El gobierno de extrema derecha de Javier Milei desafía al movimiento feminista al cuestionar un derecho social tan sentido como el derecho al aborto legal, seguro y gratuito en el hospital. Un derecho que con la marea verde hemos conquistado, ganando una mayoría social a nuestro favor a través de la lucha en las calles y el debate desde abajo en el que participó toda la sociedad en todos los ámbitos –en nuestras casas, nuestros lugares de trabajo, nuestras escuelas, nuestras universidades, en el Congreso, etc, etc, etc-. Frente a esta situación, se están desarrollando masivas asambleas de cara al próximo 8 de Marzo, una masividad novedosa y recargada que nos hace recordar a las enormes asambleas del movimiento feminista previas a la pandemia. Estos espacios tienen un valor enorme y desde ya plantean toda una serie de debates sobre qué estrategias debemos darnos el movimiento feminista para enfrentar al gobierno de Milei.
Este gobierno anti obrero, conservador y misógino exige la más amplia unidad de acción, y también activar todas las herramientas que tengamos al alcance para poner un límite a sus provocaciones en pos de la masividad, como la exigencia a las principales centrales sindicales, la CGT y las CTAs, del paro general. El ataque global del gobierno es a nuestro derecho a decidir, es a las diversidades, es a nuestro derecho a organizarnos, protestar y hacer huelga, es a nuestros convenios colectivos de trabajo, es a nuestro derecho a sindicalizarnos, es a nuestro derecho a acceder a una educación y a una salud públicas, gratuitas y de calidad, es al derecho de acceder a un plato de comida en un país que alcanzó el 60% de pobreza. Y frente a un ataque de tales características, la respuesta tiene que ser contundente, fiel al estilo del enorme movimiento feminista que emergió en la última década en nuestro país.
En este sentido, se está procesando un debate de suma importancia en las masivas asambleas unitarias para preparar el 8 de Marzo. Las direcciones peronistas están frenando que el movimiento feminista se transforme en una fuerza que vaya hasta el final contra las medidas del gobierno, por el contrario desarman ante las provocaciones, con intervenciones que hacen énfasis en las dificultades para movilizarnos y en los hechos en no desafiar al Protocolo, y hasta oponiéndose –con poca capacidad argumentativa en este contexto de ajuste brutal vía el plan motosierra y el plan licuadora- a la exigencia del paro general a las centrales sindicales. ¿Desde cuándo el movimiento feminista retrocede ante los gobiernos? El movimiento feminista viene planteando la agenda de lucha en función de los desafíos del contexto. Si somos las que le hicimos el primer paro a Macri el 19 de octubre del 2016 mientras la CGT se dedicaba a tomar el té; si somos las que ganamos el derecho al aborto en las calles, convenciendo a una mayoría social en favor del aborto legal en el país del Papa; si somos un movimiento masivo y de lucha que saltó fronteras llevando el símbolo del pañuelo verde a otros puntos del globo como Chile, México y EEUU, entre otros.
Este gobierno tiene un plan: retrotraer los vínculos y relaciones sociales más cotidianas al Medioevo. Y para ello instrumentan un Protocolo anti protesta que, desde el 20 de diciembre del 2023, cuando la izquierda movilizó a Plaza de Mayo, sumados luego el cacerolazo masivo contra el DNU y el enorme paro parcial de 12 horas del 24 de Enero, quedó fuertemente cuestionado. Así fue también en las jornadas del Congreso contra la Ley Ómnibus durante el mes de febrero, cuando la fuerza social en la calle, encabezada por la izquierda y otros espacios de coordinación, logramos tirar abajo el intento de aprobar una ley que buscaba, incluso, amedrentar el derecho a movilizarnos reglamentando penas a quienes organizamos las marchas. Es que cuando salimos a las calles de a miles o cientos de miles, no hay Protocolo que pueda frenar a una sociedad profundamente sensible y con tradición de lucha. Pero para que Javier Milei pueda avanzar con su plan, tiene puntos de apoyo concretos en la realidad, y uno de ellos es el rol del peronismo que está decidido a darle gobernabilidad.
Por este motivo, la ubicación de las agrupaciones peronistas en las asambleas del 8 de Marzo responde a que buscan garantizar la continuidad de Javier Milei, no quieren que la marea verde sea el tsunami que necesitamos sumar a todos los sectores en lucha para derrotar a este gobierno y su plan, prefieren dejar que pasen estos cuatro años y después presentarse a sí mismos como una alternativa de gobierno capaz de llevar adelante un programa de derecha, pero sin tanto show e inestabilidad –ver la carta de Cristina Kirchner donde da el visto bueno al ingreso de capitales privados a las empresas públicas, o su definición de avanzar con la reforma laboral bajo el eufemismo de “plan de actualización laboral”-.
Las Rojas, por el contrario, opinamos que el movimiento feminista tiene que desafiar al gobierno de Javier Milei, el Protocolo Anti protesta y todas sus medidas reaccionarias, como su ataque al derecho al aborto o la reciente prohibición del uso del lenguaje inclusivo y la perspectiva de género en la administración pública. Y lo tiene que desafiar poniendo en pie una enorme movilización este 8 de Marzo para que sea una jornada histórica, masiva e imponente, donde seamos cientos de miles en las calles retomando nuestras banderas, nuestros bombos y redoblantes, y todo el brillo del glitter verde aborto legal, y para lograr la mayor masividad. ¡Claro que les exigimos a la CGT y a las CTAs el paro general de 48 horas!
Finalmente, logramos en esta tercera asamblea unitaria que la convocatoria unificada para la jornada de este 8 de Marzo contemple la movilización. Un enorme triunfo que, a propuesta de Las Rojas, significa que el propio peronismo tuvo que reconocer que el movimiento feminista tiene que salir a las calles con todo, desafiar el Protocolo y defender el derecho a decidir que con tanta lucha hemos conquistado. Este 8M movilizamos desde Avenida de Mayo y 9 de Julio hasta Congreso.
