Una semana después, el PTS de Filosofía y Letras publicó una “polémica” en respuesta a nuestro balance de las elecciones en Filosofía y Letras. A partir de un análisis superficial de los resultados y una serie de falsificaciones sobre las posiciones de nuestro partido, en su nota el PTS afirma que el Nuevo MAS estaría “despreciando a los simpatizantes de la izquierda”. Se trata de una operación estalinista de tratar de acomodar la realidad a sus intereses para ocultar dos cosas: que el PTS fue el gran organizador de la derrota del FITU en la UBA y que antepusieron la pretensión de baja estofa de intentar destruir al ¡Ya Basta! y al Nuevo MAS a la pelea objetiva por ganarle en frente único el CEFyL al peronismo, impidiendo que la izquierda conquiste el Centro más importante del país para pelear de manera independiente contra Milei y contra la pasividad de las burocracias del movimiento estudiantil.
Tomando el cuadro general de la elección, es evidente que el radicalismo se mantuvo y que la fuerza que más se fortaleció fue el peronismo, que duplicó los Centros que dirige. Como es parte de los análisis que se leen en los distintos medios de comunicación, el FITU consolidó su retroceso en la universidad, perdiendo el centro de Farmacia y regalándole el CEFyL al peronismo, cayendo al 9% en Ciencias Sociales, retrocediendo fuerte en Derecho, quedando muy relegados en Psico y no pasando del 2% en Medicina.
Un retroceso significativo del cual el PTS de Filosofía y Letras no puede hablar ni opinar porque abriría una puerta que le exige responder a la vanguardia todas sus contradicciones. Si fueron la dirección del FITU en la UBA y decidieron jugarse a la hipótesis de que con la referencia nacional del Frente de Izquierda y con la figura de Myriam Bregman podían avanzar, incluso ganar Filo, pero el resultado fue el opuesto, ¿cuál es la explicación a semejante catástrofe? Si no hay explicación pública es porque el que verdaderamente desprecia a los simpatizantes de la izquierda es el PTS.
Nadie se baña dos veces en el mismo río
El argumento más “fuerte” que nos presentan para interpretar las elecciones del CEFyL a su favor es que los resultados serían “casi como un calco” de 2022. Desde ese lugar, la Lista 4 se habría “consolidado como única oposición real” y el ¡Ya Basta! habría tenido un “magro resultado en Filo y toda la UBA”. Pero negar que de 2022 a 2024 hubo un cambio en la realidad sería lo mismo que decir que el gobierno de Alberto Fernández es igual al gobierno de Javier Milei, que el presupuesto universitario se mantuvo y que es lo mismo el peronismo en el gobierno que siendo oposición. Esta forma de pensar puede ser válida para una corriente que no es capaz de diferenciar los matices entre los políticos burgueses, o también, de una corriente que se jugó a que no pase nada en la universidad en estos dos últimos años especulando con que para ganar el Centro iba a alcanzar con la referencia nacional. Prestemos especial atención a este método de presentar la realidad según sus necesidades para justificar, en el fondo, su política y orientación.
El argumento de “estamos a 85 votos”, del que no se hacen cargo en su réplica (¡no se entiende por qué!) fue exactamente la primera frase que publicaron en 2022 tras haber terminado el escrutinio de aquella elección. Dos años después se transformó en su principal estandarte. Sin embargo, la realidad fue que con el resultado de 2024 la Lista 4 quedó a diez puntos del Colectivo y quedó cuestionado su carácter de “alternativa” en términos electorales.
Es clásico de los charlatanes en la izquierda y de los marxistas vulgares reducir la realidad a su superficie, negarse a ver los detalles y los movimientos que, en un primer momento imperceptibles, reflejan las tendencias profundas en curso. Si uno se toma el trabajo de comparar finamente los porcentajes del CEFyL entre 2022 y 2024, se podrá observar un pequeño y simple detalle: todos los frentes retroceden y el ¡Ya Basta! avanza. Como decía Heráclito hace más de 2500 años, nadie se baña dos veces en el mismo río; pero la tradición del pensamiento dialéctico es ajena e incomprensible para las corrientes estalinófilas que hunden sus raíces en el pensamiento althusseriano.
