Jovenes hegelianos, protocomunistas y liberales renanos: el nuevo diario, en el cual Hess cumplió un rol fundamental en su fundación, era el natural sucesor de la Rheinische Allgemeine Zeitung, fundada en 1840 por liberales renanos para defender los intereses económicos y sociales; empresa que fue cercada financieramente y absorbida por la católica Kölnische Zeitung; en su editorial “Gruß u. Warnung” (“Saludo y advertencia”) se resume el objetivo y las metas de la RZ: “Hay que desenmascarar y combatir sin miedo y sin asco todos estos vicios: la cobardía, el egoísmo, el espíritu rutinario y filisteo, la debilidad, el autoritarismo, que tan bien se ocultan detrás de las personalidades y las instituciones”.[1] El pivote financiero fundamental del proyecto político-periodístico era el íntimo amigo de Hess, Georg Jung, ahora reconvertido, gracias a su prédica, en demócrata radical y en un fervoroso militante del Hegelianismo de izquierda. Hess comienza a buscar inversores potenciales para el nuevo proyecto y a reunirse con diputados de la Dieta de Renania para tener apoyos políticos del ala republicana y los círculos liberales de izquierda.
A su vez Friedrich List había fundado la Asociación de Comerciantes y Manufactureros de Alemania en 1819, y había sido editor del Organ fur den deutschen Handels—und Fabrikantenstand, de 1819 a 1821. El programa económico de List era muy original, una de las “respuestas nacionalistas” al Industrialismo manchesteriano, novedoso, anti-romántico y heterodoxo, ya que tenía como premisa la Economía Política británica, la Revolución industrial inglesa y los efectos positivos de la Revolución francesa. List era un especie de Saint-Simon alemán, apóstol radical del industrialismo y al mismo tiempo, contra el Laissez-faire, sostenía que la Economía debía subordinarse a la Política, al Estado qua nación. Muchos especialistas encuentran que en List y Marx se encuentran paradigmas enfrentados, dos visiones radicalmente opuestas de la evolución de la sociedad.[2] El motto burgués de List era: “¡Empresarios de toda Alemania: uníos!”. List además era un personalidad reconocida internacionalmente, fue diplomático de los EE.UU.; allí entre 1825-1830 se transformó en un representante muy activo del “American System”, proteccionismo imperial que sostenían Henry Clay, Mathew Carey y Charles Ingersoll, movimiento que urgía al Congreso que impusiera altas tarifas aduaneras para salvaguardar las industrias nacionales, aún en su infancia, de la competencia extranjera. De vuelta a Europa fue asesor del rey Luis Felipe entre 1837 y 1840, escribió en francés su primera obra económica de largo aliento: El Sistema natural de la Economía Política.[3] Aquí vuelve a ser influido por un grupo de economistas franceses “nacional-imperiales” que rechazaban los principios del Laissez-faire y del “Libre Comercio” que sostenía Adam Smith y sus seguidores en Francia (en especial Say y Bastiat). Los líderes del Proteccionismo económico francés eran el químico Jean Antoine Chaptal (uno de los mejores ministros que tuvo Napoleón, y al que Marx también había leído)[4] y el matemático Charles Dupin (gran promotor de la Estadística, fue el que acuñó por primera vez la voz “Forces productives”)[5]; ambos sostenían que se debía rechazar in toto a Smith, volver a las tradicionales políticas económicas previas a la Revolución francesa (el modelo a seguir era el de Colbert) con las modificaciones necesarias en vista de los cambios en la Economía y en la Técnica que tuvieron lugar a lo largo del siglo XVII. Chaptal, por ejemplo, fue pionero en la introducción de la gran maquinaria en la industria textil y en la pesada que casi absorbió su Política económica. Fue durante su estadía en Francia que List pudo escribir la primera parte de su obra más importante publicada en 1841: El Sistema nacional de la Economía Política.