
Desde el comienzo de la cuarentena, les docentes del conurbano nos enfrentamos a una avalancha de puñetazosque nos abofetea cada día más: la miseria salarial, la escalada brutal de precios, la imposibilidad de llegar a fin de mes y el desgastante trabajo virtual que deja afuera a miles de alumnos sin posibilidad de acceso a conectividad alguna.
Y mientras en los barrios bonaerenses vemos cómo se torna la realidad más descarnada (con familias que hacen filas de 3 o 4 horas en la puerta de las escuelas cuando se reparte la bolsa de alimentos) el gobierno paga millones al FMI. Y alas escuelas de adultos, CENS e institutos de formación docente no llega ninguna ayuda.
En el CENS 451 de San Fernando, al norte del Gran Bs. As., un grupo de docentesdecidimos organizarnos por nuestra cuenta, ya que los alumnos nos preguntaban continuamente sobre este tema. Nos contactamos con SUTEBA para impulsar algún tipo de reclamo y la vergonzosarespuesta del sindicato fue decirnos que teníamos que mandar a las familias a alguna oficina de Desarrollo Social del municipio. Al mismo tiempo, los directivos se duermen en trámites y notas al ConsejoEscolar para recibir algún sobrante de las demás escuelas.
Con la necesidad de las familias atravesada en la garganta, armamos una colecta entre profes que causó la inmediata respuesta, no sólo decolegas de la misma escuela sino de toda la regional que, a pesar de la cuarentena, encontraron la forma de hacer llegar alimento, dinero y logística. También toda la comunidad se puso al servicio de la campaña e incluso se fijó como lugar de reparto la misma casa de la preceptora, ubicada en el corazón del barrio. Con las donaciones de alimento y de dinero, el pasado jueves pudimos armar y entregar 30 bolsas con productos,sumado a que pudimos tener contacto real con muchas familias que nos contaron de sus dificultades económicas y de la lejana posibilidad de hacer las tareas de forma virtual. Esta experiencia nos dejó con mucho entusiasmo para continuar llevando la solidaridad y con la tarea de juntar firmas entre docentes y alumnos para exigir que se incluya a les estudiantes adultos al programa de Servicio Alimentario Escolar.
Una vez más queda bien claro que nuestra tarea revolucionaria hoy es fomentar la organización desde abajo, la solidaridad y la lucha que desenmascare a este gobierno e incline la balanza para todos los trabajadores.