En su “polémica”, el PTS también afirma que el ¡Ya Basta! sería funcional a los intereses del peronismo. Su primer argumento es que en nuestra nota de balance sólo le dedicamos un escueto párrafo al rol que esta fuerza cumplió en el conflicto educativo. Podemos decir que después de repartir más de 25.000 plataformas de dieciséis páginas entre los estudiantes de Filo, planteando la necesidad de construir una nueva dirección de lucha e independiente en oposición a la UCR y el PJ, además de contener un balance de los 5 años de conducción del Colectivo y un programa para un nuevo CEFyL, no hay ningún problema en resumir en una nota de balance lo que ya toda la vanguardia sabe que es nuestra posición en relación al peronismo.
Por el contrario, el PTS no explica por qué careció de plataforma durante toda la elección y por qué redujo toda su campaña a una campaña electoralista de voto útil con provocaciones que fracasó estrepitosamente. El fracaso al que nos referimos no es un invento: es la derrota de los objetivos que se plantearon para esta elección, ganar el CEFyL y barrer al ¡Ya Basta!. Ambos objetivos no fueron alcanzados y cuando uno fracasa tiene que poder responder por qué.
Si la hipótesis del PTS para ganar era la del primer afiche que sacaron, que con Myriam Bregman en una facultad vacía se podía revolucionar el CEFyL, les avisamos a los compañeros que los resultados dijeron que no, que perdieron, retrocedieron y quedaron más lejos aún de la primera fuerza. Si la hipótesis era la del segundo cartel, que con los votos del ¡Ya Basta! transferidos a la Lista 4 ganaban el CEFyL, podemos decir que la realidad no la verificó porque el ¡Ya Basta! consolidó su espacio.
Pero si la hipótesis era la del tercer afiche, que la única lista que podía ganarle al Colectivo era la Lista 4, también podemos decir que la dinámica de la elección lo desmiente categóricamente. Tomemos el desarrollo diario de los resultados de la votación para que los lectores tengan la oportunidad de reflexionar, como la tuvieron las fuerzas del FITU en su momento, si en algún momento estaban peleando la elección o no.
El día Lunes, el Colectivo obtuvo un 42%, el FIT un 31% y el ¡Ya Basta! un 10%; así, el primer día el FITU ya perdía por 11 puntos. El día martes, el Colectivo obtuvo un 41%, el FITU un 29%, y el ¡Ya Basta! un 12,3%; así, el segundo día volvieron a perder por más diferencia, por lo cual ya se empezaba a marcar una tendencia. Después del duro golpe del martes, el FITU intentó recomponerse pero no le alcanzó: el Colectivo quedó en el 37%, el FITU en el 35% y el ¡Ya Basta! en el 10%. A esta altura, la tendencia era irremontable: fue en esta jornada que crecieron las agresiones contra nuestra agrupación y que recibimos la insólita provocación por parte del PTS de un varón acosando y difamando a una compañera mujer de Las Rojas. El jueves y el viernes cerraron con dos derrotas para ellos donde el Colectivo se alzó con el 41%, el FITU con el 32% y el ¡Ya Basta! con el 9%.
Como se puede apreciar, el FITU nunca estuvo en condiciones de ganar, por lo cual podemos decir que el PTS le mintió a todos los estudiantes, a todos los simpatizantes de la izquierda y degradó su política, su propuesta y su programa a un voto útil electoralista y a provocaciones cloacales que no le permitieron ni siquiera retener el mismo porcentaje que obtuvieron en 2022. A esta altura, seguir repitiendo que 2024 es “casi un calco” de 2022 es ridículo.
