Hungría 1956

Una revolución desfigurada

Traducción de Viento Sur

El periódico francés Le Monde, con fecha del 22 de junio de 2006, escribe: “viniendo de Viena donde asistió a la cumbre euroamericana, George W. Bush celebró, el jueves 22 de junio en Hungría, el 50 aniversario del levantamiento de Budapest contra el dominio soviético”.

Efectivamente, en junio de 1956, va a operarse un giro importante en Hungría (ver la cronología). Nos parece útil, con ocasión de la utilización de esta “conmemoración”, recordar los rasgos más importantes de esta “revolución” y las reacciones de las fuerzas políticas de izquierda en Suiza (red).

Octubre 1956: la revolución húngara estalla. Leslie Bain, uno de los raros periodistas occidentales que conoce el país, su lengua, y que estuvo presente en Hungría en 1956, escribía en 1960: “En la historia reciente ningún acontecimiento ha sido sometido a tantas mentiras, ni ha sido tan deformado y mancillado como la Revolución húngara” [1].

Leslie Bain señala que los aparatos de propaganda existentes –tanto en el Oeste y como en el Este- durante la Guerra fría funcionaban de un modo análogo. Para los primeros, se trataba de una estricta revuelta nacionalista contra la dictadura comunista; para los segundos, de un complot reaccionario.

Una nueva democracia

Uno de los rasgos característicos de esta revolución –la aspiración por un nuevo orden social y democrático- es cuidadosamente ignorado. El examen de la prensa de Suiza en francés, en 1956, confirma esta apreciación, con una notable excepción.

Cincuenta años más tarde, el estudio de la Revolución húngara es facilitado por los trabajos del Instituto para la Historia de la Revolución Húngara de 1956, de Budapest.

Su primera síntesis de 1991 fue enriquecida con vistas a una versión inglesa publicada en 1996: The Hungarian Revolution of 1956. Reform, Revolt and Repression 1953-1963[2].

Allí se puede leer: “La idea de una democracia revolucionaria, como se la calificaba en aquella época, no estaba en ninguna medida limitada a la formación de un multipartidismo gubernamental y a la aparición de partidos políticos en la esfera de los asuntos públicos. El establecimiento de instituciones de democracia en la base en las empresas y en las localidades tenía un lugar no menos importante entre los objetivos de la Revolución… Desde los primeros días de la Revolución, los consejos obreros eran políticamente importantes y constituían también instrumentos de elaboración de programas sociopolíticos. Durante los “combates de retaguardia” (tras la segunda intervención soviética) en noviembre y diciembre, los consejos eran casi los únicos centros de resistencia… Uno de los elementos importantes del pensamiento y de la acción políticas en 1956 era la relación entre la democracia en la base y el sistema parlamentario, la cooperación de los consejos de fábrica y de comités locales con los órganos gubernamentales y el Partido a escala nacional…)”[3].

Así surge la posibilidad de una “tercera vía” institucional, social y económica, entre capitalismo y estalinismo. Ciertamente, estos desarrollos habrían encontrado numerosas encrucijadas con el tiempo. Pero, en 1956, este posible fue destruido. Los defensores de un socialismo democrático y autogestionario no percibieron la amplitud de esta derrota a escala histórica.

Pondremos, aquí, el acento en esta dimensión de “democracia revolucionaria”. De una parte, porque permanece aún desconocida. De otra parte, porque los acontecimientos internacionales (crisis de Suez) o el papel de las “fuerzas fascistas” han sido objeto de numerosos estudios que demuestran su impacto nulo sobre la dinámica social específica de esta insurrección a escala de un país.

Una oposición semioficial

Un tal movimiento de autoorganización necesita una maduración social, política, cultural y el descrédito agudo de los órganos de poder oficiales, autocráticos.

En marzo de 1955, Imre Nagy (1896, ejecutado el 18 de junio de 1958), colocado en el poder en 1953 para evitar una crisis, es dimitido de sus funciones y atacado por Rakosi, nuevo jefe del gobierno y secretario general del Partido. Un grupo, poco organizado, de escritores, periodistas, miembros del PC se forma alrededor de Nagy.

