En los últimos días, el Ejército de ocupación sionista intensificó sus ataques sobre la Ciudad de Gaza y, según relató uno de sus voceros, la evacuación de la urbe tendrá lugar en cuestión de días u horas.
«La evacuación de la ciudad de Gaza es inevitable, y por lo tanto cada familia que se traslade al sur recibirá la ayuda humanitaria más abundante en la que se está trabajando actualmente, ya que las FDI han comenzado a trabajar en traer tiendas de campaña y preparar áreas para establecer complejos de distribución de ayuda humanitaria, extender una línea de agua y otras cosas», publicó en sus redes el portavoz en árabe del ejército sionista.
Palabras vacías para encubrir el genocidio que perpetran contra la población gazatí. De hecho, una parte considerable de la población optó por no evacuar la ciudad, dado que el riesgo de morir es igual o mayor en las calles que en sus hogares. “Varias casas fueron destruidas. Nosotros aún estamos en nuestra casa. Algunos vecinos huyeron, pero donde quiera que huyes, la muertes te sigue”, denunció Talad al Khati de 29 años.
Asimismo, en las últimas horas quedaron en evidencia las mentiras del ejército sionista para justificar el bombardeo del Hospital Nasser en el sur del enclave, producto del cual fueron asesinadas veinte personas, incluyendo a cinco periodistas. Ante la consternación que generó, los militares alegaron que el ataque se ordenó para destruir una “cámara de vigilancia” que Hamas colocó sobre el techo del centro de salud.
Una afirmación que fue refutada por las autoridades del centro de salud y los periodistas, dado que la zona es conocida por ser un centro logístico para periodistas, por lo que suben sus cámaras al techo del edificio para transmitir sus imágenes e informes a los medios de prensa internacional.
Israel sabía esto y por ello realizó el cruel bombardeo, con el fin de acallar las crónicas de los periodistas y destruir las imágenes que desnudan la barbarie del genocidio. Para no dejar dudas al respecto, basta decir que en la masacre en Gaza murieron más periodistas que en las dos Guerras Mundiales, Vietnam y Afganistán sumados.
Por otra parte, el gobierno fascista de Netanyahu no dio marcha atrás con el negacionismo sobre la hambruna que sufre la población de la Franja de Gaza, denunciada por las organizaciones de derechos humanos y expuesta por las imágenes de las agencias de prensa internacional.
Junto con esto, Israel abrió un “frente internacional” para exigir una retractación del informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC), el organismo respaldado por la ONU que recientemente decretó oficialmente la hambruna en fase 5 sobre gran parte del territorio gazatí. Igualmente, la ONG “Save the Children” denunció la “hambruna planificada, prevista y provocada” por Israel (algo que coincide con lo que señalamos desde Izquierda Web, cuando nos referimos al genocidio como un acto de barbarie planificada).
Lo anterior es un intento desesperado de Netanyahu para revertir el desprestigio de Israel a nivel internacional. La brutalidad del genocidio expuso ante el mundo la naturaleza colonialista y racista del sionismo, transformando al país en un “Estado paria”.
Es un tema de suma importancia, pues durante décadas los sionistas se beneficiaron del llamado “crédito del Holocausto”, esto es, de la instrumentalización de la memoria del genocidio nazi para justificar todos los actos de barbarie que cometían con la ocupación colonial de la Palestina histórica.
Israel es un Estado colonial, supremacista y genocida. No se puede reformar; tiene que -¡y merece!- ser destruido. La liberación del pueblo palestino es una de las grandes tareas para la emancipación de la humanidad en el siglo XXI.
