
Nancy Fraser es una reconocida feminista muy leída en estas épocas, pero también ha escrito sobre la izquierda y la derecha en la actualidad. ¡Contrahegemonía ya![1] es eso, un texto que bucea en estos tiempos actuales buscando una salida al neoliberalismo existente con un proyecto de izquierda. Es un trabajo breve, pero jugoso, interesante, donde se atreve a acuñar nuevos términos y a buscar una salida a todo esto.
Lo primero que observa la autora es una crisis global de autoridad y de los partidos tradicionales, cosa que podemos observar en Europa y Estados Unidos con lo que ya hemos descripto: la aparición de los populismos de derecha o bonapartismos de derecha. Gobiernos que ponen en crisis creencias y partidos que durante años marcaron un rumbo.
¿De dónde nace esta crisis? De una crisis general, una crisis económica, social y ecológica que lleva décadas y se profundiza. La caracterización de esta crisis es muy buena, aunque muy centrada en Estados Unidos no le quita valor. En resumen, la crisis sería producto de empleos basura (Mc empleos los llama), aumento de la deuda individual para sostener el consumo, emisiones de CO2 en crecimiento, negacionismo del cambio climático, racismo, desigualdad, violencia, etc. En pocas palabras, el mundo de hoy.
¿Cómo superar esto? Retomando Gramsci, cree que hay que construir un bloque contrahegemónico que derrote al bloque hegemónico ¿Quién es este último? El neoliberalismo progresista, concepto desarrollado por la autora para hacer referencia a la alianza entre el poder financiero y movimientos sociales (minorías, ecologistas, etc). Concepto que le ha valido algunas críticas, pero que muestra los límites de muchos movimientos y personalidades que representan a las mujeres, disidencias sexuales, minorías étnicas, etc.
Para Fraser, la hegemonía se forma por dos aspectos: distribución y reconocimiento, y en la combinación de estas dos cosas es que nos lleva a un tipo de hegemonía más o menos retrogrado. El neoliberalismo progresista combina una distribución liberal (centrada en favorecer al 1%) y un reconocimiento positivo pero meritocrático de las mujeres, minorías sexuales, y demás. Esto generó una alianza entre los defensores de Wall Street y sectores que pregonaban la igualdad meritocrática sin tocar ningún factor económico que perjudicara el proyecto neoliberal, así la lucha contra el calentamiento global se tradujo en cuotas de emisión de CO2 y su mercado de compra/venta por ejemplo[2].
Había una relación de clase en esta alianza, los movimientos sociales que se incorporaron presentaban los casos aislados como la norma, pero esos casos no dejaban de provenir de sectores medios y altos que buscaban la igualdad personal. Personas que ya poseían capital cultural, acumulación y demás, pero que solo les faltaba el reconocimiento por no ser hombre, blanco y heterosexual. Todo esto ayudaba a presentar el capitalismo con un rostro más humano[3], por lo cual Fraser recibió críticas de estos sectores que sienten que empoderan pero que al sostener un modelo neoliberal, no dan posibilidad real a la mayoría marginada por la pobreza, falta de empleo, y demás.
Este bloque hegemónico tuvo que derrotar al bloque del neoliberalismo reaccionario, que combinaba un programa económico parecido pero con un reconocimiento reaccionario. En la época de Clinton se dio esta derrota a decir de la autora. Ese bloque retrogrado sin más, logró aglutinar por unos años a los más reaccionario de la sociedad (Tea Party, evangélicos, supremacistas, etc). Pero la victoria tuvo su correlato en los ataques a la clase obrera, profundizando el capitalismo en EEUU y dejando sin protección a los sectores de trabajadores que veían decaer su estilo de vida.
En fin, y siguiendo la lógica de la autora, el enfrentamiento entre estos dos proyectos neoliberales, dejaba desprotegida a gran parte de la sociedad, y quedó un gran campo para una política anti neoliberal. En el 2007/08 surgen las primeras voces, Obama que termino por no aprovechar (podemos notar cierta esperanza en el término que usa Fraser)[4]. En el 2011 Occupy Wall Street fue el primer grito de descontento, al que le siguieron la aparición de políticos que ponían en duda el modelo (por lo menos discursivamente): Trump y Sanders. Estos “intrusos” tenían visiones diferentes de la salida al neoliberalismo, pero ambos expresaban el hartazgo de crecientes sectores ante el abandono que sufrían. Sanders fue derrotado, y Trump gobernó al viejo estilo[5], por lo que todo quedó en la crítica[6].
