Los trabajadores nos encontramos en una situación muy jodida. El gobierno quiere convertir el país en tierra arrasada, rifar los recursos naturales, reventar la industria y a la clase trabajadora. Una de las últimas noticias en ese sentido fue la quita de aranceles para productos electrónicos importados, lo que hace imposible la competencia con los productos que se fabrican en el país, y redundaría directamente en cierres de fábricas y miles de despidos.
Pero ese camino de apertura indiscriminada puede continuar hacia otras ramas como la automotriz. Los metalúrgicos de Tierra del Fuego largaron un paro por tiempo indeterminado, que acaba de concluir con una cuestionada tregua hasta fin de año.
El gobierno se envalentonó después de las elecciones en CABA. Largó por decreto la limitación del derecho a huelga, una medida inconstitucional que no se puede dejar pasar y tiene en el tintero la eliminación de las indemnizaciones, la reforma laboral, la reforma jubilatoria, entre otras leyes esclavistas y liquidacionistas de conquistas históricas del movimiento obrero. En ese marco, las patronales se ponen a tono y lanzan su propia ofensiva puertas adentro.
Punteo de la situación en las terminales
La situación de la industria automotriz argentina es bastante dispar. Grosso modo, hay terminales donde la producción bajó y no tienen nuevos proyectos productivos y otras que subieron la producción. Entre los primeros casos está GM (que suspenderá a los trabajadores todos los viernes de mayo y junio); Nissan, que anunció hace dos meses que dejará de producir la Frontier (se produce en la planta de Renault); Renault, también discontinuará la producción de la Alaskan, una pickup que comparte las líneas de producción, repuestos, etc con la Frontier; VW, bajó la producción y a partir de julio dejará de producir la Taos en Pacheco, que pasará a importar desde México.
No es el caso de Toyota. Y tampoco el de Ford, que viene aumentando los volúmenes de producción, y con una curva que parece ir para arriba, además de proyectos nuevos para dentro de un corto plazo.
¿Qué pasa dentro de las fábricas?
Lo que se está viviendo dentro de Ford es un reflejo de lo que se vive en el resto de la industria. La empresa está bien, pero los que están mal son los laburantes… y cada vez peor. La empresa se alinea con la cruzada antiobrera de Milei y quita derechos adquiridos y conquistas históricas.
Desde las líneas de producción, la logística y el abastecimiento de piezas, la carga de los robots, etc… todo corre a ritmos brutales. Ritmos que se podrían sobrellevar si metieran más gente y se repartiera el trabajo, pero no, la lógica es maximizar las ganancias a costa de la vida de los trabajadores. A eso se le suma el apriete constante, la persecución por parte de los jefes y RRHH, pendientes de cada detalle para intentar aplicar sanciones. Si no caminas por una senda peatonal o “cruzaste mal”, si usas el celular en el puesto o te pones los auriculares para escuchar la radio o un poco de música y sentir que no sos un robot, sos candidato al llamado de atención o directamente al apercibimiento.
Si se pudiera resumir, la sensación común que ronda las plantas es que nunca se estuvo peor.
Hechos “novedosos” son los despidos. El mecanismo que había previamente era las suspensiones, la “invitación al arreglo” (despidos encubiertos). Ahora lisa y llanamente te despiden. Hay despidos de gente con antigüedad y también de compañeros que entraron en los últimos meses. Incluso algunos casos con tal cinismo que los dejaban trabajar hasta que terminen el turno y ahí les anunciaban la desvinculación.
Están creando un clima irrespirable. Las patronales y el gobierno quieren esclavos, que nadie piense, que nadie hable, que todos obedezcan.
Una traición histórica
Si una de las sensaciones comunes es que nunca se estuvo peor, la otra es que nadie te defiende. Los delegados hacen zona liberada cuando aparece RRHH o cuando los jefes llaman a alguien para apretarlo. De punta a punta del gremio, la línea es no cuestionar en nada a la empresa, no pelear ni protestar por nada.
Todavía está en la fantasía de la gente de que si trabajas en Ford en un par de años te compras el terreno. Esos tiempos no existen hace rato. Ahora es mucho más grave, trabajas en Ford y no llegás a fin de mes. Todo el mundo vende algo para poder sumar algún mango. Según el Indec una familia tipo necesitó en abril $ 1.110.063 para no ser pobre -sin contar el alquiler. Un laburante con 10 años de antigüedad está ganando entre $1.500.000 y $1.800.000 por mes, dependiendo los días que tengan las quincenas y la categoría. Es decir, si pagás un alquiler, estás por debajo de la línea de pobreza. Ni hablar de los compañeros que entraron con categoría 1, por el nuevo convenio. Estamos hablando de una automotriz que produce 350 camionetas por día que valen más de 50 millones de pesos. Estos salarios marcan la pauta para el resto de las industrias subsidiarias.
Pero esto es más grave aún, porque los ritmos y el maltrato son insoportables, entran a la fábrica como personas y salen como zombies. Se labura cada vez peor, te rompen. Cada dos por tres, van los médicos a ver los puestos de trabajo por las lesiones que hay. Y no es un problema solo de ergonomía, es un problema de los ritmos, de la forma en la que se labura, de la saturación de los puestos. Los delegados se hacen los boludos y dejan pasar todo, total ellos no ponen el cuerpo, se la pasan tomando café en el cuarto gremial.
En definitiva, cada vez peor y por salarios bajísimos. Y la respuesta de los delegados a cualquier queja es siempre la misma: “si no te gusta andate, atrás tuyo hay miles que quieren tu puesto”.
Hay una reforma laboral encubierta, que viene desde tiempos de Alberto Fernández y se profundizó ahora. Se perdieron conquistas históricas como el convenio colectivo. Ese convenio, en el que existían categorías, antigüedad, un bono a fin de año, todo eso se perdió, se mantiene para un sector cada vez más chico de la fábrica. El grueso, que ahora lo componen quienes entraron en pandemia y para adelante, tiene otras condiciones salariales que quienes están hace más tiempo. Tienen a la mayoría con categoría 2, sin que esté claro cuando recibirán la categoría la categoría siguiente y cuando cobrarán la que realmente les correspondería por el sector y el rol que tienen. Ni hablar del bono de 230 hs de fin de año, del cual cobran menos del 50%.
La fábrica te puede tener contratado por 3 años hasta que se les cante efectivizarte, como le pasó a la mayoría de los que a partir del 2020. Eso se llama precarización.
Otro tema es la obra social, que cada vez está peor. La última noticia es que el sindicato prepara un aumento del descuento sindical, pasando del 4% al 5%, para financiar a la obra social. Nos oponemos a un descuento que no es discutido por nadie. Si hay crisis, que hagan públicos los balances contables de la obra social y del sindicato. Es un secreto a voces, que el sindicato recibe un 1% por unidad producida, ¿dónde va esa plata? Que vaya para la obra social!
La situación no se aguanta más. A pocas semanas de que se cumplan 40 años de la toma de la fábrica, sigue estando planteado barrer a los traidores del sindicato, recuperar los cuerpos de delegados y la comisión interna. Terminar con la persecución, con los cambios de sectores discriminatorios, los aprietes y los despidos. Para eso hay que organizarse por abajo, no hay otra. A no aflojar.