
“Tienen todo nuestro apoyo”, sentenció Eduardo Euernekian, uno de los empresarios más importantes del país al ministro Guzmán. Ambos estaban en el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), una cumbre empresarial a la que el gobierno mandó su vocero a dar señales claras: El acuerdo con el FMI se va a aplicar tal y como se pactó.
«Es la primera vez que un programa del FMI fue al Congreso, con tanta discusión pública, se dio un paso adelante y es difícil que vaya para atrás», sostuvo Guzmán. Esto significa una serie de hechos muy problemáticos para los de abajo: Se va a seguir podando los presupuestos de salud, educación, jubilaciones y se avanzará con los tarifazos de luz y gas. Es decir el ajuste continúa.
Hay una pregunta que es lícita hacerse: ¿Porqué Guzmán tiene que ir a ratificar el rumbo del gobierno frente a los empresarios? Porque los de arriba tienen miedo que, quien hoy es el ministro que garantiza el plan del FMI en el país, vuele por los aires a causa de la interna en el gobierno. Temen que el kirchnerismo, preocupado por una posible derrota electoral en el 2023 quiera ir más allá de las palabras y ponga en cuestión el pacto de entrega y ajuste a los trabajadores que empezó con el acuerdo.
El juego de los K
Mientras los de arriba discuten sobre cuál será el tamaño del ajuste que descargan sobre nuestras espaldas, la bronca por abajo sigue acumulándose y empieza a tener manifestaciones en los acampes piqueteros y las peleas de los trabajadores precarizados. Al mismo tiempo el kirchnerismo siente que su base social está cada vez más lejana. Frente a esta situación, buscan despegarse de las medidas antipopulares de Alberto y Guzmán, pero sin ofrecer ninguna alternativa al respecto. ¿Alguien puede decirme cuál es el plan del kirchnerismo?, ¿Cuál es la alternativa al ajuste de Guzmán y del FMI?.
El kirchnerismo solo hace críticas, amenaza en relación a los tarifazos que Basualdo, el subsecretario de energía debería aplicar. Pero no hay una contrapropuesta, un plan de acción que refiera a defender los salarios pulverizados por la inflación y oponerse al plan de ajuste del FMI una salida propia. El escenario sigue siendo el mismo al que se dio cuando se votó el acuerdo en el Congreso: Cristina y Máximo acusando (con justa razón) a Alberto por comprometerse a una serie de medidas antipopulares pero no pasar nunca de la crítica. Las palabras de los K no van a frenar al FMI y Alberto, nuestra salida está en las calles, como lo hicimos siempre, como lo hicimos hace 20 años en el Argentinazo.