Por primera vez en un país del Este existe una oposición duradera en el seno y al margen de las estructuras oficiales. Será vista por la “opinión pública” como una solución de recambio al poder. Las movilizaciones futuras dispondrán de un objetivo político unificador: la vuelta de Nagy al poder.

En la prensa suiza en francés, que se reclama de izquierdas, hay dos miradas sobre esta situación.

Una, en Le Peuple, órgano del Partido Socialista. Jules Humbert-Droz [4] analiza en él las razones de la caída de Nagy: “… el gobierno de Imre Nagy había atacado vivamente el régimen policíaco de Rakosi, liberado de prisión y de los campos de concentración a decenas de miles de obreros comunistas y socialistas…” (17 de marzo de 1955). El 7 de julio de 1955, la apreciación es más global: “Los arrestos, las condenas, los cambios de jefe de gobierno que se producen en las regiones comunistas del Este de Europa no son más que un reflejo de estas luchas de las masas trabajadoras por su libertad y su bienestar”.

La otra, en La Voix ouvrière, órgano del Partido suizo del trabajo –POP: “Las desviaciones de derechas del camarada Imre Nagy se han manifestado en la subestimación y la negación de las magníficas victorias conseguidas por el Partido, acalladas por él regularmente… Las concepciones derechistas han podido hacerse peligrosas para nuestro partido y nuestro estado, no solo porque el camarada Imre Nagy sostenía las concepciones antimarxistas en sus discursos y sus artículos, sino porque era su portavoz” (18 de marzo de 1955).

La capa de plomo de la “normalización” parece entonces haber vuelto a caer; sin embargo los desafíos al régimen de Rakosi continúan en 1955.

La “primavera de Budapest”…

En 1956 estalla la “primavera de Budapest”. Desde marzo, se multiplican los rumores sobre el “informe secreto” hecho por Krutchov en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Krutchov había expuesto en él una parte de los “crímenes de Stalin”.

Dos minas se encuentran, a partir de ahí, colocadas bajo los pies de Rakosi. El acercamiento entre Krutchov y Tito, en 1955, levanta toda validez a los procesos que realizó en 1949 contra miembros prestigiosos del Partido, como Lazlo Rajk. ¡Las “desviaciones titistas” le habían servido de principal acusación!. Luego, el reconocimiento de los “crímenes de Stalin” remite a la represión llevada a cabo por el PC húngaro desde 1947-1948.

La reivindicación de la rehabilitación de Lazlo Rajk –lanzada en una reunión pública, el 27 de junio de 1956, por su viuda, Julia Rajk- desembocará en la primera gigantesca manifestación pública de oposición en la Hungría de postguerra: el entierro oficial de Rajk, el 6 de octubre de 1956.

Desde marzo y sobre todo desde junio de 1956, intelectuales, escritores, miembros del Partido animan un debate público a través de las reuniones del Círculo Petofi. El 27 de junio, serán unas 6.000 personas las que participarán en un debate del Circulo sobre el tema de la prensa. Se dan charlas en las fábricas. ¡Se afirma en el país un “segundo centro político”, como denuncia la dirección del Partido único!.

El 28 de junio de 1956, en Poznan, en Polonia, estalla una revuelta obrera, duramente reprimida. Se convertirá en un signo de adhesión en Hungría.

Matyas Rakosi (1892-1970) intentará utilizar la represión del levantamiento de Poznan para lanzar una ola de represión en Hungría. Se establece una lista de 400 “elementos opositores” . Pero la cota de alerta es alcanzada. Para intentar evitar una crisis abierta, Suslov y Mikoyan, enviados del PCUS, deciden el reemplazo de Rakosi por Erno Gero (1898-1980), su brazo derecho, y procuran el ascenso de un dirigente que queda en reserva, Janos Kadar (1912-1989). Este lifting no bastará.

Un movimiento independiente

El 16 de octubre se crea una organización independiente de masas de estudiantes, la MEFESZ (Liga de las asociaciones de estudiantes de las universidades e institutos húngaros). Aparece pues en la escena pública un movimiento de masas independiente de las estructuras del Partido-estado, con su propio periódico. Bill Lomax subraya sus implicaciones: “El movimiento de oposición que ha pasado… de los escritores a los organizadores del Círculo Petofi va a caer en las manos de los estudiantes”. [5].