PTS: el método de la mentira y la provocación permanentes
En su réplica, el PTS quiere tratar de justificar que seríamos aliados del peronismo inventando posiciones, un reflejo defensivo de un partido herido por los resultados. Que habríamos llamado a votar a Massa es una mentira fácilmente comprobable por cualquier lector que busque nuestra posición en Izquierda Web. “No votes a Milei, ningún apoyo político a Massa, salvo a Milei que los votantes elijan libremente su opción” fue nuestra posición, la única posición clara de la izquierda que llamaba a no votar a Milei. Querer falsear nuestra posición es simplemente una operación estalinista, a la cual cabe preguntarles: ¿por qué sostienen un frente electoral con Izquierda Socialista que llamó al “voto crítico a Massa”[1]?. O también, ¿por qué la posición del PTS para el ballotage fue un voto nulo avergonzado como en Brasil, donde les costó la ruptura de su grupo? ¿Es que para el PTS Milei y Massa son lo mismo porque son todos burgueses? La incapacidad de ver los matices es una característica de la política del estalinismo que tuvo su expresión catastrófica en la Alemania de los años 30’ bajo el nombre de “tercer período”. De ahí también que Bregman haya dicho en el debate nacional que Milei era “un gatito mimoso” de los empresarios, lamentable frase que apuntó a disminuir el peligro de Milei y su política reaccionaria. Este tipo de frases sólo puede provenir de una corriente que ha perdido su sensibilidad para con la lucha de clases y sobre los peligros que amenazan a la clase obrera, una corriente que se siente cómoda en los sillones del Congreso votando leyes con la burguesía.
Además, afirman que nuestro partido estaría en “una crisis profunda a nivel nacional” que sin embargo no se verifica porque el reflejo nacional es que nuestro partido crece y se fortalece y que la vanguardia reconoce que estamos muy fuertes en la juventud. Para muestra basta un botón y por eso le pedimos al lector que busque cuál fue la única agrupación de la izquierda que polarizó políticamente en la elección siendo viral en Twitter y saliendo en la televisión por su campaña.
No hay que perder de vista que estamos en una etapa reaccionaria donde no hay ascenso (tampoco hay derrota) y el sentido común del cual parte la gente es conservador: “¿por qué tantos carteles?”. A este clima se adaptó el PTS y se dedicó durante toda la campaña a decir lo mismo que la derecha y Feinmann decían sobre el ¡Ya Basta!. Peor aún, recordemos que el PTS caracterizaba hace algunos meses que estábamos en una “etapa prerrevolucionaria” y que las asambleas barriales eran “soviets”. Pasados ya varios meses, lo que se observa es que el gobierno controla la coyuntura y que las asambleas se han visto muy reducidas. Es claro entonces que este año el PTS eligió un atajo para su construcción, abandonando la universidad donde se siente menos fuerte porque no dirige ningún centro de estudiantes (en CABA, el Nuevo MAS dirige uno y el PO tres[2]), una política comandada por el afán electoralista de que Bregman vuelva a ser diputada en 2025. Pero, llegando a la elección, el PTS tuvo que hacer un giro de 180 grados para intentar disputar algo, que sin embargo resultó en un completo fracaso. De esto el PTS tiene que explicar a toda su militancia los malabares permanentes y las oscilaciones en su política y su orientación.
Las mentiras son muchas y una más es aquella donde afirman que dejamos de lado la lucha contra las burocracias en el movimiento estudiantil. Para poner las cosas en su lugar, el ¡Ya Basta! fue la única corriente que peleó por un estudiantazo, es decir, por un proceso de radicalización que abriera el desborde a las conducciones burocráticas que hicieron todo lo posible por contener al movimiento estudiantil y que tejiera lazos con el movimiento obrero y el movimiento de mujeres y diversidades. Por el contrario, el PTS militó activamente contra el estudiantazo y contra los cacerolazos educativos que se votaron en las asambleas del CEFyL a propuesta del ¡Ya Basta!. El PTS despreció la unidad con los nodocentes por la afinidad que la base independiente del sector tiene con el ¡Ya Basta!. Y cuando llegó el día de la asamblea previa a la marcha educativa, el PTS cedió la dirección de la asamblea al peronismo, mantuvo un frente único con los K para excluir al ¡Ya Basta! de la moderación y habilitó todo tipo de ataques contra nuestra organización. Llegando al punto de dejar pasar un ataque sin principios contra el mural de Silvia Ana María Gatto, una detenida desaparecida de la facultad en 1975 y abuela de nuestra compañera Laila, por parte de sectores marginales de la facultad, ante lo cual aplaudieron el ataque que terminó por romper esa asamblea. Lo que el PTS oculta también es que la bandera que propusieron en esa “asamblea” tuvo el acuerdo del peronismo (mas no del Partido Obrero) porque la consigna de “No a la ley de bases” no implicaba ningún tipo de desborde a las conducciones burocráticas, ni denunciaba el autoajuste de las autoridades. Por el contrario, servía como taparrabos al Colectivo para su política de “hacer como que luchan”.
