Poner de pie la lucha por la educación pública

Hacia un Estudiantazo contra el vaciamiento de las Universidades

Comenzó con el primer Cacerolazo Educativo convocado por el movimiento estudiantil de la Facultad de Filosofía y Letras. Continuó con muchas otras medidas de lucha, como el Ruidazo de la Zona Norte del Gran Buenos Aires. Hoy, un masivo abrazo a la facultad de Exactas tuvo impacto nacional. Se prepara un segundo cacerolazo. El movimiento estudiantil comienza a ponerse de pie.

Un estudiantazo en las principales universidades del país parece estar gestándose. No es una mera consigna. El anuncio del presupuesto que el gobierno de Milei iba a destinar a las Universidades ya anunciaba lo que iba a venir. Prorrogar el presupuesto 2023 luego de un año de casi un 300% de inflación es un ajuste pocas veces visto. Es una provocación a uno de los movimientos de lucha más fuertes y de más tradición de Argentina, el movimiento estudiantil. 

Milei y sus funcionarios viven y vivieron siempre en un «twitter de Irigoyen». No tienen ninguna noción real de lo que tienen en frente. La interminable propaganda sobre cómo la juventud habría girado en su totalidad hacia la derecha apuntaló el autoengaño. Parecen realmente creen que no va a haber respuesta, que millones de jóvenes van a rifar su futuro concreto, real, palpable, su derecho a estudiar, a cambio de una promesa dogmática de «progreso» que la derecha no puede cumplir.

En los hechos, el presupuesto de las universidades fue reducido a un tercio o menos respecto al año pasado. Ponen al borde del cierre a las instituciones de educación y elaboración científica más importantes del país. Intentan justificarse mintiendo. Adorni, ese provocador ignorante, dijo que no sabía de qué se quejaban, si habían «aumentado» en «un 70%» las partidas presupuestarias después de su brutal reducción. Ese «aumento» es para «gastos de funcionamiento», que como mucho abarca hasta el 15% de los gastos de una facultad. A veces no llega ni al 5%. Después, se puso a delirar sobre una «invitación a boxear» con el vicerrector de la UBA.

 

Acompañan su ajuste con una campaña oscurantista de deslegitimación de la educación y la ciencia. ¿Para qué sirve tal o cuál carrera? En su miseria, no pueden entender que nada «sirva» sino es para engordar los bolsillos de algún empresario o para justificar por qué es necesario engordar el bolsillo de algún empresario. La educación y la ciencia «sirven» para saber cómo y por qué afrontar el mundo y la propia sociedad humana. O, simplemente, conocerlo. Negar toda funcionalidad a lo que no es lucro es lo que es Milei, oscurantismo: fake news, estadísticas falsas, «historia» inchequeable para justificar dogmas, negacionismo del cambio climático, propaganda antivacunas. Los «libertarios» miran con desconfianza lo que no suena como monedas en una caja registradora.

Las autoridades de la UBA lanzaron una campaña de alto impacto con la consigna «Cuidemos lo que funciona«. Si bien la mayoría de la gente lo entendió como una legítima defensa de la continuidad de las universidades, la consigna plasma de cuerpo entero a los radicales que la lanzaron. Si lo que «funciona» es la UBA, que cierren todo lo demás. Son cómplices de este gobierno, después de todo. Con justa razón, muchos docentes y estudiantes han reaccionado muy mal a esa política.

Las gestiones, peronistas o radicales, reaccionan al ajuste a medias oponiéndose, a medias aplicándolo. Los recortes de franjas horarias, los límites impuestos al ingreso, los límites para inscribirse a muchas materias, los cierres de cátedras, están a la orden del día. Las noticias sobre los problemas crecientes son interminables. Pero también, pese a todo, las autoridades a veces se ven arrastradas a tener que resistir al ajuste, aunque a regañadientes. Uno de los casos fue la votación en el Consejo Superior de la UNA de declararse en «Estado de alerta y movilización». Algo parecido pasa con las agrupaciones y centros de estudiantes peronistas y radicales. La mayoría apuesta a la pasividad, pero muchas veces no pueden imponerla.

Si el regreso a la Universidad después de la pandemia mostraba la foto de una estudiantado pasivo, de un corte de la experiencia con años anteriores, este año nos da la imagen de una vibrante discusión en las aulas, los pasillos, las oficinas. El ajuste es demasiado brutal como para no generar una respuesta.

 

La respuesta comenzó con el primer Cacerolazo Educativo convocado por el movimiento estudiantil de la Facultad de Filosofía y Letras. Continuó con muchas otras medidas de lucha, como el Ruidazo de la Zona Norte del Gran Buenos Aires. Hoy, un masivo abrazo a la facultad de Exactas tuvo impacto nacional. Se prepara un segundo cacerolazo. El movimiento estudiantil comienza a ponerse de pie

Y no son solamente las medidas de fuerza. Los inicios de la organización por abajo proliferan de universidad a universidad, de facultad en facultad. Asambleas estudiantiles, interclaustros, coordinación de estudiantes con docentes y nodocentes, etc.

Las autoridades, agrupaciones y centros de estudiantes peronistas y radicales intentan instalar la consigna del rechazo al «cierre» de las universidades. Pero hay que ir más allá: hay que denunciar el vaciamiento. Denunciar solamente el «cierre» puede legitimar el «autoajuste» impuesto por el ajuste de Milei. No pueden quedar en pie tampoco los recortes de las propias gestiones universitarias, que son una adaptación a la política del gobierno nacional.

Ruidazo en la UNC, hoy, 9 de abril, protagonizado por los estudiantes de Filosofía y Humanidades, Artes y Psicología.

Como dijo la agrupación ¡Ya Basta! en su declaración «Construyamos un Estudiantazo para frenar el plan de Milei«:

«Necesitamos retomar los métodos del movimiento estudiantil como son las asambleas masivas para poder organizarnos y las marchas educativas donde mostramos nuestras fuerzas. Pero para derrotar el plan de este gobierno necesitamos tomar medidas contundentes y construir un verdadero estudiantazo: con ocupaciones de facultades coordinadas en todas partes del país y movilizaciones masivas de la comunidad educativa».

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