
Tal es el caso de las terminales automotrices, que no sólo siguen produciendo en estas circunstancias, sino que obligan a sus trabajadores a realizar horas extras. Sumando más horas en la semana e inclusive agregando días del fin de semana. Es tal su necesidad de producir que ya ni siquiera les importa cuidar las apariencias. Sus famosos protocolos sólo se cumplen en los comedores, en las filas para el ingreso y la salida, pero en la producción no existen. ¿De qué protocolo, de qué distanciamiento social quieren hablar, cuando suben la velocidad de las líneas de producción y meten más puestos, haciendo que los trabajadores tengan que estar prácticamente uno arriba del otro?
Tal es el caso de Toyota, Ford, VW y muchas terminales y autopartistas, que obligadas por las circunstancias a producir en un solo turno, intentan sacarle el máximo jugo posible y si eso implica exponer más a los trabajadores al contagio, será un “daño colateral”. Ford agregó de manera compulsiva, dos horas de trabajo los días martes y proyecta trabajar sábado por medio hasta fin de año. VW continúa con la producción del nuevo modelo -“Tarek”-; los compañeros que trabajan en esas áreas, también son obligados a realizar horas extras.
Muchos compañeros que están dentro de planta trabajando tienen enfermedades o condiciones de salud que los hacen más vulnerables al virus, sin necesariamente encontrarse dentro del grupo de riesgo. E incluso, a veces son factor de riesgo sin ser conscientes de ello, lo que deriva en que la enfermedad les afecte de manera más grave. Y detrás de cada compañero, compañera, está su familia. Lamentablemente, la pandemia llega a muchos hogares a través de las fábricas.
A esto hay que sumarle la alevosía de esconder los casos positivos. A tal punto que uno se entera que trabajó con un compañero que dio positivo, cuando éste deja de venir, ahí se empieza a preguntar “¿qué pasó con este?”. La patronal se hace la desentendida. En algunos casos pueden llegar a aislar preventivamente a uno o dos, mientras el resto del sector, que también tuvo contacto con el compañero, sigue laburando como si nada. Esto convierte a la política de la patronal y la burocracia directamente en criminal, desnuda de una manera cruda la terrible situación de los trabajadores en esta pandemia. Y sino aceptás mansamente que te vas a contagiar, te amenazan y te aprietan directamente, con el “viejo, querido y nunca bien ponderado” argumento de la burocracia, de que si no te gusta hay otro afuera que te va a reemplazar. Con esto juega descaradamente la Verde de SMATA. Sus soldados se reparten por los sectores diciéndole a la gente que si no colaboran con la empresa después no lloren, y que el compañero debería estar agradecido con ellos por estar dentro de planta cobrando el sueldo completo y no suspendido.
La entrega de conquistas por parte de la burocracia, también está a la orden del día. Por ejemplo, en Dana Spicer -una autopartista multinacional que desarrolla sistemas de trasmisión y componentes con alta tecnología- los compañeros dejaron de tener comedor en planta. Trabajan de corrido de 6 a 14, teniendo un solo descanso de 15 minutos. El horario habitual de salida era 14.45 y en el transcurso de la jornada laboral paraban 45 minutos para comer; eso ya no existe.
Para el gobierno, las patronales y la burocracia, la vida de los trabajadores y sus familias no importan. Para hacernos valer y defender nuestros derechos, tenemos que organizarnos, sumáte a la Corriente Sindical 18 de Diciembre.