Para terminar con esta parte, el PTS trata de decir que nos habríamos vendido por plata al radicalismo. No nos sorprende que nos quieran achacar métodos que toda la vanguardia sabe que fueron utilizados por las mismas fuerzas del FITU, acuerdos non sanctos con otras organizaciones que en el caso del PTS marcaron su comportamiento desde el año 1989. Cuestionar a nuestra agrupación por haber estado en la cabecera de la única marcha de masas contra el gobierno de Milei, cabecera de la cual fue parte incluso la AGD que dirige el Partido Obrero, de una marcha de unidad de acción que era necesaria para abrir la experiencia de cientos de miles de personas, no solo es ridículo sino que además revela el grado de desimplantación y marginalidad del PTS en la UBA que no pudo ni siquiera participar de ninguna de las reuniones de organización de la movilización, donde todas las fuerzas son testigos (salvo el PTS) de la pelea que dimos por una política independiente. Como la mentira es un método constitutivo de esta corriente estalinista (recordemos que Stalin construyó la fábrica de mentiras más grande de la historia), no puede ofrecer ninguna prueba de lo que dice.
Un profundo desprecio a la lucha de clases y a la construcción de la militancia cotidiana
Otro argumento por el cual el PTS sostiene su “polémica” es que el Nuevo MAS despreciaría la realidad. A eso podemos contestar que lo que el PTS desprecia profundamente es la lucha de clases, embelesado por una enfermedad que recorre a todo el FITU: el electoralismo.
Frente al retroceso del FITU en toda la UBA, nosotros podemos demostrar que el ¡Ya Basta! se consolidó. Esto es así porque, ante el vendaval reaccionario de la etapa y el resultado conservador de la elección, nos mantuvimos y crecimos. Nos presentamos por primera vez en ocho facultades, así como también La Mella y el PTS se presentaron en la misma cantidad de facultades. Logramos una proporción de 3 a 1 y de 4 a 1 con el FITU en la mayoría de las facultades donde militamos activamente, lo cual es un resultado formidable teniendo en cuenta la desigualdad de condiciones, siendo una sola agrupación compitiendo con un frente que además tiene más instalación. Y fuimos la única corriente de la izquierda que en estos meses logró incidir en el desarrollo real del movimiento estudiantil. Si tan “marginal” fuera el ¡Ya Basta! en el movimiento universitario, ¿por qué logró impulsar la primera medida del movimiento estudiantil contra Milei, por qué logró impulsar un segundo cacerolazo educativo que fue masivo, por qué sus iniciativas se hacen virales, como el Campamento Anticapitalista, y su campaña para la UBA llega a la televisión? Preguntamos honestamente: ¿por qué hay muchísimos más estudiantes en la UBA que conocen al ¡Ya Basta! y que desconocen el nombre de la agrupación estudiantil del PTS?
El PTS desprecia la votación del ¡Ya Basta! porque necesita que su militancia intente disminuir el peso real que nuestro partido tiene cada vez más en la juventud. Una actitud defensiva que no sirve para sacar ninguna conclusión. Desde 2010 vienen repitiendo que “el Nuevo MAS va a desaparecer” y, sin embargo, nuestro partido crece, madura y se fortalece. El 10% conquistado en Filosofía y Letras no solamente significa un crecimiento con respecto a la elección de 2022 y una duplicación en la representación en la Comisión Directiva, sino además es un resultado extraordinario porque en los últimos dos años no ha habido una agrupación en el país que haya recibido tantos ataques y provocaciones como la nuestra.