La plataforma de la MEFESZ contiene reivindicaciones clave. Una nueva dirección del partido, un gobierno dirigido por Nagy, nuevas elecciones, una nueva política económica, el ajuste de las normas de trabajo en las fábricas y la autonomía de las organizaciones obreras, la revisión de los procesos y la amnistía, la libertad de la prensa. El multipartidismo y la retirada de las tropas soviéticas estacionadas en Hungría se añaden a la lista, en asambleas organizadas en todo el país.

El 22 de octubre, los estudiantes llaman a una gran manifestación para el 23. ¡Va a unir a todos los sectores de la sociedad, hasta a soldados!. A las nueve de la tarde, ante el Parlamento, Nagy se dirige a la multitud. Pide a los manifestantes volver a su casa y promete hacer todo lo posible… ¡para aplicar su programa de 1953!. Nagy permanece convencido de que todo debe ser resuelto en el marco del partido, a la vez que debe ir tomando, en cada ocasión con retraso, de la existencia de un impulso popular impetuoso. La frustración de los manifestantes, tras este discurso, es grande. La consigna “Ahora o nunca” es ampliamente retomada. Algunos manifestantes, con la ayuda de camiones, derriban la colosal estatua de Stalin… dejando un par de botas en su zócalo. Los demás quieren entrar en la casa de la radio para difundir la plataforma de los estudiantes. Las fuerzas de seguridad disparan sobre la multitud.

El enfrentamiento militar comienza. Algunos soldados han dado sus armas y otras han sido requisadas en los cuarteles, sin demasiadas dificultades. La huelga general se extiende por todo el país.

La dirección del Partido y del ejército, insegura del comportamiento de las tropas húngaras, demandó la intervención de las tropas soviéticas. Mientras que un “mundo se hunde”, la dirección del partido se reúne … y Nagy intenta aún soluciones en ese marco. No es sino al mediodía, el 24 de octubre, cuando anuncia que la ley marcial no será aplicada inmediatamente y reclama el depósito de las armas…

La fuerza insurreccional

Pero el movimiento de masas adquiere su propia dinámica. “Los combatientes estaban literalmente dispuestos a combatir hasta la muerte. Es probablemente la principal razón por la que la dirección política no pudo imponer un compromiso y no logró, con reformas parciales, restaurar el orden. La otra razón decisiva residía en el movimiento revolucionario desde abajo, en la autoorganización del pueblo a todos los niveles” [6].

Desde el 24 al 28 de octubre, el ejército soviético no pudo imponer su orden. Al comienzo tienen lugar escenas de confraternización. Pero el 25 de octubre, ante el Parlamento, tiene lugar un tiroteo que produce numerosos muertos. Es el giro. Durante 4 días, los combates son violentos. Las tropas “insurrectas” reunen 15.000 personas como máximo. La insurrección se extiende a todo el país alrededor de reivindicaciones socioeconómicas, democráticas y de independencia nacional frente a los soviéticos. El 28 de octubre, ante la amplitud de la resistencia armada y civil, se decide la retirada de las tropas soviéticas, insuficientes para imponerse. Apariencia engañosa de una victoria. Hoy se sabe que la decisión era del orden táctico, tomada de acuerdo con Kadar. A partir del 27 de octubre Nagy toma la cabeza de un nuevo gobierno, aún en desfase con el levantamiento de la sociedad.

La dinámica de la revolución de este fin de octubre no se transparenta en las editoriales de la prensa examinada. En Le Peuple, Lucien de Dardel, redactor en jefe, escribe: “Ni siquiera la entrada numerosa de no comunistas (cuando no de anticomunistas) en el gobierno Nagy significa que Hungría esté ya en un estadio que supere el de la Yugoeslavia de Tito. Si la continuación de los acontecimientos se mantiene en el espíritu de la revolución, es hacia un verdadero régimen democrático y parlamentario hacia lo que marcha Hungría, incluso quizá a un verdadero socialismo democrático del tipo occidental” (30 de octubre). G. Rigassi, en La Gazette de Lausanne, subraya: “Los levantamientos de Polonia y de Hungría significan el fracaso del “colonialismo” soviético y este fracaso es debido, en gran parte, al papel jugado por la juventud…” (27/28 de octubre). Jean Vincent, en La Voix Ouvrière, busca “el error” que justifique todo: “Es preciso que hayan sido cometidas faltas muy grandes, faltas capitales, en todos los terrenos, económico, político, moral también (sí, moral…) para que la intervención del ejército soviético haya sido juzgada necesaria en Hungría” (30 de octubre).