[6] Como Marx, List anunció que era la primera parte de una obra extensa pensada en varios volúmenes, pero solo se publicó un tomo. List, un “mercantilista realista”, suponía que una Economía no solo estaba determinada por leyes universalmente válidas, sino que los diversos factores sociales y políticos también siempre desempeñaban un papel decisivo; mientras que la Economía clásica enfatizaba la importancia de la producción, por ejemplo, por Adam Smith, enfatizaba en especial el desarrollo de las fuerzas productivas. Según Smith, las tarifas proteccionistas solo eran necesarias en tres situaciones extremas: como retribución cuando los países extranjeros limitaban las importaciones y había que plantear represalias para que retiren esas restricciones comerciales; como medio para proteger las necesidades de fabricación que no pueden satisfacerse (todavía) a nivel nacional; y en tercer lugar, para poner los productos extranjeros en igualdad de condiciones con los productos nacionales, productos en el caso de que los primeros estén sujetos a impuestos más bajos que los segundos. List en cambio vio la industrialización de un país como el catalizador de un proceso de autorrefuerzo patriótico y abogó por tarifas protectoras y aranceles hasta que se formara una industria internacionalmente competitiva y robusta. Smith, señala List, es la encarnación de la Economía “cosmopolita”, ignora los intereses nacionales.[7] No resulta extraño que el NS-Staat nacionalsocialista lo incorporara a su genealogía: en 1934 en los festejos del centenario de la Zollverein, la “Liga Aduanera” alemana, List fue revalorizado como un teórico anunciador del IIIº Reich y antítesis del Comunismo; esta nueva re-categorización llegó incluso a sus obras completas, Hitler completaba “desde abajo” la tarea inconclusa de la construcción del Volkstaat de List y Bismarck.[8] Todo el resto de sus ideas se desarrollan en torno a este obsesivo Oberthema. Su obra principal se dividía en cuatro “libros”: “La Historia”, “La Teoría”, “El Sistema” y finalmente “La Política”; en el segundo libro List debatía ampliamente con los mayores exponentes de la Economía Política: Quesnay (para List el creador de la idea del Libre Comercio), Steuart, Smith, Say, Malthus, Torrens, Sismondi; en el capítulo XII discutía las diferentes teorías sobre el Valor, debatiendo los “Productive Powers” de Smith.[9] List renombra el concepto de fuerzas productivas, que considera demasiado estático, con el de “recursos productivos”, y jugará un rol decisivo en su sistema, un término tomado, sin reconocimiento, del reaccionario economista agrario Adam Müller. En la obra Systéme naturel… List desarrollará esta categoría económica intentando que se transforme en el núcleo de su teoría del Valor. Aunque Smith ya había usado el término “productive resources”, pero de manera secundaria, parece que List tomó la idea del economista norteamericano Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores de EEUU, de su obra principal: Report on the Subjects of Manufacturers,[10] a la que consideraba un trabajo célebre por su descubrimientos, pero en lo esencial se fundamenta en el Mercantilismo y en la política proteccionista de Colbert; será el fundamento ideológico del Partido Republicano. Las ideas de Hamilton dominarían la Economía Política norteamericana (la American School) hasta 1860, influenciando no solo a List sino a otro futuro objeto de la crítica marxiana: Henry C. Carey.[11] Lo original de List fue el desarrollo desde el concepto de “recursos productivos” de una teoría de creación del Valor alternativa a la de Smith y Ricardo, además recubre un complejo y heterogéneo fenómeno que se encuentra determinado e influenciado por múltiples factores (macro y macroeconómicos): leyes del Estado, instituciones públicas, ciencias y tecnología, derecho de propiedad, y presupone una libre y armoniosa cooperación entre la Agricultura, el Comercio y la Industria. List posiblemente fue el primer estímulo (junto con al lectura de Hegel y Proudhon como veremos) que direccionó al Hegelianismo de izquierda desde el Materialismo filosófico (que compartía el joven Marx) hacia el significado centro de gravedad en la época burguesa: la Economía Política.