Para que el lector sepa, en Filosofía y Letras hay hace años un contubernio entre la gestión peronista, el Colectivo y el Frente de Izquierda para intentar frenar el crecimiento imparable del ¡Ya Basta!. En 2022 quisieron barrernos de la facultad a las trompadas, cuando los cuatro grupos del FITU fueron, de manera cobarde, a agredirnos; pero les paramos el carro y es sabido que varios de sus integrantes (a excepción del PTS, que prohibió el debate interno sobre esta acción) sacaron como conclusión que “lo de las piñas fue un error”. En 2023 la gestión de Manetti quiso expulsar a dos compañeras del ¡Ya Basta! de la UBA, que son pilares de nuestra agrupación. ¿Cuál fue la conducta del PTS ante esa persecución política? Quiso tapar la lucha contra las sanciones con otra campaña por lo cual recibió un fuerte repudio de la vanguardia. Y en 2024 hicieron frente único con el Colectivo para boicotear cada medida de lucha impulsada por nosotros.
Criticar al ¡Ya Basta! por haber aportado un camión a la acción más masiva del CEFyL en 2024, una tribuna para que todas las fuerzas políticas, sindicatos y espacios sociales pudieran expresarse (¡sin pedirles nada a cambio!), es la expresión del llanto de un aparato político que está en contra de que el movimiento estudiantil luche y se organice, que cope las calles y que arrastre tras de sí a otros sectores de la sociedad. Su crítica se apoya en la despolitización reinante y en el clima de desconfianza hacia la política y los partidos. La lógica de “prefiero que dirija el Colectivo antes que el ¡Ya Basta! con su camión” es la misma lógica que condujo al PTS a sostener la división de la izquierda en Filo, regalándole el Centro al peronismo. Porque anteponen el interés de destruir a nuestra organización antes que la pelea objetiva por ganar la dirección del CEFyL en frente único con toda la izquierda.
Reemplazar la discusión política por la provocación permanente a nuestros compañeros y nuestro partido es el método que profundizó el PTS durante estos últimos dos años y que expresa un salto en su comportamiento: buscan destruir y desmoralizar a la vanguardia que quiere organizarse y salir a luchar, y en particular, la que quiere luchar por el socialismo. Inventan que nuestros métodos serían “violentos” utilizando el mismo discurso que utiliza Milei para construir un “enemigo del pueblo” que justifique los ataques a la vanguardia. Otro parecido más con el estalinismo que elevó el oscuro arte de la provocación, la calumnia y la falsificación contra el trotskismo al terreno mundial y a una magnitud histórica. Por el contrario, nuestro método es el debate público de ideas y el frente único que sirva para luchar.
Sobre la discusión del frente en Filo, vamos a ser concretos. Desde Mayo, el autor de esta nota y del balance anterior, habló ante dos mil personas de todos los partidos de izquierda para decir que estábamos dispuestos a hacer una experiencia común y que había que unirse para ganar Filo respetando las fuerzas militantes de cada uno. Sin embargo, las “propuestas” del PTS fueron puro electoralismo, fijándose nada más en los resultados de 2022, para tratar de ocultar su retroceso abrumador en la juventud. Este criterio llevaron a Filo pero en el resto de la UBA se ponían contentos cuando decían que en los acuerdos del FITU habían podido hacer valer su construcción en las facultades frente al Partido Obrero. La doble vara para medir la realidad es también otro parecido con las corrientes estalinistas.
Nuestra agrupación, que se consolidó con el 10% en Filo y muy buenas proporciones en las otras facultades, ha demostrado que sin el ¡Ya Basta! la izquierda no puede ganar el CEFyL. En su contraparte, el FITU ha demostrado que Myriam Bregman no alcanzó para ganar Filo ni para avanzar en la UBA, sino más bien que fue el estandarte de una derrota.