En la encrucijada

Del 28 de octubre al 4 de noviembre, fecha de la segunda intervención soviética, se destacan cuatro elementos.

1º. El 31 de octubre, comienza la centralización de los consejos obreros. Las reivindicaciones son claras: las empresas pertenecen a los trabajadores; el Consejo es el órgano de control, democráticamente elegido; el director es elegido; salarios, métodos de trabajo, contratos con el extranjero (URSS) deben ser sometidos al Consejo; contratación y despidos son de su competencia; la utilización de las ganancias debe ser decidida por el Consejo[7]. Este programa traduce una visión de sociedad poco conforme con la idea de una vuelta al régimen de antes de la guerra. La unión entre los consejos obreros y los comités revolucionarios locales se hace más estrecha. En su lenguaje, una nota publicada por La Gazette de Lausanne expresa el estado de espíritu: “Estos comités revolucionarios desean una liberalización del régimen y demandan que Hungría prosiga una política comunista” (29 de octubre).

2º. El centro de gravedad del poder oficial pasa claramente del Partido al nuevo gobierno de Nagy. Las negociaciones entre Nagy y los consejos, un poco escépticos, avanzan para poner fin a la huelga y consolidar la situación.

3º. Janos Kadar pone en pie un nuevo partido, calificado de anti estalinista, el MSZMP (Partido socialista de los trabajadores húngaros). Debe servir de relevo para la instauración de un nuevo poder, una vez “restablecido el orden” por el ejército soviético.

4º. El gobierno Nagy pide el reconocimiento de una Hungría neutral; una reivindicación cuyo eco en Hungría será grande. La “comunidad internacional” se hace la sorda…

Romper los consejos

Desde el 4 de noviembre, frente a la segunda intervención militar soviética, la población recurre a una huelga general, ciertamente la más completa y unida conocida hasta entonces en la historia. La resistencia militar, apoyándose ante todo en la juventud de los barrios obreros, dura unos seis días.

La Coordinadora de los consejos se convierte en el centro de resistencia. Desde el 12 de noviembre, una estructura oficial centralizada funciona como contrapoder, con sus boletines y sus panfletos. Las reivindicaciones prioritarias son las siguientes: retirada inmediata de las tropas soviéticas; libertad de prensa; control sobre la policía y el ejército para impedir la infiltración de los agentes de la AVH (policía política); amnistía para los civiles y los militares que hayan participado en la insurrección.

La representatividad del Comité central de los consejos del Gran Budapest (KMT) es tal que Kadar, llegado en los furgones del ejército soviético, debe negociar con él. Tiene lugar un encuentro, los días 14-15 de noviembre. Entre los temas discutidos: la extensión de un sistema de consejos a escala nacional, el derecho a la huelga y la retirada de las tropas soviéticas. A la primera reivindicación, Kadar ha respondido “que nada igual existía en ninguna otra parte y que tal estructura era superflua en una democracia popular”[8].

Los delegados de los consejos se mantienen firmes en su posición. La represión se hace entonces el arma prioritaria de la burocracia. El 27 de noviembre de 1956, en una circular, la dirección del KMT indica el objetivo central del momento: “Las empresas están en nuestras manos, las manos de los consejos de trabajadores. El gobierno lo sabe y quiere, ante todo, terminar con eso”[9]. El arresto de los dirigentes más representativos del KMT provocará la huelga general desde los días 11-12 de diciembre. La represión se endurece. El 5 de enero de 1957, los que se niegan a trabajar o “provocan huelgas” son susceptibles de la pena de muerte… La ola de refugiados llegará a unas 200.000 personas.

