Ya son casi 700 los casos de Covid-19 en las villas porteñas

Así lo informó el Ministerio de Salud en un nuevo informe. La tasa de infectados por test es inmensa, por lo que los contagiados reales podrían ser muchos más que los registrados.

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En los barrios de familias hacinadas, sin pavimento, ni red cloacal, ni gas natural, donde los cortes son comunes y el laburo por la cuarentena desaparece, la habitual ausencia Estatal se desborda dejando sin agua a 50.000 seres humanos de la Villa 31, en un contexto donde el distanciamiento y la higiene son las únicas medidas que nos protegen.

En una semana, los 3 casos confirmados subieron rápidamente a 83 en el Barrio Mugica, donde viven “aislados” 1357 adultos mayores, expuestos a estas condiciones y sin ningún tipo de resguardo. La curva de contagios de la Villa 31 creció un 1900% sólo en los primeros 4 días mientras los medios ocultaban la información oficial repitiendo datos viejos. Hasta el día de hoy, La Garganta Poderosa y distintas organizaciones barriales y redes que se alzan al hombro la salud de los vecinos -con la logística necesaria para que llegue el alimento, los bidones de agua, los barbijos y acompañamiento – denuncian y desmienten los números de contagios que van en aumento en distintas villas y en los “barrios populares sin precisar”.

La ola comenzó hace dos semanas y media, el 21 de abril, cuando se confirmó el primer caso de contagio en la Villa 31 y el responsable de “Contactos Estrechos” de la Ciudad tardó 48 horas en comunicarse con los familiares de la mujer, aunque ya se habían ocupado de instalar que habían sido tomadas todas las medidas necesarias. No fueron aisladas ninguna de las 12 personas que compartían el baño, ni aun siendo confirmado el segundo caso que mantenía contacto estrecho con ella.

En la ciudad más rica del país, con más de 150 mil viviendas ociosas, Larreta hizo acuerdos con 19 hoteles de empresas privadas y sindicatos para la atención de los repatriados. Pero no se acordó de las 1500 personas en grupos de riesgo padeciendo el hacinamiento ni registró las, entonces, dos nuevas confirmaciones de la Villa 20 de Lugano. El gobierno de la Ciudad no acondicionó ningún espacio para su alojamiento y sólo disponía de 300 camas preparadas por los curas villeros. El Hotel cooperativo Bauen ofreció 100 camas para los barrios populares, pero los funcionarios de Larreta se negaron.

La directora de AYSA, Malena Galmarini, sólo dio información por primera vez por medio de Leandro Santoro, acusando: “Larreta no deja que AYSA se haga cargo”. Tras una semana de silencio, salió a resaltar que la red interna la opera el Gobierno de la Ciudad y no la firma prestataria. El abastecimiento de agua de AYSA llega a los límites de los barrios y las conexiones del interior en muchos casos la autogestionan los vecinos, aunque el Gobierno de CABA tiene toda la responsabilidad de garantizar el acceso al agua.

El 1 de mayo murió, por desidia y abandono, la primera víctima del Coronavirus en el Barrio Mugica. Torobia Balbuena, de 84 años, era la madre de la primera contagiada. La misma que en los medios se encargaron de decir que había sido aislada, junto a las otras 11 personas que compartían su baño.

Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas, el lunes pasado, denunciaron el crimen en la villa a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con el apoyo de un número importante de firmas.

“Mediante un documento común, hoy apelamos a la responsabilidad de los funcionarios públicos, al compromiso de los medios de comunicación y a la conciencia de toda nuestra sociedad, para dimensionar y visibilizar la gravedad de la violación a los Derechos Humanos más esenciales en la Villa 31 de Retiro, donde ningún problema entre su titular y la empresa prestataria pueden justificar estos 9 días sin agua para más de 50 mil personas.”
Presionados por la circulación del conflicto, al día siguiente, se reunieron Larreta y Galmarini, quien anunció que el miércoles se iniciaría la obra y recién en 15 o 20 días se conectará la primera etapa.

Pero el GCBA destina para cada villa un camión que a lo sumo abastece a 140 habitantes por día en barrios de decenas de miles de personas.

Las vecinas tienen que ir a cargar baldes para llevarlos a sus casas. Algunos caminan hasta siete cuadras con los tachos de 20 litros de agua. Además de no poder higienizarse, tienen que hacer filas larguísimas. El agua está sucia, no es potable, y guardarla en los tachos sin tapa es muy peligroso por la cantidad de casos de dengue, una amenaza en los barrios previa al virus.

Hace unos días se aceleró el plan de testeos: hisoparon a 345, encontraron 173 (¡la mitad!) positivos y los aislamientos se siguen postergando. Mientras aseguraban que “ya se normalizó la situación”, la realidad mostraba otra cosa: ¡en la villa 1-11-14 el 80% de los testeados daba positivo!

En el Barrio Mugica hay 63 comedores funcionando a pesar de la cuarentena, 42 de ellos no reciben asistencia suficiente por parte del Gobierno de la Ciudad. La demanda se triplicó, pero la mercadería es la misma. Pueden gracias al aporte de la gente, pero no siempre alcanza y la cifra va en aumento a medida que la situación de la pandemia se agrava.

Sin embargo, Larreta y su gobierno no sólo se quedan de brazos cruzados ante la emergencia, juegan con el hambre: Antes de ayer se conoció la denuncia de la legisladora Lorena Pokoik en la que el Boletín Oficial porteño daba cuenta de un recorte de 785 millones de pesos al programa “Fortalecimiento a grupos comunitarios” -que se destina principalmente a los comedores populares- para subsidiar a Metrovías. Tras la difusión el gobierno de Larreta simplemente dijo que se trató de un “error de carga”.

Esto sucedía poco antes de que la Legislatura porteña tratara, a espaldas de la población, la ley de Emergencia Económica y Financiera de la Ciudad, por la cual se le otorga al gobierno responsable de este abandono criminal el poder de disponer del presupuesto ilimitadamente para “afrontar las dificultades derivadas de la pandemia de coronavirus”.
Mientras tanto, a Alberto Fernández no le pareció relevante hablar sobre el tema. Recién el miércoles pasado, sin mencionar lo del agua, defendió al gobierno de Larreta: “Se está reaccionando muy bien en la Ciudad, tratando de hacer testeos. La Ciudad organizó un sistema para sacar a las personas con riesgo y llevarlas a hoteles. No es que no les prestaron atención a las villas, sino que las posibilidades de contagio son exponenciales. No hay que cargar tintas sobre nadie.”

Parece que desde todos los frentes está normalizado atropellar los derechos básicos de quienes viven en los barrios más humildes.

Continúan sumándose resultados de informes atrasados. Hoy 2 nuevos contagios en Zavaleta, una niña de 5 años y su madre, a quienes aislaron en el hospital, pero no se implementó bien ningún protocolo. Según informa Nacho Levy, en el CeSAC 30 no fueron informados de los contagios sino por los vecinos y en la casa siguen durmiendo los 7 hermanos, quienes no fueron asistidos de ninguna manera. La solidaridad que los rodea es lo único que los protege a ellos y a sus cercanos.

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