Pero no solo se trata de una aséptica y libresca influencia académica sino de una auténtica confrontación filosófico-política con la expresión más sofisticada del Nacionalismo económico burgués de la época. En su “Einleitung” a la obra, List critica a la Filosofía alemana contemporánea “por su actitud arrogante hacia la Política económica”, afirmando que la Filosofía debe aprender a ver los intereses materiales del Hombre como portador de sus intereses intelectuales: “incluso los teólogos aprenderán la importancia de la Economía nacional cuando se dan cuenta de cuántos pecados y crímenes se han cometido en un estomago vacío.”[12] El libro, un auténtico “manifiesto de partido” (Roscher)[13] desató en toda Alemania, incluso en Francia e Inglaterra, un áspero debate que ocupó diarios económicos y revistas académicas. El libro tuvo tres ediciones en poco tiempo, algo inédito para un libro puramente “económico” en la filosófica Alemania.[14] Por ejemplo Engels en 1844 sostenía que Das nationale System der politischen Ökonomie de List era el mejor libro que los economistas burgueses alemanes habían producido jamás, más adelante la calificaba de “obra gloriosa”, puntualizando lo siguiente: “Hasta la fundación de la ‘Zollverein’, los alemanes no se encontraron en condiciones de poder entender, únicamente, la Economía política. En efecto, a partir de entonces comienza a importarse la Economía Política inglesa y francesa, en provecho de la burguesía alemana. La gente erudita y los burócratas no tardaron en adueñarse de la materia importada, aderezándola de un modo que no honra precisamente al ‘Espíritu alemán’. De la turbamulta de caballeros de industria, mercaderes, dómines y burócratas metidos a escritores, nació una literatura económica alemana que, en punto a insipidez, superficialidad, vacuidad, prolijidad y plagio, sólo puede parangonarse con la novela alemana. Entre la gente de sentido práctico se ha formado en primer término la escuela de los industriales proteccionistas, cuya primera autoridad, List, sigue todavía siendo lo mejor que ha producido la Literatura económica burguesa alemana, aunque toda su obra gloriosa esté copiada del francés Ferrier, padre teórico del sistema continental. Frente a esta tendencia, apareció en la década de 1840’s la escuela librecambista de los comerciantes de las provincias del Báltico, que repetían balbuceando, con una fe infantil, aunque interesada, los argumentos de los ‘freetraders’ ingleses. Finalmente, entre los dómines y los burócratas, a cuyo cargo corría el lado teórico de esta ciencia, tenemos áridos herboristas sin sentido crítico, como el señor Rau, especuladores seudo-ingeniosos como el señor Stein, que se dedicaba a traducir las tesis de los extranjeros al lenguaje indigerido de Hegel, o espigadores literaturizantes dentro del campo de la ‘Historia de la Cultura’, como el señor Riehl. De todo esto salieron, por último, las ciencias camerales, un potaje de yerbajos de toda especie, revuelto con una salsa ecléctico-economista, que servía a los opositores para ingresar en los escalafones de la Administración pública.”[15]
Aclaremos que en Alemania el desarrollo de la Nationalökonomie, el equivalente germano a la Political Economy escocesa e inglesa, en la primer mitad del siglo XIX no debe su base teórica a Smith (cuya recepción fue en muchos casos un malentendido)[16] sino a la ruptura con las ciencias camerales y sus tradiciones, las que crearon un espacio en el que pudiera establecerse la nueva ciencia económica. La Kritik de la Nationalökonomie, o de la Staatswirtschaftslehre (como traducía List al alemán Political economy) tal la cuestión que hay que despejar en Marx, no nace en el mismo contexto en el que lo hizo su contraparte inglesa: en Alemania nacerá bajo el signo de la confrontación entre dos programas de gobierno de la sociedad contrapuestos: por un lado, la Sociedad Civil como un organismo en permanente construcción a través del trabajo de la Polizeiwissenschaft (derivada de las ciencias camerales),[17] en tanto sinónimo de Estado; por el otro la Sociedad Civil como una entidad con capacidad autónoma y separada del Estado, con potencias propias para la autorregulación y sujeta exclusivamente a un marco jurídico general que emana de un Estado poco intervencionista.