En abril, en el Reino Unido se aprobó una sentencia que violenta los derechos de las personas trans. La polémica sentencia de la Corte Constitucional establece que las mujeres se definen por su sexo “biológico”, con lo cual se excluye a las mujeres trans de todas las políticas de no discriminación de género, así como del uso de baños neutros, la participación en competencias deportivas, documentos médicos, etc.
El proceso legal inició en 2018, en Escocia, cuando la organización For Women Scotland comenzó a discutir y promover que las políticas dirigidas a las mujeres solo protegieran a las que fueran “asignadas al nacer”. Sin embargo, en ese momento, el gobierno escocés mantuvo la posición de que cualquier mujer trans con un certificado de género, era considerada jurídicamente como una mujer.
A pesar de eso, For Women Scotland continuó el proceso legal durante todos estos años. Para esto fue muy importante el financiamiento aportado por J.K Rowling, la escritora de la famosa saga de Harry Potter, quien se ha visto envuelta en innumerables polémicas por sus posiciones abiertamente transfóbicas. En 2024, por ejemplo, aportó la suma de 70 mil libras esterlinas (alrededor de 92 mil dólares) para costear los trámites legales ante la Corte Constitucional.
Dicho grupo alega defender los derechos de las mujeres y la niñez. No obstante, desde su origen en 2018, no hizo más que dedicarse a atacar los derechos de las mujeres trans. Tanto esa organización como Rowling impulsaron campañas de acoso y odio transfóbicas. Es el caso de Kattie Neeves, una mujer trans que fue designada como delegada por la ONU Mujeres en Reino Unido, la cual denunció que la escritora en cuestión: “Me incluyó a mí y a otras personas trans junto con algunos delincuentes sexuales y lo publicó ante sus 14 millones de seguidores (…) y me hizo recibir miles de mensajes de odio”.
El Partido Conservador de Reino Unido salió a celebrar el fallo de la Corte. Según las declaraciones compartidas por la CNN, la líder del partido, Kemi Badenoch, aseguró que “decir ‘las mujeres trans son mujeres’ nunca fue cierto en la práctica y ahora tampoco lo es en la ley”. Además, calificó el fallo judicial como “una victoria para todas las mujeres que enfrentaron abusos personales o perdieron sus trabajos por decir lo obvio”.
En respuesta a este fallo retrógrado, el 19 de abril se produjo una movilización multitudinaria en Londres. Miles de personas salieron a las calles a protestar, entre ellos activistas, sindicatos y organizaciones LGTB+, quienes llevaban consignas como las siguientes: “no hay feminismo sin las mujeres trans”, “la biología no es binaria”, o “Harry Potter y la sangre de la juventud trans”. Fue una movilización altamente progresivo, la cual marcó un contrapunto ante el ataque reaccionario y transfóbico.
Grupos como For Women Scotland reavivan debates dentro del movimiento feminista, en particular sobre las tendencias del «feminismo radical transexcluyente» (TERF, por sus iniciales en inglés) sobre los derechos de las personas trans o no binaries. Estos sectores TERF sostienen posturas reaccionarias en contra de los derechos de algunos sectores de la diversidad sexual.
Asimismo, es importante agregar que este polémico fallo se dio en medio del gobierno de Trump 2.0 y el avance de la extrema derecha a nivel internacional, que tiene entre sus principales banderas el cuestionamiento de los derechos sociales y democráticos, incluyendo los que atañen a las personas LGBT+.
El trumpismo, por ejemplo, también implementó políticas de exclusión de las personas trans estableciendo la “verdad biológica” en una de sus políticas para evitar que las personas trans o no binarias puedan modificar su género en los documentos de identidad.
Por su parte, los sectores “liberales” y “democráticos” del imperialismo no hacen gran diferencia. Por ejemplo, el gobierno de Reino Unido, encabezado por el laborista Keir Starmer, acogió con satisfacción la sentencia, porque aporta “claridad y confianza” a las mujeres y a los proveedores de servicios. Además, la ministra de Salud, Karin Smyth, declaró que el gobierno británico revisará la sentencia para garantizar que se cumpla con lo estipulado.
Lo anterior demuestra que el capitalismo del siglo XXI cada vez se torna más agresivo y opresor de las disidencias sexuales. La extrema derecha, además, cuestiona todos los avances obtenidos por las luchas de los movimientos LGTB+ a lo largo de las últimas décadas. Ante eso, es necesario retomar las calles y, en unión con el resto de explotados y oprimidos, frenar estos ataques reaccionarios.