Hoy se cumplen 700 días de genocidio en Palestina. A lo largo de veintitrés meses, el gobierno fascista de Netanyahu liberó al máximo las tendencias colonialistas y racistas del sionismo, dando paso a un genocidio contra el pueblo palestino en Gaza. Junto con esto, intensificó la colonización y el régimen de apartheid en Cisjordania.
Las cifras de muertes, heridos y detenidos, no dejan lugar a dudas sobre la barbarie planificada que ejecuta el sionismo con el respaldo de la Casa Blanca.
En Gaza, por ejemplo, se contabilizan 62.819 personas asesinadas, de los cuales más de 18.500 son niños y niñas y 12.400 mujeres. En cuanto a los heridos, la cifra asciende a los 158.629, incluidos más de 7.000 niños y niñas. Por último, pero no menos importante, se reportan 11.200 personas desaparecidas bajos los escombros, por lo que la cifra de muertos (y, en menor medida de heridos) es mucho mayor.
Con respecto a Cisjordania, durante los últimos 700 días 1.031 palestinos fueron asesinados por las fuerzas de ocupación sionistas, mientras que 9.855 resultaron heridos. Asimismo, 10.500 palestinos están secuestrados en las cárceles sionistas, entre los cuales se contabilizan 450 niños y 47 mujeres.
Aunado a lo anterior, el grado de devastación de la infraestructura en la Franja de Gaza no tiene precedentes. La ONU estima que el 90% de las viviendas fueron destruidas. La reconstrucción del enclave palestino tomaría catorce años de trabajo ininterrumpido y la remoción de más de 30 millones de toneladas de escombros, lo cual tendría un costo aproximado de 40.000 millones de dólares.
Asimismo, entre un 53% y el 71% de los sitios históricos fueron destruidos o resultaron severamente dañados por los bombardeos. Se trata de edificaciones con siglos de antigüedad, como la Gran Mezquita Omarí, construida en el siglo XIII; o el Museo Cultural Al-Qarara, el cual preservaba objetos que databan del 4000 a.C. ¡El culturicidio es una parte del genocidio!
Por otra parte, a inicios de esta semana The Washington Post tuvo acceso a un documento de 38 páginas de la Casa Blanca, titulado “Fideicomiso de Reconstitución, Aceleración Económica y Transformación de Gaza”. En este texto, la administración de Donald Trump delineó su proyecto para el “día después” en Gaza, es decir, que va pasar cuando terminen formalmente la “guerra” (así es como el imperialismo y el sionismo denominan al genocidio).
Como su nombre sugiere, el objetivo es transformar al enclave palestino en un “fideicomiso” administrado por los Estados Unidos durante un plazo de diez años mínimo. Durante este lapso de tiempo, el magnate-presidente aspira construir un complejo turístico y un centro de manufactura de alta tecnología.
Con respecto a la población nativa, el documento señala que promoverá la reubicación temporal de los dos millones de gazatís, mediante lo que denomina como “salidas voluntarias” a otros países o en “zonas seguras” dentro de la Franja. ¡Una forma sutil para denominar una operación de limpieza étnica!
Para incentivar las salidas voluntarias, el documento prevé otorgar un pago en efectivo de cinco mil dólares, así como subsidios para cuatros años de alquiler en otro país y el pago de un año de alimentación.
Suponiendo que el sionismo (que comete el genocidio) y el imperialismo estadounidense (que lo respalda) cumplan con su promesa, sería un intercambio totalmente desigual, pues a cambio de unos cuantos miles de dólares “legitimarían” la limpieza étnica y el robo de las tierras en Gaza.
Israel es un Estado colonial, supremacista y genocida. No se puede reformar; tiene que -¡y merece!- ser destruido. Es necesario continuar con las movilizaciones internacionales en solidaridad con el pueblo palestino y para convertir a Israel en un Estado paria. La liberación del pueblo palestino es una de las grandes tareas para la emancipación de la humanidad en el siglo XXI.