[18] Kant representa, por ejemplo, un primer momento de este despliegue y separación de la Sociedad Civil con respecto al Estado, en su escrito de 1793 sobre lo que es bueno en la Teoría no puede serlo en la Práctica,[19] nos presenta como cada individuo tiene la Libertad de buscar su propia felicidad (nadie puede ser forzado a ser feliz), bajo la premisa de una igualdad formal entre sus miembros y su independencia como ciudadanos dentro del Bienestar común. Dentro de este Statu Nascenti la solución de Smith en La Riqueza de las Naciones ofrecía un paradigma renovado, ejemplar, un modelo más acorde con las propias pulsiones históricas burguesas, una suerte de orden cuasi-natural que surge como resultante del conflicto de baja intensidad de intereses y egoísmos enfrentados, al mejor estilo de Mandeville. Una esfera económica en tanto sistema armonioso y autoequilibrado, la nueva Utopía, que requiere para su buen funcionamiento ser liberada de la interferencia arbitraria. La Riqueza y la Felicidad son ahora el producto autónomo de las relaciones sociales, en lugar de ser un objetivo cuya sustancia es autoritariamente decretada. Este nuevo orden económico posee sus propias leyes “naturales” y objetivas, que pueden incluso sufrirse en carne propia; estas leyes no se generan por un ukase de un monarca o un cameralista, sino son leyes dinámicas, de movimiento, que yacen en la esencia de la Sociedad Civil, en la racionalidad de los intercambios en el sistema mutuo de necesidades.
Mientras el Kameralwissenschaft rastreaba en la sociedad los objetos que pudieran ser material privilegiado de la aplicación de la prudencia neoaristotélica desde el gobierno del Estado, ahora la nueva Political Economy escocesa y manchesteriana del Ur-Liberalismo está, en cambio, obsesivamente interesada en “descubrir” esas leyes dinámicas cuasi-naturales que regulan desde atrás las interacciones de los agentes económicos.[20] Cuando se afirma temerariamente que Marx no leyó nada de “Economía política” antes de 1844, en realidad se está reduciendo el espectro de su conocimiento a la escuela anglosajona, como veremos. Es muy decisivo y sintomático que Marx comienza su transición hacia el Comunismo crítico (1842-1843) a partir de una doble lucha simultánea: superación del Liberalismo radical y lucha contra el Nacionalismo burgués más actual.
Otro encuentro decisivo: como sabemos Marx se trasladó a Bonn a fines de 1841, pero en el trayecto se detiene en Bonn donde, en una fiesta universitaria, conoce a Hess y a Jung. Marx es seis años más joven. Será un encuentro casual que tendrá enorme repercusión en el destino de ambas personalidades. Hess queda impresionado por el joven filósofo, como le confiesa a su amigo Auerbach en la carta que hemos citado: “Se trata de una personalidad que, a pesar de que me muevo en el mismo campo, ha producido en mí una enorme impresión. En resumidas cuentas: puedes prepararte a conocer al máximo, acaso el único auténtico filósofo actualmente en vida, que muy pronto, en cuanto se presente públicamente (en escritos y en cátedra) atraerá la mirada de Alemania”. Resulta sorprendente porque Marx era prácticamente un desconocido en Alemania, salvo el ser el discípulo preferido de Bruno Bauer, que solo había publicado dos poemas insignificantes hasta ese momento; era, en realidad, puro potencial, lo que indica a posteriori la notable agudeza de Hess. Pero el resto del círculo de Hess también reconoció el enorme valor del joven Marx: Jung, después de encontrarse con él, señaló que era “una de las más incisivas mentes que he conocido”; Ruge decía que era “una de las cabezas con mayor excelencia”; Köppen lo definió como una auténtica “fábrica de ideas”; uno de los inversores del diario, von Mevissen, describía a Marx como “dominante, impetuoso, apasionado, pleno de autoconfianza y al mismo tiempo sincero y erudito”. En esa época fue que Engels compuso un poema satírico sobre el Doktor Klub de los hegelianos de izquierda, en el cual aparece el joven Marx como “un tipo negro de Tréveris, una Monstruosidad de carne y hueso… Y corre lleno de rabia, e inmediatamente, como si quisiera agarrar el amplio dosel del Cielo y traerlo a la Tierra, estira los brazos en el aire. Su malvado puño aprieta, se enfurece de rabia, como si diez mil demonios lo agarraran por el pelo”.[21]
[1] Moritz Feischer: “Gruß und Warnung an die Rheinische Zeitung. Vom Rhein Ein Wort zur Einführung“, en: Rheinische Zeitung für Politik, Handel und Gewerbe, Nr. 1, 1. 1842, ahora en: Die Rheinische Zeitung von 1842/43 in der politischen und geistigen Bewegung des Vormärz, Band 1, ed. Wilhelm Klutentreter, Ruhfus, Dortmund, 1967, p. 110.
