SUTEBA: triunfo del aparato Celeste, cada vez más apéndice de la gestión gubernamental

El 11 de mayo se desarrollaron las elecciones provinciales y seccionales de Suteba (principal sindicato docente de la provincia de Buenos Aires) que dejaron como resultado una victoria de la burocracia de Baradel.

El 11 de mayo se desarrollaron las elecciones provinciales y seccionales de Suteba (principal sindicato docente de la provincia de Buenos Aires) que dejaron como resultado una victoria de la burocracia de Baradel y un importante retroceso de la multicolor en todas las seccionales, incluso con la pérdida en muchas de ellas que eran dirigidas por la multicolor (Ensenada, Escobar, Quilmes, Madariaga). Se retuvieron las seccionales de Tigre y Bahía Blanca, y finalmente está pendiente de resolver La Matanza que aún está técnicamente en disputa. Esta situación impone sacar unas primeras conclusiones que sirvan para entender y darle un marco a los resultados.

En primer lugar, es necesario dar cuenta del contexto en que se desarrollaron estas elecciones. La inmensa crisis económica que estamos atravesando, la insoportable inflación y la caída del salario aún no han logrado traducirse en una mayor movilización por abajo. Pese a la crisis del gobierno nacional y a la desorientación de la oposición patronal de Cambiemos, lo concreto es que la burocracia sindical ha conseguido que el ajuste siga avanzando con una relativa calma social que se contradice con la realidad que se vive. Esta paz social burocrática, que más temprano que tarde va a ser puesta a prueba por el descontento y la bronca que subyacen y acumulan presión, es aún la tónica que marca el pulso social y que favoreció a la Celeste.

Cuan distinta esta foto a la que se vivió en las elecciones anteriores de 2017. En aquella oportunidad, las mismas se realizaron luego de un importante proceso de lucha que preanunció las enormes jornadas del 14 y 18 de diciembre frente al Congreso. Ese marco había tensado al activismo y permitiéndole hacer una gran elección en donde la Multicolor alcanzó el 36,6% de los votos (20.567) y la Lista Celeste el 61,2% (34.377).

En esta oportunidad el escenario fue muy diferente. Los dos años de pandemia actuaron como una fuerza extremadamente conservadora y desmovilizadora en toda la sociedad, pero especialmente entre los docentes que quedaron atrapados de una política corporativa que se centraba en sí mismo dándole la espalda a las problemáticas más generales de la educación y de la sociedad. Lamentablemente esta orientación desmovilizadora impulsada por Baradel y la Celeste, fue secundada de manera casi acrítica por la mayoría de las listas que componen la Multicolor.Desde la lista gris insistimos con distintas compañas de solidaridad durante la pandemia, pero fuimos claramente minoritarios frente a directivas multicolores de peso enfocadas solamente en un aspecto que fue la lucha contra la presencialidad. Evidentemente, a la luz de los resultados, semejante política conservadora y desmovilizadora, como era de esperar afectómucho mása la multicolor que a la burocracia de Baradel.

La desmovilización de la base docente trajo como resultante un peso extraordinariamente mayor del propio aparato del sindicato que aparece cada vez más fusionado con las autoridades educativas. Es que, si la Multicolor se apoya históricamente en la fuerza que surge desde debajo de la misma base docente, la Celeste se nutre cada vez más de la fuerza que le da el aparato del sindicato y sus lazos con el kirchnerismo y el gobierno de la provincia. A nadie se le puede escapar que el oportuno anuncio de un fantasioso aumento del 60% del salario justo el día anterior a las elecciones fue parte de esa interrelación de intereses mutuos.Así cómo sus constantes aplausos a cada medida precarizadora de Kicillof: aplauden sumas en negro, aplauden programas de docente fuera del estatuto, y abandonan a los docentes de base frente al malestar que la comunidad descarga sobre sus espaldas.

Ante la ausencia de la energía vital de la multi, se impuso el triste y rutinario aparato que la burocracia siempre mantiene bien aceitado mediante un sistema de favores y pequeños privilegios, cargos y el usufructo discrecional de la enorme herramienta que es una organización gremial.

