
Por Tofi Mazú
Se termina el 2018, un año marcado – entre otras cosas – por la férrea lucha por la legalización del aborto. La pelea por este elemental derecho tiñó calles, plazas, lugares de trabajo, escuelas y facultades. Pero sobre todo, tiñó a una nueva generación de jóvenes luchadoras que ingresaron a la vida política por la vía del movimiento de mujeres y que adquirieron un protagonismo nunca antes visto en la historia de nuestro país. Por lo tanto, a pesar de distintas cuestiones, ya se está hablando de la próxima presentación del proyecto de ley en Diputados y Senadores.
Distintas referentes de la Campaña Nacional por el derecho al aborto se expidieron en los medios asegurando que armarán una asamblea a principios de marzo para discutir las reformas del proyecto y presentarlo a mediados de ese mes.
El aborto en año electoral
Uno de los principales debates que se abre ante esta iniciativa es qué pasa y qué se hace en un año electoral. El kirchnerismo y gran parte del autodenominado “feminismo popular”, que integran también la Campaña, están ya embarcados en el bote de “Cristina 2019”. Es por eso que han afirmado que la presentación de la IVE será “un acto simbólico”. Todos hablan de que, en los años electorales, los debates que implican luchas resultan prácticamente imposibles. Pero lo ridículo de ésto es pensar que esa es una regla natural, no una situación que se construye interviniendo en uno u otro sentido. Para este sector, la presentación será simbólica porque no tiene la más mínima intención de volcar su fuerza militante para conquistar el aborto legal, sino únicamente para hacer campaña por el retorno de La Jefa. Esto no es un detalle menor, cuando el “no se enojen con la Iglesia” de Cristina se transformó en “unir los pañuelos verdes y celestes” detrás del peronismo y el papa Francisco, entregando las lucha de las mujeres por decidir en su propio cuerpo al mismísimo Vaticano.
El mensaje de Cristina es, en realidad, “unir los votantes verdes y celestes” para ganarle a Macri en las urnas, sin aplicarle ninguna derrota política por abajo. El kirchnerismo dice buscar “ganarle al neoliberalismo”, pero evitando dar cuenta de que es imposible hacerlo sin la organización, entre otras cosas, por el derecho al aborto; mientras la clandestinidad del mismo se sigue cobrando la muerte de cientas de mujeres y proporcionando un negocio millonario para los empresarios de la salud privada. Nos preguntamos, entonces: si la presentación del proyecto de ley en marzo es simbólica ¿También son simbólicas las muertes por aborto clandestino? ¿Es simbólica la pelea que dos millones de personas dimos en la calle en este 2018 de la ola verde? ¿Es simbólico que las mujeres tengamos o no el derecho a decidir? Vaya simbolismo…
Por otro lado, el sector que no rechaza de plano la legalización del aborto dentro de Cambiemos hace de cuenta que está habilitando nuevamente el debate. Daniel Lipovetzky informó que el proyecto podría presentarse el 8 de Marzo “por sus simbolismo” –una palabra que parece que está de moda- … Y sí, escuchar a un referente de Cambiemos hablar del simbolismo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora genera bastante urticaria, de solo ver cuáles son las medidas y el presupuesto que el macrismo destina hacia nosotras para hacernos pagar la crisis. Es que Lipovetzky, y con él gran parte de Cambiemos, no le tiene miedo a que el próximo 8M sea masivo y de lucha. Confía plenamente en que tanto el oficialismo como la oposición patronal podrán contener la cosa para que no se desborde. Un claro ejemplo es también el titular de Clarín, el Gran Diario Macrista, sobre este tema, que reza “Aún sin chances, los verdes volverán a presentar en marzo el proyecto por el aborto legal”. Desde las primeras tres palabras, dando la batalla por perdida.
En esa línea están todos los partidos tradicionales. En insistir en que, como no se habrán renovado las bancas, todo seguirá exactamente igual. De ahí ha surgido también la consigna con la que el kirchnerismo se presenta en las enormes asambleas para la construcción del Encuentro Nacional de Mujeres en La Plata: “aborto 2020”. Eligen poner su fuerza militante y sus “esperanzas” en una nueva composición del Congreso luego de las elecciones. Para las dirigentes, es solo una maniobra en pos de que el peronismo le gane a Macri en las urnas. Para otras, simplemente una ingenuidad. Pero ocurre que depositar confianza únicamente en las instituciones del régimen es un callejón sin salida. No solo porque el kirchnerimo no legalizó el aborto en sus 12 años de gobierno; sino también porque para ese entonces, gane quien gane, el país estará completamente destruido por las medidas que ya viene tomando el macrismo. Estamos hablando de un país que, aunque no se haya declarado, ya está en default y que llegará al 2020 con una cantidad de problemas que el reformismo y el peronismo contrapondrán a la lucha de las mujeres por el aborto legal; todo esto, sin romper con el FMI. Esto no es un invento o una suposición escéptica nuestra; ya cuando se inició el debate en marzo de este año, el kirchnerismo optó en un comienzo por decir que el macrismo habilitaba el debate para distraernos de los problemas reales.
Lejos de tratarse de problemas separados, el ajuste de miseria y las políticas represivas del macrismo están profundamente relacionadas con la negativa hacia que las mujeres podamos decidir sobre nuestro propio cuerpo. No solamente porque no podemos elegir cuántos hijos queremos y podemos mantener ante esta situación económica. Sino porque forma parte del programa de las mujeres trabajadoras de cara a su emancipación. La barbarie a la que somos sometidas en este sistema capitalista y patriarcal está íntimamente relacionada con nuestro rol en la producción, que está también atravesado por el hecho de si somos sujetos que eligen autónomamente sobre su sexualidad y capacidad reproductiva: el acoso sexual que sufrimos en el trabajo por parte de patrones y el personal jerárquico; la impunidad que garantiza la justicia patriarcal ante los casos de violencia y violación; la precarización laboral y la brecha salarial que se sirven de la doble opresión de las mujeres.
Por un movimiento de mujeres independiente del gobierno, la Iglesia y todo sector patronal
Como ya dijimos, la Campaña anunció que convocará a una asamblea para discutir las reformas y la presentación del proyecto. Aún es muy pronto para saber el carácter de dicha reunión. Pero hay una sola cosa que se puede afirmar: si esa asamblea se lleva a cabo, debería ser abierta a todo el movimiento de mujeres, a sus agrupaciones y a las miles y miles de pibas que contra viento y marea inundaron las calles y las tiñeron de verde. Esa asamblea no puede ser solo entre integrantes de la Campaña, se tienen que poder expresar todas y cada una de las mujeres que han dado vida durante todo el año a esta batalla estratégica.
Quienes le han puesto la voz y el cuerpo a esta pelea somos muchísimas y todas debemos ser parte de esta discusión. Nada está saldado ni resuelto; eso solo puede resolverlo el movimiento de mujeres, de forma independiente del gobierno, la Iglesia y todo sector patronal, luchando en las calles y organizándose en los lugares de trabajo y de estudio. No se pueden hacer predicciones ni especulaciones, que solo abonan a la quietud. La historia no está escrita: la historia la escribimos nosotras con la lucha.