La historia en la punta de la pluma

El 23 de noviembre de 1956, en primera página de La Voix ouvrière, se le da la palabra a Kadar: “La confusión de la situación venía de que la gente que era arrastrada a las manifestaciones no estaba contra el socialismo, el sentido del socialismo, mientras que en los hechos, la orientación del movimiento era manifiestamente contrarrevolucionaria. Los contrarrevolucionarios, que estaban detrás del movimiento, maniobraban con gran habilidad . Nunca quizás una contrarrevolución ha sido intentado con tanto tino…”. Las “explicaciones” de Kadar rivalizan con las proporcionadas por Jean Vincent en La Voix ouvrière durante estos meses trágicos. Se las encuentra aún… en 1986 para justificar la intervención: “Muy rápidamente, fueron hombres como el cardenal Mindszenty y antiguos discípulos de Horthy quienes imprimieron a los motines una orientación cualquier cosa menos democrática, con la ayuda activa de unos 3.500 criminales de guerra salidos de la cárcel” (VO-Realités, 30 octubre-5 noviembre de 1986).

La Gazette de Lausanne ofrecerá su balance de la revolución húngara, bajo la pluma de Georges Rigassi: “Si el pueblo húngaro ha reaccionado de forma tan espontánea y tan unánime contra la opresión soviética, es que, creemos, ha querido ligarse a la historia de la cristiandad para salvar su integridad espiritual; ha querido retomar la posesión de la tradición de libertad y de respeto de la persona humana que comparte con la Europa occidental y que el marxismo le había hurtado” (12/13 de enero de 1956).

En Le Peuple, solo Humbert-Droz manifiesta una comprensión que rompe con la de los demás redactores. El 13 de diciembre de 1956, en la primera página, escribe: “El Consejo central de los obreros habiendo proclamado de nuevo la huelga general tras una implacable rechazo del gobierno a aceptar las reivindicaciones legítimas de los trabajadores, Kadar decidió disolver y prohibir los consejos obreros. Es contra ellos contra los que las fuerzas armadas combinadas de la policía húngara y de las tropas de ocupación rusas dirigen su feroz represión tras haber proclamado la ley marcial. Los consejos obreros han jugado, en el desarrollo de los acontecimientos de Hungría, un papel esencial… Durante estas siete semanas de combate, han formulado reivindicaciones cuyo carácter era claramente revolucionario. En el levantamiento espontáneo y a menudo desordenado del pueblo, han sido, con los estudiantes y los intelectuales, el elemento consciente que orienta al movimiento de masas hacia objetivos precisos; han jugado el papel que los soviets habían jugado al comienzo de la revolución rusa. Si el gobierno Nagy, primero, y luego el gobierno Kadar, hubieran querido apoyarse en la clase obrera y ganar su confianza, habrían tenido que basar su poder sobre los consejos obreros. Las ocasiones de hacerlo no han faltado… Los consejos obreros han intentado hacer del gobierno el portavoz de sus intereses. Son esos gobiernos los que se han negado… La burocracia es incapaz de destruir ella misma sus privilegios y transformar el régimen por arriba”.

Traducción: Alberto Nadal


Hungría 1956. Cronología

1953

– Marzo: muerte de Stalin.

– Julio: Imre Nagy, primer ministro, inicia su “Nuevo curso”. Mathias Rakosi, primer ministro desde 1952, permanece como primer secretario del Partido (MDP-Partido obrero húngaro).

1954

– Marzo: comienzo de liberación de presos comunistas y socialistas.

– Diciembre: oposición abierta de Rakosi a la política de Nagy

1955

– Marzo-abril: el Comité central del Partido denuncia el “curso derechista” de Nagy; se le dimite de todas sus funciones.

– Mayo: Hungría participa en la creación del Pacto de Varsovia. Krutchov, en Belgrado, reanuda las relaciones con Tito.

– Octubre: la dirección de la Asociación de escritores dimite en bloque para protestar contra la censura.

1956

– Febrero: XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética.

– Marzo: primera reunión pública del círculo Petofi (poeta y héroe nacional de la lucha por la independencia húngara, 1823-1849).

– 27 de junio: Julia Rajk exige la rehabilitación de su marido, Lazlo Rajk, ejecutado en 1949, y la condena de sus asesinos.