Así las cosas, en esta elección se pudo ver como el Suteba dio un paso más en la dirección a ser un sindicato de gestión a la medida del PJ y el gobierno (es decir la patronal) y cada vez más alejados de la participación de los y las docentes de base. La dirección Celeste ha reducido al Suteba a la defensa del gobierno de Kicillof y cada una de sus políticas justificando todo: incluso el desastre de la situación edilicia de la inmensa mayoría de las escuelas.

La desmovilización y el vaciamiento del sindicato se traduce en una lenta pero persistente desafiliación que le permite continuar su política dedesconocimiento de los derechos del estatuto, entrega de las condiciones de trabajo y el salario del conjunto de la docencia y permitirle al gobierno provincial mantener en el abandono toda la infraestructura escolar. Su relación con la base docente se reduce cada vez más a la cooptación mediante el acomodo, el favoritismo y al cubrimiento de los directivos que dejen pasar cualquier desaguisado por parte de las direcciones distritales y los inspectores al servicio de la gestión K.

A las dificultades objetivas que planteaba esta elección se le suma la desorientación propia de la Multicolor. Por un lado, como ya marcamos y señalamos durante estos últimos dos años, las principales corrientes que integran la multicolor tuvieron una orientación conservadora y desmovilizadora que objetivamente ayudo a la desmovilización y desmoralización de la base docente. El corporativismo cerrado que se impulsó durante toda la pandemia mediante la consigna “con pandemia no volvemos” fue el primer error que ayudo a cimentar este resultado. Era importante mantener la energía vital del activismo docente, romper con la atomización y desmovilización que la cuarentena imponía. La cerrazón sindicaleray obtusa fue lo que llevó a que las principales corrientes de la Multicolor mantuvieran en las seccionales recuperadas la misma política que tenía la Celeste.

Nosotros desde la Lista Gris Carlos Fuentealba tuvimos una orientación distinta y la planteamos durante toda la pandemia. Fuimos parte de innumerables campañas de solidaridad junto a la primera línea de médicos y enfermeros que enfrentaba a la pandemia en los hospitales. Nos opusimos a la política de la Celeste y de Kicillof de mantener todas las escuelas cerradas y bregamos por una presencialidad cuidada que le exigía al gobierno provincial que ponga en condiciones toda la infraestructura de las escuelas y que nombre a los docentes necesarios para garantizar de manera segura, la educación de millones de pibes y pibas para quienes la virtualidad era una broma de mal gusto.

A ese error mayúsculo de orientación, se le suma dos elementos inocultables. Por un lado, la ruptura de la Azul y Blanca que se fue de la Multicolor cuando “los chinos” cerraron su acuerdo con el PJ y entraron al gobierno nacional. El resultado de su ruptura fue un fuerte castigo por parte de la docencia que le dio la espalda en estas elecciones, no obstanteesto, esta ruptura debilitó a la Multicolor y favoreció a la Celeste.

El otro elemento es la crisis del Partido Obrero (tanto la ruptura en su organización como su posterior orientación populista) y de Tribuna Docente. Tribuna Docente era la principal fuerza de la oposición, y sin dudas su crisis afecto a la Multicolor en su conjunto en la medida que se devoró a una parte del activismo docente dejando un espacio vacante que hasta el momento ninguna otra corriente pudo ocupar.

Desde la Lista Gris Carlos Fuentealba queremos avanzar con este primer aporte con la seguridad que solo mirando la realidad de frente y corrigiendo nuestros errores podemos salir adelante.

Pese a este retroceso, la Multicolor sigue siendo un punto de referencia indiscutido para todo el activismo antiburocrático docente. Somos un frente único de corrientes antiburocráticas que agrupa a su alrededor a lo más dinámico de la docencia, por delante nos queda el desafío de pelear en las escuelas (en donde la Multicolor se hace fuerte) los cuerpos de delegados. La Multicolor debe renovar sus fuerzas y recuperar al activismo para esta pelea; sumando, junto con lo mejor de la tradición de lucha de la multicolor, a las nuevas capas de docentes que están luchando y jóvenes que se sumaron en estos últimos años y que vieron como la Celeste los rebajó a docentes de segunda sin derechos.

 

1 COMENTARIO

  1. sí gana la multicolor es una elección de base si gana la celeste somos unos boludos, Muchachos son dos proyectos sindicales y políticos diferentes, no sean binarios.

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