En este punto, hay una cita clásica de Gramsci que sirve de quiebre en el texto: “Lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer”[7], lo hace en el marco de una entrevista para justificar el porqué del fracaso de experiencias como la de Sanders y Corbyn, pero sobre todo Syriza en Grecia y Trump en Estados Unidos (más que fracaso el hecho de que no hiciera lo que dijo que iba a hacer). ¿Qué es lo que tiene que terminar de nacer para superar la crisis? Un bloque populista de izquierda que atraiga a los obreros y a las minorías desencantadas con el neoliberalismo y la falsa salida de Trump.
Llegado este punto del texto, es que podemos polemizar más fuertemente con Fraser. ¿Quién encabezaría este bloque? ¿Qué tareas debe encarar para superar la crisis? Siguiendo el análisis de la autora, queda claro que es Sanders el que debe encabezar ese bloque. En una entrevista lo reconoce sin ambigüedades[8]. Acá tenemos un problema, Sanders sin duda ha dado aire fresco a la izquierda norteamericana, pero al igual que lo ha sido Syriza, no es la salida a los problemas que atraviesa EEUU, hasta ahora solo ha hecho propuestas tendientes a darle un rostro más humano al capitalismo.
De la mano de esto va otra discusión, las tareas a realizar para poder salir de esta crisis económica, social y ecológica. En el libro podemos leer que se necesita una reforma estructural del capitalismo financiero, que el neoliberalismo es el problema[9], para ella la solución es la reforma del neoliberalismo, apenas deja la puerta abierta para una salida anticapitalista (que claramente no puede liderar Sanders). “En sí, el cambio por el que abogamos solo puede provenir de otra parte, de un proyecto que sea como mínimo antineoliberal, si no anticapitalista”[10], claramente la primera opción, la más viable podríamos decir, es un proyecto antiliberal.
Es que de la mano de Sanders no se puede aspirar a mucho más, aunque le pongamos ganas, veamos que renueve las ideas de izquierda. En un país que en el marco de la Guerra Fría logró asociar las ideas de izquierda a lo peor de la sociedad, que haya quedado mal vista fuerza de propaganda y persecución, sin dudas alguien que se atreva a decir soy de izquierda, soy socialista, y aglutine a amplios sectores de la sociedad, es una novedad bienvenida. Pero eso no lo transforma en la salida.
Otro punto que podemos rescatar, es que al final del libro, donde está la entrevista que le realizan, rescata los sindicatos como organización de los trabajadores que puede posibilitar aunar la fuerza de ellos[11]. Proponiendo volver a la edad de oro de la sindicalización, logrando que todos los nuevos sectores de la mano de obra veo en ellos su lugar y deje de tenerles miedo. Pensemos que parte de la flexibilización neoliberal no es solo impedirte que te sindicalices, sino también una campaña de desprestigio a la cual las burocracias varias del mundo no dejan de alimentar.
En sí, el texto de Fraser nos ubica muy bien en la crisis, que si bien la describe para Estados Unidos, es casi calcada del mundo. Pero en el momento de intentar una salida a todo esto es que tenemos grandes discusiones, ya que nos vemos la posibilidad de solo reformar el capitalismo y organizar algo menos reaccionario o menos explotador (sí estas categorías pudieran tener un degrade, cosa bastante difícil) que el neoliberalismo. El cambio debe ser estructural, profundo, y cambiar el sistema. Hay que ampliar la mirada, sobre el mundo, y ver qué pasa en otros lados, ver que hay sujetos y condiciones para ir un poco más allá de lo que plantea Fraser a pesar de su buena descripción de la crisis.
[1] Fraser, Nancy: “¡Contrahegemonía ya!, editorial siglo XXI editores, BSAS, 2019.
[2] Hay que dejar mención que tanto la cuestión del feminismo como la ecológica, Fraser les da importancia, pero desarrolla mejor en otros lados.
[3] Op cit página 31.
[4] Op cit página 39.
[5] Op cit página 45.
[6] Si bien reconoce que en materia económica siguió al viejo estilo, al mismo tiempo reconoce que en materia de derechos fue híper reaccionario cambiando la política anterior. Pareciendose al viejo Neoliberalismo reaccionario.
[7] Op cit pagina 74.
[8] https://latfem.org/neoliberalismo-progresista-debate-fraser-vs-brenner/, parte de una discusión con un sector feminista.
[9] Fraser, Nancy: “¡Contrahegemonía ya!” pagina 63.
[10] Op cit página 63 y 64. Las negritas son mías.
[11] Op cit página 92.



