.200 trabajadores despedidos y 2.000 cesanteados son la dura realidad que ha golpeado a los trabajadores de Vaca Muerta y la población del lugar. La nativa y la que emigró con la expectativa, aún no cumplida, de entrar a trabajar en el complejo petrolero.
La masividad de los despidos forzó a la conducción del sindicato petrolero, encabezada por Marcelo Rucci, a lanzar un paro general desde el 30 de julio al 1ro de agosto.
La convocatoria paro logró una conciliación obligatoria inmediata por parte del Ministerio de Trabajo, avalada por la dirigencia gremial. Lo que no cambió es la situación desesperante de los trabajadores cesanteados y la incertidumbre de los que se encuentran trabajando.
La recesión forzada por el gobierno nacional está golpeando de frente y en la cara a miles de trabajadores y sus familias. Del otro lado del mostrador sólo se escuchan vaguedades o promesas infundadas, en el aire.
La incertidumbre del futuro si no hay una pelea en el presente
Lamentablemente, la dura situación de los despidos no es el única en el país. Los trabajadores de la Petroquímica Río Tercero que están en lucha por su reincorporación y los trabajadores de Acindar suspendidos y con amenazas de despidos son solamente algunos ejemplos.
El “arreglo” por arriba entre las patronales y el gremio de los Petroleros no es ninguna solución. Es útil si está puesto al servicio de organizar y apuntalar la pelea para frenar todos los despidos.
Los dirigentes sindicales de la CGT y sus acólitos miran para otro lado. En este momento, están mirando para el Día de San Cayetano. Usan ese día para echar humo sobre sus pasos traicioneros, sin convocar a un verdadero paro y plan de lucha para frenar los ataques del gobierno y las empresas.
Opinamos que hay que utilizar la “tregua” de la conciliación obligatoria para exigirle al sindicato que realice asambleas en todas las secciones y turnos de Vaca Muerta, para que la voz y el voto de sus trabajadores decida qué rumbo tomar. La lucha y el enfrentamiento a los planes del gobierno va a ser posible si los trabajadores de Vaca Muerta y la población del lugar se expresan libremente. La embestida es brutal, la respuesta debe ser acorde a las necesidades y demandas.