Al PTS, charlatán demagógico, no le importa esta realidad, no le importa que la izquierda retroceda de conjunto en la UBA y no va a dar ninguna explicación de su fracaso. Pero, tarde o temprano, lo que está edificado sobre un espiral de mentiras se va a caer.
Queremos desmentir también la afirmación del PTS acerca de la posición del Nuevo MAS con respecto al FITU. Ya hemos dicho infinidad de veces que para nosotros el FITU es un frente de independencia de clase cuyos límites profundos son no haber podido ir más allá del terreno electoral y también haber servido para dividir a la izquierda y a la vanguardia en cada lugar, y que nos proponemos renovar esa experiencia para las tareas que se le plantean a la izquierda en este siglo XXI. El lector informado sabe que este año hicimos un planteo público para ser incorporados en la mesa nacional del FITU con voz y sin voto, pero que nuestro planteo fue rechazado. Y todo estudiante de Filo y Letras que haya ido a una asamblea, pudo ser testigo de que la agrupación que se dedicó a construir la unidad de la izquierda en cada oportunidad para conquistar posiciones independientes fue el ¡Ya Basta!. No habría explicación, si no, a la contradicción existente en la facultad donde conduce el peronismo pero todas las asambleas las gana la izquierda.
El futuro es nuestro
Para terminar, la lógica inscrita en la política y el análisis del PTS, incluyendo la réplica a nuestro balance, es el reemplazo de los criterios de la lucha de clases y de la construcción militante por una lógica electoralista. Pero hay una advertencia a hacer: el que piensa que la izquierda va a levantar sus votos si no hay luchas, si no hay ascenso estudiantil, es un mentiroso, o no es un marxista, es un charlatán. Los resultados en la UBA y en Filo, donde el PTS llevó al FITU a perder por diez puntos el CEFyL, la mayoría en la Junta de Historia que se conservaba hace diez años, y a evitar que la izquierda conquiste mayorías en las carreras, es un profundo golpe para la deriva electoralista y cloacal de la izquierda estalinista argentina.
No se puede tapar el sol con la mano. Todo lo que dijimos desde el ¡Ya Basta! era verdad: si iban con nosotres ganábamos todo. Esa es la base del planteo que hicimos por una presidencia rotativa que tuviera paridad con el FITU, reconociendo nuestra fuerza militante y reconociendo también su referencia nacional pese a haberse borrado durante dos años de la militancia cotidiana. Nuestros compañeros también estudian, trabajan y militan, y no lloran por eso, saben que tienen una responsabilidad y un compromiso para con los estudiantes. El 10% que conquistamos en Filo concentra a la inmensa mayoría de la vanguardia que quiere organizarse y salir a luchar contra Milei. Y lo que es fundamental, el ¡Ya Basta! es el futuro, la agrupación más joven y numerosa de la UBA que quiere renovar a la izquierda. El entusiasmo y la fuerza que expresa por la base, el orgullo que da pertenecer al ¡Ya Basta!, se asienta en el convencimiento de que existe una dirección que no va a entregar esta juventud por migajas. Eso es lo que al PTS le duele, da envidia y no entiende por qué crece y “saca un montón de votos”, como escuchamos decir de boca de ellos. PTS, dejá de llorar y empezá a reconocer la realidad. Nosotros nos vamos a preparar para que en dos años el ¡Ya Basta! sea la próxima conducción del CEFyL.
[1] Para más información, leer la nota de Página 12 “Las razones de Izquierda Socialista para pedir un voto crítico a Sergio Massa”: https://www.pagina12.com.ar/614640-las-razones-de-izquierda-socialista-para-pedir-un-voto-criti
[2] Con la diferencia de que el Nuevo CEAA dirigido por ArteInsurrección organiza columnas de 200 estudiantes, mientras que el CEAVI, el CEDAM y Veterinarias son una cáscara vacía.