La barbarie sionista se profundiza

Genocidio sin fin (XVII): la ONU decreta oficialmente la hambruna en Gaza, mientras Israel avanza en la ocupación del enclave y en Cisjordania

La ONU concluyó que 514.000 personas que residen en la Gobernación de Gaza (ubicada al centro-norte del enclave) se encuentran en la fase 5 de hambruna, una situación de niveles catastróficos que pone en riesgo de muerte por hambre o causas derivadas de la desnutrición aguda.

Este viernes (22) las Naciones Unidas confirmaron que hay una hambruna en curso en Gaza. De acuerdo al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, en este caso es “consecuencia directa de las medidas adoptadas por el Gobierno israelí”. En otras palabras, es un acto de barbarie planificada, tal como venimos denunciando desde Izquierda Web.

Acorde a la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), para que se declare una hambruna es necesario que una zona prsente niveles extremadamente críticos de malnutrición aguda y mortalidad. Los hogares, por ejemplo, deben sufrir una falta extrema de alimentos y son incapaces de satisfacer otras necesidades básicas tras haber agotado todas las estrategias posibles de sobrevivencia. Además, deben observarse casos evidentes de muerte, inanición, indigencia y niveles extremadamente críticos de malnutrición aguda.

A partir de estos criterios técnicos, la ONU concluyó que 514.000 personas que residen en la Gobernación de Gaza (ubicada al centro-norte del enclave) se encuentran en la fase 5 de hambruna, una situación de niveles catastróficos que pone en riesgo de muerte por hambre o causas derivadas de la desnutrición aguda. Se prevé que se extiende a las gobernaciones de Deir al-Balah y Khan Younis a finales de septiembre.

La CIF proyectó que, hasta junio 2026, la malnutrición amenaza la vida de 132.000 niños menores de cinco años, dentro de los cuales se incluyen 41 000 casos graves de niños con un alto riesgo de muerte, así como 55 500 mujeres embarazadas y lactantes malnutridas.

Asimismo, el 54% de la población gazatí (1.070.000 personas) se encuentran en la fase 4 de inseguridad alimentaria aguda (previo a la hambruna), mientras que otro 20% (396.000) están en la fase 3 de crisis alimentaria.

Mientras esto ocurre, el sionismo prosigue con la devastación de Gaza. Este viernes el gobierno de Netanyahu autorizó el ingreso del ejército a la Ciudad de Gaza y los campos de refugiados aledaños, con lo cual Israel ocuparía la totalidad del enclave palestino.

Esto fue repudiado internacionalmente, pues en la ciudad habitan cerca de un millón de personas, lo cual presagia que cientos de miles personas tendrán que abandonar el lugar para no morir bajo los bombardeos sionistas.

De forma simultánea, pero en Cisjordania, el gobierno israelí aprobó un plan para avanzar con la colonización de este territorio, el cual ocupan parcialmente desde 1967. Con estos nuevos asentamientos, la región sería dividida en dos y, más importante aún, se cortaría el acceso directo entre las principales ciudades del territorio, a saber, Cisjordania, Ramallah y Belén.

Lo anterior haría prácticamente inviable la constitución de un Estado palestino, inclusive bajo los criterios rebajados de los acuerdos de Oslo que, el actual gobierno de Netanyahu, abiertamente desconoció.

La implementación del proyecto “E1” es una respuesta del sionismo ante el reconocimiento del Estado palestino por parte de varios países europeos, principalmente de Francia e Inglaterra (este último lo haría en setiembre).

El ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, dejó en claro que a los objetivos del proyecto: “La realidad del Estado palestino se está borrando de la mesa no con eslóganes, sino con acciones (…) Cada asentamiento, cada barrio, cada unidad de vivienda es otro clavo en el ataúd de esta peligrosa idea”.

Todo lo anterior confirma el giro fascista del gobierno de Netanyahu, bajo el cual el sionismo dio rienda suelta a sus sectores más extremistas y expansionistas.

En suma, Israel es un Estado colonial y genocida. No se puede reformar; tiene que -¡y merece!- ser destruido. La liberación del pueblo palestino es una de las grandes tareas para la emancipación de la humanidad en el siglo XXI

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