La guerra en Ucrania lleva varias semanas de recrudecimiento tras el fracaso de la última ronda de negociaciones bilaterales en Estambul. Ahora, Trump se robó todos los titulares con un ultimátum a Putin: si no hay un alto al fuego en menos de 50 días, impondría aranceles secundarios del 100% sobre los socios comerciales del gigante eurasiático (entre ellos China) para desalentar las exportaciones petrolíferas rusas.
Las declaraciones de Trump llegan luego del enfriamiento de las negociaciones entre Putin y Zelensky, pero también del fracaso de la línea directa entre Moscú y Washington. Tal parece que Trump no es tan buen dealmaker como él pensaba.
El ultimátum arancelario estuvo acompañado por el anuncio de que se reanudará el envío de armamento estadounidense hacia Ucrania. Esta vez Trump hará que Europa lo pague: venderá equipamiento a la UE y los países de la OTAN para que estos lo envíen posteriormente a Kiev. La noticia fue festejada públicamente por Zelensky y la UE, aunque en términos más concretos las cosas son más matizadas.
«En Estados Unidos, el plazo de 50 días dado por Trump ha sido recibido por algunos analistas como un permiso a Putin para seguir atacando durante ese tiempo, que expira en septiembre. ‘Se ha querido vender como un endurecimiento de su posición [del presidente estadounidense], pero en realidad es una barra libre para que haga lo que quiera sin esperar represalias de Washington’, ha escrito Peter Baker, de The New York Times, que ha lamentado también que el proyecto de ley con nuevas sanciones que se estudiaba estos días en el Senado queda ahora en suspenso.
John Thune, líder de la mayoría republicana en la Cámara alta, ha anunciado este lunes que frenaba esa iniciativa, en vista de que ‘Trump va a hacer algo similar por su parte’. No tan similar, en realidad: el proyecto de ley, que contaba con 85 apoyos entre los 100 senadores del Capitolio autorizaba a Trump a imponer aranceles secundarios de al menos el 500%» (El País, 15/7)
Zozobra militar en el Donbás e incertidumbre internacional
Es cierto que el envío de armas implica algo de aire para el frente ucraniano. La defensa oriental viene zozobrando sostenidamente ante el avance de las tropas rusas, tanto en tierra como en los constantes bombardeos que alcanzan las principales ciudades rusas. Esta semana, Rusia capturó dos ciudades más en la región de Donetsk y avanza hacia su objetivo de ocupar todo el Donbás (región este – sudeste de Ucrania).
También es cierto que las exportaciones petroleras son el principal punto de apoyo para una economía rusa que viene golpeada y da señales claras de estanflación. Pero está demostrado por la experiencia reciente que no es fácil quebrar económicamente la invasión rusa sobre Ucrania. De hecho, la nueva bravuconada trumpista podría acelerar el estrechamiento de lazos entre Putin y Xi Jinping. Hace pocas horas, el canciller ruso Lavrov tuvo una reunión personal con Xi, quien días antes declaró que tiene intenciones de estrechar su «colaboración» con Putin.
En todo caso, 50 días son mucho tiempo en una guerra y mucho más tiempo en un mundo en plena convulsión como el actual. No por nada, tanto Zelensky como muchos analistas internacionales señalan que Rusia agudizará sus ataques durante ese plazo. Trump le dió un ultimátum (simbólico o no) a Putin. Ahora Putin intentará cortar el pedazo de torta más grande posible de suelo ucranio dentro del plazo estimado.