[2] Ya en los primeros años muchos autores alemanes presentaron no sin razón a Marx como la Némesis del Nacionalismo económico de List, véase: Plenge, Johann: Die Stammformen der vergleichenden Wirtschaftstheorie (Aristoteles, Adam Smith, List, Marx, B. Hildebrand, Schönberg, Schurtz, Plenge); Baedeker, Verlagshandlung, Münster, 1919; Meusel, Alfred: List und Marx. Eine vergleichende Betrachtung; Fischer, Jena, 1928, y Lenz, Friedrich: Friedrich List: die ‘Vulgarökonomie’, und Karl Marx, Fischer, Jena, 1930; un contrapunto contemporáneo entre List y Marx en: Roman Szporluk; Communism and Nationalism. Karl Marx Versus Friedrich List; Oxford University Press, New York, 1988.
[3] List, Friedrich: Das natürliche System der politischen Ökonomie; Reimer Hobbing, Berlin, 1927.
[4] En especial de su obra más importante: De l’industrie françoise, A.-A. Renouard, Paris, 1819, 2 vol.; el ejemplar se encuentra en la biblioteca personal de Marx; sobre List y su relación con los proteccionistas franceses, véase: William O. Henderson: Marx and Engels and the english workers. And Other Essays, Frank Cass, London, 1989, capítulo “Friedrich List and the French Protectionistss”, p. 104-116.
[5] Su principal obra se titula precisamente: Forces productives et commerciales de la France; Bachelier, Paris, 1827.
[6] List, Friedrich: Système national d’économie politique, Stuttgart/Tübingen, 1841, edición francesa de 1857 a cargo de Richelot en la editorial Capelle de París; edición crítica: Das nationale System der politischen Ökonomie, Reimer Hobbing, Berlin, 1930; en español: Sistema nacional de Economía política (con el anexo: “Esbozos de Economía política americana”), FCE, México, 1997, por cierto una obra largamente inspirada en la de Adolphe Jérôme Blanqui: Histoire de l’economie politique en Europe depuis les Anciens jusqu’à nos jours, 5 vol., Guillaumin, Paris, 1837-1842.
[7] El mismo uso del Lenguaje destaca su espesor ideológico en este caso: el término “Kosmopolit”, una persona que no tiene domicilio fijo, emerge a mitad del siglo XVIII en Alemania asociada con “Weltburger”, “Ciudadano del Mundo”, y como antónimo principal de “Patriot”, patriota.
[8] Véase: H. Voss, “Einleitung” a: Friedrich List, Krafte und Machte, Wilhelm Langewiesche-Brandt, Ebenhausen bei München, 1942.
[9] List, Friedrich: Das nationale System der politischen Okonomie, Cotta, Stuttgart und Tübingen, edición de 1841, Zweites Buch. Die Theorie; Zwölftes Kapitel: „Die Theorie der produktiven Kräfte und die Theorie der Wert“, pp. 201-221.
