El presidente habla y apela a la «responsabilidad social», y junto a sus inseparables Larreta y Kicillof, anunciará hoy el pase a un nuevo esquema de actividades que sería el más laxo desde que comenzó la cuarentena obligatoria hace ya cuatro meses.

Esta apelación individualista, quita la responsabilidad al gobierno y las patronales, que son quienes están exponiendo a estas horas a los trabajadores al contagio en el transporte público y diversos lugares de trabajo, que son hoy por hoy uno de los focos de contagio.

A pesar de la mentada «vuelta a fase 1», esta semana se vivió un nuevo pico, con 4250 contagios registrados en un día y 82 muertes.

Según el informe matutino de hoy publicado por el ministerio de salud, «El total de casos confirmados en Argentina es de 106.910 (49,3% mujeres y 50,7% hombres). 1.083 (1%) son importados, 35.260 (33%) son contactos estrechos de casos confirmados, 53.247 (49,8%) son casos de circulación comunitaria y el resto se encuentra en investigación epidemiológica.«

La flexibilización de la cuarentena no responde a ningún criterio epidemiológico ni sanitario. El gobierno cede a los intereses de los empresarios que quieren que se reactive la rueda de la producción para seguir ganando, así como a los sectores anti-cuarentena que vienen manifestándose en las calles reiteradamente.

Las fábricas y talleres que vienen funcionando ya hace varias semanas se cuentan por miles, y llegan a este portal múltiples denuncias de trabajadores que informan que no se cumplen los protocolos sanitarios de cuidado para el personal.

Es decir, en fase 1 como en la fase que sea, los trabajadores son expuestos al contagio por el único criterio de continuar con la explotación de rubros que no son esenciales y que deberían suspender su actividad para disminuir la circulación (como neumáticos, envases de cerveza, etc…).

El avance irresponsable del gobierno hacia una fase de virtual formalidad de la cuarentena pone en riesgo el esfuerzo hecho por toda la población desde hace casi 4 meses.