
Los datos arrojan que hasta enero, los salarios perdieron frente a la inflación en un 10,2%, porque ascendieron en total un 28,3% mientras los precios en promedio un 38,%. Eso equivale a un 7,2% de pérdida promedio de poder adquisitivo. Mientras tanto, las primeras paritarias del año se están cerrando por debajo de la inflación proyectada.
Los datos corresponden al RIPTE (Remuneración Imponible de Trabajadores Estables), un índice que calcula sobre una pequeña franja de trabajadores en blanco, en general la que tiene mejores condiciones laborales. Se puede dar por descontado que los trabajadores más precarizados y en negro perdieron todavía mucho más.
El salario promedio según el informe oficial del Ministerio de Trabajo fue de $ 68.100,73 mientras un año antes era de $ 53.070.21.
Al sueldo bruto se le descuentan los aportes jubilatorios y de salud de un 17% para poder saber el salario de bolsillo. Entonces, haciendo el cálculo, el salario con el que tiene que sobrevivir un trabajador «privilegiado» promedio (en blanco con trabajo estable) es de $ 56.523,60. Si se le suma el salario familiar, se puede calcular que en promedio la suma total es de 60 a 65 mil pesos, suma que se acerca al cálculo aproximado de la Canasta Familiar, que es oficialmente de algo más de 56 mil pesos.
Sin embargo, como se trata de un «promedio» cuentan tanto los trabajadores en blanco de más baja categoría como los no trabajadores pero que están en relación de dependencia, como un gerente que formalmente es «empleado». De ahí se puede inferir un promedio entre los trabajadores bastante más bajo. Si le sumamos a los trabajadores en negro, hay cálculos que especulan que hoy el sueldo mensual promedio está en los 40 mil pesos o menos.
El último índice conocido es de enero, que con una inflación del 4% y aumentos salariales en blanco promedio del 1,8 confirma la tendencia a la baja de salarios. Febrero y marzo en principio confirmarían la tendencia, que levemente podría mejorar en los meses que se concreten los aumentos salariales estipulados en las paritarias.
Sin embargo, el gobierno está logrando imponer aumentos salariales promedio de 32%. Dicen que con esas cifras los salarios le ganarían a la inflación porque repiten que la inflación estimada de este año sería del 29%. La acumulación de aumentos de precios de los dos primeros meses del año ya echa por tierra esa cifra que de todas formas nadie se creía.
Sin embargo, el gobierno está contando con la complicidad de las cúpulas sindicales para imponer una rebaja de hecho de los salarios. El primer acuerdo de salarios, que sirvió de ejemplo al resto, fue la paritaria nacional docente, que cerró rápidamente en un 32%.
Le siguieron los acuerdos sobre los salarios de los trabajadores de AySa (32%), Utedyc (30% en tres partes), SUTERyH (32%) y la rama nuclear de Luz y Fuerza (29,%). En principio, la única excepción serían los bancarios, que tuvieron un acuerdo por 9 meses que podría ser revisado antes de que termine el año y derivar en un aumento mayor. Sin embargo, está claro que la estrategia del gobierno es de bajar los salarios de hecho y hasta el momento lo está logrando.