[10] Reporte parlamentario presentado al Congreso el 5 de Diciembre de 1791.
[11] Véase: Notz, William: “Friedrich List in America”, en: American Economic Review. 16 (2): pp. 248–265.
[12] List, Friedrich; ibidem, ,p. 23-24.
[13] Recensión de W. Roscher: “Das nationale System der politischen Okonomie”, en: Göttingische gelehrte Anzeigen unter Aufsicht der Akademie der Wissenschaften, Bd. i, St. 118 (1842), p. 1214 y ss.;
[14] Véase: Eugen Wendler: Friedrich List (1789-1846). A Visionary Economist with Social Responsibility, Springer-Verlag, Berlin/ Heidelberg, 2015, en especial capítulo “National Economist and Visionary”, pp. 200-223.
[15] Engels dice: “glorioses Werk”, véase su artículo sobre la Kritik marxiana de 1859: “Karl Marx, ‘Zur Kritik der Politischen Ökonomie’”, en: Das Volk, Nr. 14 vom 6. August 1859; ahora en: Karl Marx/Friedrich Engels: Werke, Dietz Verlag, Berlin (DDR), Band 13, p. 470; en español: “La Contribución a la Crítica de la Economía Política de Karl Marx”, en: Marx,, Karl: Contribución a la Crítica de la Economía Política; Siglo XXI, ,México, 1980, p. 334.
[16] La Riqueza de las Naciones de Smith fue traducida al alemán en dos partes, en 1776 y 1778 con el título de: Untersuchungen der Natur und Ursachen von Nationalreichthum.
[17] Recordemos que para Hegel: Polizei es una “institución pública” que pude definirse por sus funciones de intervención en el Sistema de Necesidades (Economía Política) de la Sociedad Civil, que debe ejercer el Estado como Universal; es un momento dentro de la Eticidad; por ejemplo: velar por la seguridad de las personas, la lucha contra el delito, la regulación del mercado, la educación y las soluciones de los problemas sociales que genera la Economía propia de la Sociedad Civil, etc. En sus palabras: “La prevención contra la contingencia que subsiste en aquellos sistemas y el cuidado del interés particular en cuanto Interés común mediante la Policía y la Corporación… El tercer momento es el de la reconquista del Universal, ahora más concreto, por parte de la Policía, es decir, de la política del Estado vuelto hacia el Bien de todos los ciudadanos y el de la corporación como Órgano de acción y formación hacia la universalidad del Estado para la clase formal o burguesa, volcada hacia la particularidad.”; véase: Hegel, G. W. F.: §231 Rechtsphilosophie (1821) y: §533 Enzyklopädie (1830).
[18] El clásico trabajo de Wilhelm Roscher: Geschichte der National-Oekonomik in Deutschland, Oldenburg, Munich, 1874; en la biblioteca personal de Marx se encuentran varios trabajos de Roscher, y su obra principal: System der Volkswirthschaft. Ein Hand- und Lesebuch für Geschäftsmänner und Studierende; Stuttgart/ Tübingen, Cotta 1854.
[19] I. Kant, “Uber den Gemeinspruch: ‘Das Mag in der Theorie richtig sein, taugt aber nicht fur die Praxis’”, en: Werke, Bd. VM, Walter de Gruyter, Berlin 1968, p. 290; en español: Teoría y Práctica; Tecnos , Madrid, 2006. p. 27 y ss.
[20] Véase la voz de Keith Tribe: “German economics in the early 19th century”, en: The New Palgrave Dictionary of Economics, Eds. Steven N. Durlauf and Lawrence E. Blume, Palgrave Macmillan, Hampshire-New York, 2008.
[21] Remitimos al lector a nuestra traducción, la primera en español, en: Engels antes de Marx. Escritos (1838-1843), El Viejo Topo, Barcelona, 2020, p. 457.