– 28 de junio: levantamiento de los obreros de Poznan (Polonia).

– 17 de julio: por orden de Moscú, Rakosi es reemplazado por Erno Gero. Janos Kadar entre en el Buró Político del partido.

– Septiembre: oposición abierta al partido del Congreso anual de escritores.

– 6 de octubre: 200.000 personas en el entierro de Lazlo Rajk.

– 14 de octubre: Nagy es reintegrado en el partido.

– 16 de octubre: creación de una nueva organización estudiantil (MEFESZ).

– 23 de octubre: gran manifestación popular en Budapest.

– 24 de octubre: Nagy nombrado primer ministro. Los primeros consejos obreros se forman.

– 25 de octubre: estallan enfrentamientos armados entre “insurrectos”, fuerzas de seguridad húngaras (el AVH- Oficina de la seguridad del Estado, que ha sucedido a la AVO) y tropas soviéticas. Kadar reemplaza a Gero en la secretaría del Partido.

– 27 de octubre: Nagy anuncia un nuevo gobierno.

– 28 de octubre: Nagy anuncia en la radio que las tropas soviéticas se retirarán.

– 29 de octubre: el embajador americano, Bohlem, hace saber a Moscú que considera a Hungría como fuerza del campo de intereses de los USA. Ataque israelí contra Egipto; apertura de la crisis de Suez.

– 30 de octubre: grupos armados quieren apoderarse de la sede del Partido.24 defensores del edificio serán asesinados y linchados; la dirección de la insurrección se opone a estas prácticas. Nagy anuncia la formación de un gobierno sobre la base de la coalición pluripartidista de 1945.

– 31 de octubre: se contempla la salida de Hungría del Pacto de Varsovia. El cardenal Mindszenty es liberado.

– 1 de noviembre: Kadar proclama la formación de un nuevo partido: el Partido Socialista de los Trabajadores Húngaros (MSZMP); luego parte para Moscú.

– 2 de noviembre: el gobierno Nagy protesta contra los movimientos de tropas soviéticas y pide a Dag Hammarskjold, secretario general de la ONU, que juegue el papel de mediador.

– 3 de noviembre: nuevo gobierno Nagy.

– 4 de noviembre: las tropas soviéticas atacan Budapest. Anuncio en la radio de la formación de un nuevo gobierno Kadar. Nagy se refugia en la embajada de Yugoslavia.

– 4-11 de Noviembre: resistencia armada.

– 12 de noviembre: creación formal del Consejo central obrero de Budapest (KMT), recibido el 14 por Kadar para negociar.

– 22 de noviembre: Nagy es deportado a Rumania.

– 23 de noviembre: durante una hora, toda la población permanece en su casa para conmemorar el 23 de octubre.

– 4 de diciembre: comienzo de las oleadas de detenciones de intelectuales y obreros.

– 8 de diciembre: contra la represión, llamamiento por el Consejo nacional de los trabajadores de una huelga de 48 horas y llamamiento a una huelga internacional de solidaridad.

– Desde el 11 de diciembre: ley marcial, prohibición de los consejos, etc.

– 16 de diciembre: primeras condenas a muerte. La represión continuará durante el año 1957.

1958

– 17 de junio: comunicado del Ministerio de Justicia sobre la ejecución de Imre Nagy.


[1] Leslie Bain, The Reluctant Satellites, Macmillan, 1960, p. 97.

[2] The Hungarian Revolution of 1956. Reform, Revolt and Repression 1953-1963, Edited by György Litván, Longman,1996, 221 p.

[3] Ibid. pp. 74 et 75.

[4] Jules Humbert-Droz, antiguo miembro del Partido Comunista Suizo y de la Internacional Comunista; entra tras 1943 en el Partido socialista y se convierte en 1947 en secretario nacional del Partido socialista suizo (PSS).

[5] Bill Lomax, Hungary 1956, Allison & Busby, 1976, p. 46.

[6] György Litván, op. cit., p. 65.

[7] Jean-Jacques Marie et Balazs Nagy, Pologne-Hongrie 1956, EDI, Paris, 1966, pp. 203-204.

[8] György Litván, op. cit., p. 110.

[9] György Litván, op. cit., p. 111.

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