“No Kings” se pone por segunda vez de pie contra el autoritarismo de Trump. Es la segunda convocatoria de masas bajo esta consigna. La primera había sido en junio, y también había recorrido las principales ciudades y los pueblos de la potencia norteamericana en manifestaciones de magnitudes pocas veces vistas.
Millones de personas se movilizan en EEUU bajo el lema #NoKings (No a los Reyes) contra el gobierno reaccionario y autoritario de Trump. La población estadounidense sale a las calles contra los ataques a las libertades democráticas, contra su políticas de deportaciones masivas… pic.twitter.com/lh0mEvrsxd
— Manuela Castañeira (@ManuelaC22) October 18, 2025
La manifestaciones le intentan poner un freno a los intentos de imponer un giro autoritario en Estados Unidos, barriendo con toda conquista democrática. Las marchas masivas son solidarias con la población migrante perseguida por las redadas de ICE y rechazan las intervenciones militares de zonas no gobernadas por los republicanos.

“Nuestro movimiento muestra al mundo que la clase trabajadora estadounidense no se quedará de brazos cruzados mientras los plutócratas destrozan sus instituciones democráticas y libertades civiles al tiempo que socavan el Estado de Derecho”, indican en la presentación de su movimiento.
Fueron más de dos mil actos en todo el país, que congregaron a millones de manifestantes. La convocatoria, además, se potenció porque confluyó con los movimientos de resistencia al trumpismo en ciudades como Chicago, Los Angeles y Washington. Las estimaciones de participación oscilan entre los 5 y 11 millones de personas. Independientemente del número exacto, no queda duda de que se trató de una jornada multitudinaria.

“No Kings” es, hasta el momento, el mayor desafío callejero a la administración Trump 2.0, pues denota que el malestar contra el gobierno es nacional.
Con las avanzadas de militarización, la administración de Trump intenta apoyarse en las fuerzas armadas de todo tipo para desarrollar su agenda reaccionaria a nivel interno.
A diferencia de otras grandes potencias, en los Estados Unidos las fuerzas armadas no tienen tradición de intervenir en la vida interna. Trump quiere cambiar eso, como demostró con el despliegue de militares para sofocar las protestas contras las deportaciones en Los Ángeles y con la intervención de Washington. Quiere naturalizar que hombres con traje militar circulen por las calles, ya sea cazando migrantes o aplacando protestas.




