La convocatoria a marcha fue para rechazar el veto de Milei a las leyes de aumento de las jubilaciones, la moratoria previsional y la declaración de emergencia en el área de Discapacidad. El gobierno busca blindar el veto mientras la «oposición» juega mayoritariamente de cómplice.
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La semana política en la Argentina aparece cruzada por el rechazo social al veto de Milei. El martes se realizó una movilización en las puertas del Congreso en reclamo por la Ley de Emergencia en Discapacidad. Se trata de uno de los sectores más golpeados por los recortes presupuestarios del gobierno.
El miércoles se sucedieron varias convocatorias. Hacia el mediodía llegaron las columnas estudiantiles en reclamo por el presupuesto universitario. El sector viene de una inmensa lucha durante el año pasado, con más de 100 facultades tomadas y movilizaciones que alcanzaron los 2 millones de personas en todo el país. Lamentablemente, el organismo que nuclea a los rectores (CIN – Consejo Interuniversitario Nacional) hizo todo lo posible por fragmentar la convocatoria, separándola de la movilización de los jubilados que se realiza todos los miércoles alrededor de las 15 horas.
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Un papel abiertamente desorganizador es el que está jugando la CGT. Los dirigentes sindicales peronistas optaron directamente por ausentarse de la convocatoria. En las últimas horas anunciaron una convocatoria separada para el jueves, en una peregrinación catolizante junto a los movimientos sociales.
La decisión de las conducciones burocráticas de fragmentar las medidas es un favor al gobierno. Milei viene de varias semanas grises con una economía al borde del estallido a pesar de los salvatajes constantes del FMI. Y el ruido del cierre de listas para las elecciones dejó la gobernabilidad del mileísmo en la mira.
Milei en un mundo paralelo: negó la miseria salarial
«Dicen ‘ay, no se llega a fin de mes’, pero eso es un discurso que solo sirve para ponerse sensiblero. Si fuera cierto ustedes deberían caminar por la calle y estaría lleno de cadáveres«. La frase la dijo Javier Milei en un evento libertario de la Fundación Faro, el think thank de Agustín Laje.
El desprecio de Milei por la vida de los trabajadores es absoluto. La cínica negación llega en momentos en que las cifras dibujadas del INDEC no pueden ocultar el crecimiento desmedido de la indigencia en las grandes ciudades y especialmente en el AMBA. Estudios recientes muestran que al menos el 50% de los trabajadores está realmente bajo la línea de pobreza.
La dirigente del Nuevo MAS Manuela Castañeira salió al cruce del ultraderechista. «¿Cómo le da la cara a esta lacra inhumana para desconocer cínicamente la realidad cotidiana de millones de trabajadores?» respondió Castañeira. «El gobierno de Milei hunde el salario y las jubilaciones, por eso cada vez son más quienes no llegan a fin de mes. Hace falta un salario mínimo de 2 millones.»