Derechos humanos

Rosa Norvillo Corbalán: no sólo robaron su vida, también su identidad

A pesar de que fue identificada por los peritos actuantes, la enterraron como NN en la localidad de Magdalena, vulnerando un derecho democrático sustancial: el reconocimiento de los cuerpos de los/as desaparecidos/as.

Un nuevo juicio de lesa humanidad se está llevando a cabo en los Tribunales, en el Juzgado a cargo del Dr. Alejo Ramos Padilla.

En este caso, los imputados no están en el banquillo de acusados por haber llevado adelante secuestros, torturas y muertes. Aunque desde ya, pueden haberlo hecho o haber sido parte de los efectivos militares o parapoliciales que lo hicieron.

Aquí se trata de sustracción de la identidad. Cuando apareció el cuerpo de la víctima en las playas de la costa bonaerense, estos señores lo declararon NN (“Nomen Nescio”, una expresión latina utilizada para personas o cadáveres cuyo nombre y identidad son desconocidos) y lo enterraron como tal en la localidad de Magdalena.

Pero ese cuerpo tenía el nombre y apellido de una persona que sus familiares y los organismos de derechos humanos ubicaron y reconocieron, años después de búsqueda de justicia.

Así que lo que se sustancia en esta ocasión es el robo de la identidad de Rosa Norvillo Corbalán, quien fuera secuestrada, recluida en Campo de Mayo y arrojada al río desde un avión, como lo hicieron con muchos/as otros/as.

En esta ocasión, como ocurrió también con otros cuerpos, como los de las primeras Madres de Plaza de Mayo secuestradas por la dictadura[1], el río los arrastró a las costas de Punta Indio el 6 de diciembre del 76 y, desde allí, fueron recogidos y enterrados. Uno era de la joven mencionada que, estando embarazada, fue secuestrada junto a su pareja.

Aun reconocida su identidad por los peritos actuantes, la enterraron como NN en la localidad de Magdalena, vulnerando un derecho democrático sustancial: el reconocimiento de los cuerpos de los/as desaparecidos/as. Pero este NN tenía nombre y apellido, reconocido públicamente por el trabajo del Equipo de Antropología Forense en 1998.

La familia, reconocido el cuerpo, le dio sepultura en su Córdoba natal y recorrió todas las instancias y despachos judiciales en forma incansable, hasta lograr que los dos ex policías bonaerenses, sean juzgados por los delitos de coautores del encubrimiento del crimen y de violación de los deberes de funcionario público, ya que ocultaron su identidad, conociéndola fehacientemente.

El pedido de la Fiscalía, junto con la querella, es de 3 años de prisión para los dos ex policías acusados.

En el camino de la lucha por más Memoria, Verdad y Justicia, acompañamos este reclamo en los Tribunales y seguiremos, a pesar de todos los obstáculos que nos ponen en el camino, en la pelea por más condenas a los represores y sus cómplices, civiles y eclesiásticos.

[1] El 8 de julio de 2005, hace exactamente 20 años, se anunció el hallazgo de los restos de Azucena Villaflor, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo que estaba desaparecida desde 1977. (…)En 2005 junto a los de Azucena Villaflor fueron identificados los cuerpos de María Eugenia Ponce de Bianco, Esther Ballestrino de Careaga, LéonieDuquet y Ángela Auad.(Infobae, 8/7/25).

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