Este lunes (25), el ejército de colonización sionista bombardeó en dos ocasiones el hospital Nasser en Khan Younis, Gaza. El saldo del bombardeo fue el asesinato de veinte personas, entre las cuales se contabilizan los rescatistas que estaban socorriendo a los heridos del primer bombardeo y cinco periodistas que cubrían la noticia.
De acuerdo a las autoridades militares israelís, el ataque se ordenó para destruir una “cámara de vigilancia” que Hamas colocó sobre el techo del centro de salud.
Además de lo absurdo que resulta justificar bombardear un centro de salud para destruir una cámara de vigilancia, lo es más que lo hicieran en dos ocasiones porque no lograron destruir el artefacto en el primer intento.
En otras palabras, una bomba con el tonelaje suficiente para destruir las paredes de un edificio y acabar con la vida de veinte seres humanos en un santiamén, se torna impotente ante una pequeña cámara de video construida con plástico, pequeñas piezas de metal y vidrio. Una mentira burda y cínica, la cual denota la falta de preocupación que tienen los sionistas para tratar de encubrir sus crímenes.
Esta masacre confirma que, como parte de sus planes genocidas, el ejército israelí desarrolla una táctica sistemática para exterminar a los profesionales dentro de la sociedad gazatí.
Por definición, un genocidio son los actos cometidos deliberadamente para destruir, total o parcialmente, a un grupo étnico o nacional específico. En el caso de Gaza, no hay dudas de que eso es lo que está en curso.
Por otra parte, en un genocidio no sólo se mata a las personas, también se desmantela a la sociedad. La destrucción de los sitios culturales y la infraestructura social (casas, servicios básicos, etc.) son muestra de eso. También, lo es el asesinato selectivo de los profesionales que cumplen funciones primordiales para el desarrollo de las actividades sociales.
Lo anterior explica que Israel asesine sistemáticamente a deportistas, trabajadores de la salud y humanitarios, profesores y periodistas, entre otros casos. Esto hace parte del plan de barbarie planificada que desarrolla el colonialismo sionista en Gaza.
De acuerdo a los datos brindados por la cuenta oficial de la Comunidad Palestina de Chile, desde que comenzó la invasión sobre la Franja de Gaza, el gobierno fascista de Netanyahu asesinó a más de 270 periodistas, 1.400 trabajadores de la salud, 14.784 estudiantes y 880 profesores, 800 atletas y 508 trabajadores humanitarios.
Israel es un Estado colonial, supremacista y genocida. No se puede reformar; tiene que -¡y merece!- ser destruido. La liberación del pueblo palestino es una de las grandes tareas para la emancipación de la humanidad en el siglo XXI.