
El jueves 26, en horas de la mañana, la patronal de Kimberly se comunicaba con sus trabajadores para informarles que tiene por objetivo cerrar la planta y dejar a sus más de 200 operarios en la calle, y que para ese fin, se disponía a presentar un preventivo de crisis ante la Secretaría de Trabajo. A la par, cesaba la producción, produciéndose de hecho un lock out.
Ante esta situación, los trabajadores reunidos en asamblea, para evitar cualquier maniobra de vaciamiento o militarización, decidieron permanecer pacíficamente en la planta cumpliendo sus turnos. Durante el fin de semana, tomaron definitivamente el control de la fábrica.
Para el día siguiente, propusieron un acto en la puerta de la fábrica, a la cual se acercó gran parte del activismo de la zona, otros trabajadores en conflicto (Ansabo, Ran Bat, Petronas, nucleados en la Coordinadora de Zona Sur) y las organizaciones políticas, y que tuvo el inmenso valor de terminar en un corte de la autopista Buenos Aires – La Plata, dándole visibilidad al conflicto y demostrando la fuerza que tiene este colectivo para enfrentar a la patronal. Además, se palpó la enorme solidaridad del resto de la sociedad, que con bocinazos y gritos de aliento, estimulaba a seguir en la lucha.
Es que el conflicto de Kimberly no está aislado, es parte del conjunto de los ataques que vienen sufriendo los trabajadores en estos meses de “transición pactada” entre Macri y Fernández. Hemos contado en estas páginas las luchas que vienen dando los trabajadores en la Zona Sur, a lo que hay que sumarle la inflación, los tarifazos, etc. Estas circunstancias generan un “clima social” favorable a los que están luchando, lo cual se transforma en un punto de apoyo fundamental.
Todo esto se siguió manifestando a lo largo del fin de semana, donde realizaron un plenario y un festival que contó con la presencia de la Comisión de Mujeres.
Los trabajadores denuncian que el preventivo de crisis es una truchada. Kimberly es una multinacional con más de 120 plantas en el mundo, y que gana decenas de miles de millones de dólares al año. En el país posee otras dos fábricas, en Pilar y en San Luis. Sin embargo, lo notorio es que en Bernal existe hace más de una década una comisión interna independiente y enfrentada con la burocracia sindical, que permitió la obtención de un salario que prácticamente duplica al resto del gremio y una serie de mejoras en las condiciones de trabajo. En ese marco, es imposible no interpretar “el preventivo de crisis” como un ataque político a la comisión interna y al colectivo de trabajadores; un intento de reventar toda esa serie de conquistas.
Mientras tanto, también hay una batalla abierta con la burocracia sindical re contra traidora del gremio papelero. Son los mismos que no movieron un pelo por Ansabo en los casi 3 meses que llevan de lucha. Hasta ahora, durante la primera audiencia en la Secretaría de Trabajo, los compañeros lograron que la Federación rechace el preventivo de crisis. Sin embargo, siguen peleando porque la comisión interna, la verdadera representación de los trabajadores, pueda ingresar y ser parte en las audiencias, y que se convoque a un paro nacional papelero. Al cierre de esta edición, se llevaba a cabo una nueva audiencia, donde no estaba garantizado el ingreso, y los trabajadores cortaban las vías del Ferrocarril Roca para visibilizar el conflicto.
En síntesis, la primera pelea pasa por desnudar y denunciar la truchada del preventivo de crisis, hacer una gran campaña política que demuestre que los patrones no tienen ninguna crisis, que con esa excusa intentan atacar a los trabajadores, y que se voltee el expediente para que se reabra la planta con el conjunto de sus trabajadores, su comisión interna y sus conquistas.
¡Abajo el preventivo de crisis!
¡Viva la toma de Kimberly!
¡Que la CGT convoque a un paro general de 36 hs. y plan de lucha!






